| Fruto prohibido |

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Axel Cross Meses atrás… Estoy molesto, cabreado, y furioso, podría en este instante tomar a alguien con mis manos, y aniquilarlo por completo. Lanzo los papeles de divorcio, indignado al ver la burla que me hizo Monique, esperaba que esta vez, firmara finalmente, pero lo que hizo fue escribir: “En tus putos sueños” desde hace años estoy pidiéndole que nos divorciemos, pero se niega a dármelo…nunca fuimos una pareja feliz y fui obligado a desposarla cuando salió embarazada, pues, no podría dejarla ¿Qué clase de hombre soy? Bueno, dicen que soy el peor. Tomo las llaves de mi Aston Martin color verde, para irme refunfuñando a encontrarme con un viejo amigo. Manejo a toda velocidad, provocando el sonido del motor acelerando con sus caballos de fuerza, mientras aprieto mis manos en el volante, pensando que Monique ha sido mi pesadilla desde hace mucho tiempo. Llego al bar indicado, y camino hacia la barra, pidiéndome un Bourbon, mismo que pasa con ardor en mi garganta. ─Te ves tan deprimente ─comenta, Connor Miller, también un ex Ministro del SAMC, solo que, él, no huyó de esa organización como lo hice yo. Él, se ríe, palmeándome la espalda. Me da pesar, su hija falleció hace poco, aunque, pocos creen eso, incluyéndome. «Las malas lenguas dicen que ella traicionó al gobierno, escapándose con el líder de la mafia italiana» pienso, mirándole. ─Monique me tiene las pelotas arrugadas ─gruño, pidiéndole un Bourbon a mi amigo. ─Lleva el caso a juicio, no tendrá escapatoria y tendrá que darte el divorcio ─propone. ─Y que ella se quede con todo, ni hablar. Me tiene amenazado con eso, además de que dejé de estar presente en la vida de los mellizos cuando cumplieron su mayoría de edad, no pensaba seguir viviendo esa farsa, no amo ni nunca amé a Monique, me obligaron a casarme con ella con apenas dieciséis años ─suelto, golpeando la barra. ─Veo la cosa complicada, esa mujer te ama con locura, para estar con alguien como tú ─declara, burlándose de mí. ─¿Aún sigo en la boca de todos? ─Cuestiono, cambiando de tema y encarándole, mientras alzo mi ceja. ─Abandonaste el SAMC, sin ninguna razón aparente, luego de que te ascendieron de rango ─declara, vacío el vaso con licor, golpeando la base en la barra─. Piensan que enloqueciste o solo usabas al SAMC de pasatiempo, al ser un millonario aburrido ─agrega, llamando mi atención. ─Estoy enloqueciendo con Monique ─gruño. Connor, se ríe, bebiendo de su bourbon. ─Sé de un lugar que te ayudará a relajarte ─menciona, llevándome a mirarle. ─No estoy para puteríos. ─No es un puterío, es algo más exclusivo, toma tu abrigo ─reitera, dejando un billete en la barra para levantarse. Arrugo mi entrecejo, siguiéndole. Todo es mejor que estar cerca de mi esposa. ** Levanto la vista, observando el hotel lujoso, una vieja con joyas brillantes en su cuello, y acento ruso, nos habla animadamente. ¿A dónde carajos me trajo Miller? Me cuestiono, reacio. ─Muéstrale el catálogo ─pide, Connor, hacia la anciana. Llamada: Ruperta Genova. ─¿Qué es esto, Miller? ─Inquiero, bajando la mirada a la Tablet que sostiene la anciana con las chicas. ─Tranquilo, es un lugar exclusivo, para personas como nosotros, unos incomprendidos en el amor ─menciona, con sarcasmo. Resoplo, viendo el área VIP, de las chicas. Aprieto mi cejo, deteniéndola al ver a una chica de cabello corto azabache y unos ojos verdes. ─Ella…no es para relaciones sexuales ─acota, la