Capítulo 04 | Sed de Venganza |

1792
El camino se hace largo, con preguntas de Halsey. Que aún se me imposibilitan responder. Aprieto el volante, direccionándolo en una curva para entrar a la inmensa villa de mi padre, de los Miller, que grita opulencia y régimen. ─¿Tengo un papá? ─Cuestiona la pequeña. Esbozo una sonrisa apretada, por supuesto que tiene, solo que, no sé cuál de los dos es. ─Claro, solo que…no está presente en nuestras vidas ─digo, esperando que la etapa de las preguntas, pase con rapidez. ─¿Por qué no? ¿Acaso no me quiere? ─Pregunta. Llamando mi atención. ─¿Quién no querría a una hermosa chiquilla como tú? Veo que estás en modo investigadora ─digo, entornando mis ojos con una sonrisa para mirarla a través del retrovisor. ─Quiero ser agente especial como tú, mami. Ser tan buena ─dice, conmocionándome de ternura. ─Lo serás, la mejor de tu división…estoy viendo a la próxima Capitana ─digo, alentándola a seguir sus sueños. Detengo el auto, cuando llego al frente de las inmensas puertas. El intercomunicador se activa con los centinelas que custodian con seguridad a mi familia, ya que mi padre es un retirado General de SAMC y muy respetado. Me dan paso, abriendo las puertas para mí. Avanzo el auto como de costumbre, hasta llegar a la fachada de la mansión Miller. Aparco, bajando del auto para abrir la puerta de Halsey, quien se desata con habilidad el cinturón para criaturas de su tamaño. ─Creo que te pondré mayor seguridad, ya averiguaste como deshacerte de ese ─digo, ella corre hacia las escaleras, ignorándome. Mi padre, se asoma en las inmensas puertas, abriendo sus brazos para alzar a la pequeña Halsey. ─¡¿Cómo está la Miller más hermosa?! ─Pregunta hacia ella. ─Bien, ya aprendí a hacer nuevos nudos y a desatarme ─responde, de manera inocente, sobre lo que ve en la escuela militar de la agencia, donde todos los que somos parte de SAMC, pasaron. ─¡Esa es mi pequeña! ─Exclama, emocionado, mi padre. ─Creo que se ha llevado toda mi inteligencia ─digo, recibiendo un beso en mi mejilla, de su parte. ─Sigues siendo la más inteligente de todas. ─¡Hey! ¿Y qué hay de mí? ─Inquiere mi hermano, Thomas, desde la piscina. Nos terminamos de adentrar, y caminamos hacia el área del jardín, dejo salir un resoplo. Cuando los ojos marrones de mi hermano, me juzgan cuando ve a la pequeña Halsey. Aclaro mi garganta, mirándola. ─Ve a jugar con tu primo ─demando, bajándola de los brazos de mi padre. Ella corre, pasando por un lado de su tío, quien choca su puño con ella, como saludo. Él sigue caminando hacia mí, y me cruzo de brazos. Teniendo a los dos Miller, mirándome─. ¿Se van a quedar juzgándome o me van a decir algo? ─Cuestiono, tajante. ─Le sigues aclarando el cabello a Halsey ─suelta, sin tapujos, Thomas. Ruedo los ojos, suspirando. ─Solo es el champú, es camomila ─respondo, con simpleza. ─No es lo que haces, es la razón ¿En serio no puedes dejarle su cabello oscuro? ¿O te recuerda a alguien en específico? ─Inquiere, con frialdad. Encaro mi mirada a la de él. ─Yo no te digo cómo criar a tu hijo, no te atrevas a cuestionar mi crianza con Halsey ─declaro, caminando hacia él, que a pesar de ser más alto que yo y musculoso, no le tengo el más mínimo temor, porque él no me haría daño. ─Basta, no deberían de discutir esto…es suficiente con que Megan tenga sus dudas con el parentesco de Halsey, pero ella es su hija, vino de su vientre, es lo que importa…vayamos al jardín, que tenemos un asado que preparar ─manifiesta mi padre, en un tono de superioridad. ─Eres un idiota ─gruño, hacia Thomas. ─Y tú una orgullosa, pero aun así te quiero ─dice, provocándome una sonrisa similar a la de él. Quien termina abrazándome con fuerza. ─De esto, se trata la familia Miller, siempre unidos ─menciona mi padre, posando sus manos en nuestros hombros para ir hacia el jardín donde se encuentra la piscina. Asiento, mirando a Thomas. ─Siempre unidos ─murmuro, resoplando. ─¿Qué te trae pensativa? ─Cuestiona, caminando a mi lado hacia la piscina. Levanto el mentón, mirando a lo lejos cómo mi sobrino Alex, corre de Halsey, alrededor de la piscina. Entorno mis ojos, cuando mi cuñada Natasha, se levanta de la tumbona con un Martini en su mano, su cabello rubio brilla más en el sol y su estatura le proporciona ternura junto a su sonrisa. ─Me encontré con Harry en la división ─suelto, ella termina de llegar hacia nosotros, mientras Thomas, me observa con asombro, lleno de desconcierto. Natasha me abraza y le doy una sonrisa. ─Que bueno que has llegado, ya tengo con quién compartir un buen Martini, estos hombres solo toman cerveza ─dice, dándole una mirada a su esposo. Arruga el entrecejo─. ¿Sucede algo? ─Cuestiona por su don de psicoanalista, bajando sus lentes, para encararme sus ojos oscuros. ─Megan se encontró con Harry en la división ¿Estaba solo, vio a Halsey? ─Menciona, ametrallándome de preguntas. ─Sí…Halsey se tropezó con él, ensuciándole la camisa, pero eso no es todo ¿Cómo es que nadie me había dicho que se casó con la perra de Jennifer? ─Espeto, ofendida. ─No querías saber nada de ellos, no somos quiénes para estar contándote…además, él fue quién te dio una patada en el trasero. ─Thomas, le fui infiel con un maldito mafioso, aparte de que ella me montó una trampa, lo que quería era quedarse con Harry y lo logró ─gruño, apretando mis manos de solo recordarme. ─Hiciste tu trabajo, solo que…le echaste muchas ganas ─suelta, mi cuñada, riéndose. Ruedo los ojos, suspirando─. Esperemos no haya pensado que Halsey es su