señora. ─Entonces, la quiero a ella, no estoy para pagar por una puta ─señalo, apretando mis manos. ─Excelente elección, señor…disculpe, aquí no se tiene que preocupar por su identidad, firman un contrato de confidencialidad ─menciona, invitándonos a seguirla─. Y el señor Miller, me comentó que usted es alguien muy importante ─agrega, mi pecho se infla, sé el rango que me he ganado y toda la fortuna que amanso, que me lo recuerden, solo me llena el maldito ego que tengo. Miller, o debería llamarle: “el idiota de mi amigo” me deja a solas, y me indican una suite. Camino hacia ella, acomodando el efectivo que retiré dentro de mi abrigo. Empujo la puerta, aún con los sentimientos de enojo hirviendo en mí, y ahora me arrepiento de escoger a una "no follable” ya que, en este momento, quisiera desquitarme, follándomela hasta que no pueda más…qué desperdicio. Empujo la puerta, vislumbrando a una hermosa chica, con curvas y con una obvia peluca…¿De qué color será su cabello? ¿Castaño, rubio? Me cuestiono, mientras disimulo, sirviéndome un poco de Bourbon, tengo que controlar mis instintos. No esperaba que se viera igual de atractiva que en la foto. «Maldición, me está observando» Me quito el abrigo, encarándola, y tiene unos ojos esmeraldas que hacen palpitar la polla. ** Salgo de la suite, con el corazón palpitando con fuerza y mi erección dolorosa, contra mi pantalón. Necesito deshacerme de ella lo antes posible «¿Cómo el solo hecho de que bailara me excitó de esta manera?» me cuestiono y, en el pasillo, me encuentro con un botones, lo tomo del cuello de su traje, estrellándolo contra la pared, el pobre, me mira con miedo. ─Dame una puta habitación, antes de que te mande a darle saludos a tus parientes difuntos ─amenazo, él, saca una llave, temblando. Le doy unos billetes, soltándolo─. Vigila la puerta, no estaré mucho tiempo ─agrego, abriendo la puerta a la que él se dirigía a dejar un equipaje. Entro a la habitación, me quito el abrigo y bajo la cremallera de mi pantalón, liberando mi polla pesada y palpitante, comienzo a estimularme, recordando cómo la chica se movía para mí. «Podría ser tu hija, se veía joven» pienso de repente, pero, mando al demonio el pensamiento, explotando mi placer en mi mano a borbotones junto a un gruñido de placer. Clavo mis ojos en la nada, con mi respiración acelerada, pensando que tengo que moler a golpes a mi amigo por hacerme esto, lo que provocó es que…quedara más enojado que antes. ** Actualidad… Reviso nuevamente, los mensajes de Monique, insistiéndome que asista a conocer a la noviecita de Ciro. Resoplo, suavizándome las sienes. Escucho de repente, el golpeteo del marco de mi oficina. ─Señor Cross, su esposa sigue llamando y… ─Desvíe todas las llamadas, Jones, no quiero escuchar su maldita voz, a menos que quiera darme el puto divorcio ─interrumpo tajante. ─Es sobre eso, señor, comentó que le indicará que: “Lo pensará” solo si se aparece hoy en la reunión ─comenta, llamando mi atención, arrugo mi entrecejo «debe de ser una trampa» pienso. Me levanto de la silla, tomando una bocanada de aire, y coloco mis ojos en los de mi asistente. ─Hoy no estaré disponible ─anuncio, caminando hacia la puerta. ─Señor, ¿le aviso que…? ─No, no lo hagas, llegaré de sorpresa ─declaro, ella, asiente acomodándose los lentes. Abandono el edificio que lleva mi apellido. Decido cambiarme el traje, por una ropa más cómoda, y me dirijo al lugar que alguna vez fue mi hogar, y mi tormento. ** Cruzo la puerta trasera del jardín, luego de parquear el auto. Levanto la mirada, observando a lo lejos a mi hijo, con una chica rubia sujeta de su mano, su rostro se me hace familiar de alguna manera, pero, cada que me acerco más, veo mejor esos ojos esmeraldas, que hace unos meses me dejaron con una erección dolorosa. «Esto no puede estar ocurriendo, ¿es ella?» Trago con dificultad, y decido dar una fingida frase, realmente me importaba un bledo el conocer a la novia de mi hijo, él, es como yo; solo las usa y las desechas, si es que no lo usan a él por su dinero. Solo vine por la posible oportunidad de recibir el divorcio, y me encuentro con este apetitoso monumento que me mira como un gatito asustado, que suelta la mano de Ciro en cuanto hablo. No dejo de verla…¿Quién carajos eres? Me cuestiono, mirándola, tiene unos pechos deliciosos que se le sobresalen del vestido. Aclaro mi garganta, tratando de quitarme de encima a Monique. «Pequeña, no te incumbe, meterte en la familia Cross» pienso, clavando mis ojos en los de ella. Ciro, se acerca con ella, hacia mí. ─Padre, te quiero presentar a mi novia; se llama Eva Grey y estudia conmigo, es la mejor de la facultad de derecho ─anuncia, Ciro, llamando mi atención…con que te llamas así. «¿Eva, querrás morder la fruta prohibida?» Le ofrezco mi mano, y ella, la mira dudosa, se denota muy nerviosa, cosa que me parece excitante─. Eva, él es, mi… ─Soy Axel Cross, un gusto conocerte ─interrumpo, terminando de tomar su mano, al hacerlo, la siento caliente, podría jurar que está sudando «¿Por qué tan nerviosa, pequeña?» Me cuestiono, detallándola con mi mirada. ─El gusto es mío ─murmura, y sí, es la chica que pensaba…maldición y mil mierdas. Mi corazón quiere palpitar al mismo ritmo que mi falo. Escucho de repente, la risa de Monique, que me provoca dolor de cabeza. ─¿La mejor de la clase? ¿Qué es esto: “Legalmente rubia”? ─Se burla, incomodando a Eva, quien aparta la mano de mí. ─Necesito ir al baño, disculpen ─anuncia, huyendo de nosotros, Ciro, la sigue para acompañarla, como un perro faldero. Admiro el cuerpo de la chica, sí, en definitiva, es ella…la chica que bailó para mí. ─Me alegra verte de nuevo, amor ─dice, Monique, acariciando mi brazo, seguramente, quiere que la folle en el desván. Quito su mano de encima de mí, frunciendo mis labios. Cara, camina hacia mí, de brazos cruzados. Ella, es la única que entiende que no quiero a su madre y he vivido en una infelicidad eterna. ─Hola, papá ─menciona, la abrazo, besando su coronilla. ─Hola, mi chiquita ─digo, viendo una sonrisa en su rostro. ─Tu hija te extraña, yo te extraño ─suelta, Monique. ─Ni lo pienses, Monique ¿Acaso no te cansas de todos los cuernos que te puse? ¿Y mis rechazos? Basta, y vine por mi maldito divorcio, me vale un pepino conocer a la novia de Ciro ─espeto, encarándola. ─Madre, firma, por favor, valórate un poco ─dice, Clara. ─Tú no te metas, mocosa mal agradecida ─gruñe, Monique, mostrando su verdadera cara. Demostrando que fue la mujer que me ató a ella por un embarazo, arruinando mi juventud y libertad. «No debí de follarme a la intensa hija de un político importante» pienso. Clara, farfulla, rodando los ojos para meterse en la casa. ─¿Ahora le hablas así a nuestra hija? ─Cuestiono, encarándola. Monique, resopla. ─¿Qué, ahora te importan? ─Siempre me han importado, son mis hijos y agradezco que hayan salido inteligentes como yo, y no idiotas como tú. Que no te das cuenta que no te amo y nunca lo haré, Monique, dame el divorcio o de verdad tendré que llevarte a juicio ─advierto, cansado de ella. Ella, sonríe, relamiéndose los labios. ─Si me llevas a juicio, te quitaré todo, mi padre me ayudará a joderte la vida, Axel Cross, date cuenta que soy la mujer de tus sueños, te di a unos hermosos hijos, y siempre estoy dispuesta a darte placer, no querrás…perder todo ¿Cierto, amor? ─Suelta, con su veneno inyectado, para posar su mano en mi entrepierna, apretando mi polla. Siento el odio invadirme de solo escucharla. La sostengo del cuello y ella, no tiembla ni un poco, es una sádica obsesionada conmigo. ─Te aborrezco ─gruño. ─Fóllame, Axel, y recordarás cómo te hago sentir ─suelta, con dificultad. ─Señora Cross…la comida está servida ─anuncia, el mayordomo, interrumpiéndonos. Le suelto y ella, tose, acomodándose el vestido. La miro con furia, mi respiración está alterada. ─Gracias, Ben, ya vamos ─dice, Monique, con una sonrisa, se acerca a mí─. Hasta que la muerte nos separe, cariño ─murmura, en mis labios, besándome. La aparto y ella, relame sus labios. La veo, caminar hacia el interior de la mansión. Sostengo mi cabello, con furia. ** Eva Grey Me miro al espejo con mis latidos golpeando con fuerza. «Me reconoció, arruinará todo, estoy acaba» pienso, temblando, por un ataque de ansiedad. ¿Cómo es posible que, él sea el padre de Ciro? ¿Acaso el mundo es un pañuelo? Me cuestiono, cerrando los ojos con fuerza. Escucho el golpeteo de la puerta, sobresaltándome. ─Eva ¿estás bien? ─Pregunta, Ciro. ─Sí…en un momento…salgo ─digo, preguntándome cómo escaparé ahora. ─Te espero en la mesa ─anuncia. ─Gracias, cariño ─Trago con dificultad, escuchando sus pasos alejarse. Si se sabe mi secreto, de lo que trabajo y el por qué lo hago…me arruinarán por completo. Ciro me va a odiar, perderé toda oportunidad de ser feliz y más si piensa que me cogí a su papá. «¿Por qué me sucede esto a mí?» Miro al techo, tratando de calmarme. Fingiré demencia, sí, eso es lo que tengo que hacer, ignorarlo, seguramente estoy haciéndome una película y él, ni me reconoció. Esbozo una sonrisa fingida en el espejo, retocándome el maquillaje para salir del baño. Camino por el inmenso pasillo, buscando el comedor, trato de guiarme por el ruido, pero, unas fotografías llaman mi atención. Me acerco, mirando con más detalle, y puedo ver al señor…Cross, más joven, sosteniendo a los mellizos…era muy joven, ambos, Monique, se veía muy tierna. Luego, veo una foto de Ciro, graduándose de la preparatoria, con su lindo ramillete. Sonrío sacando mi celular para tomarle una foto y quedármela de recuerdo. ─¿Qué mierdas haces aquí? ─Gruñe, de repente en mi cuello, aquella voz gruesa que me eriza la piel de inmediato, es…Axel Cross. El celular se resbala de mis manos, cayendo a mis pies. Hago ademán de girarme, pero, esta persona, toma mis muñecas, apoyando mis palmas con fuerza en la pared, y pega su cuerpo de mi espalda, acorralándome. El calor me invade, al sentir su torso duro y caliente, inesperadamente, el perfume que llega a mí, me hace recordar a hacer unos meses en la suite... ─¿Qué creíste, que no reconocería ese delicioso trasero? ¿A qué viniste, pequeña? Cometiste un grave error ─manifiesta, mientras mi corazón quiere paralizarse por sus latidos incesantes. Separo mis labios, respirando con dificultad. ─Yo… ─Mis palabras se cortan, cuando siento sus labios en mi cuello. Abro los ojos con sobresalto «¡¿Pero qué demonios está ocurriendo?!» exclamo en mi interior.
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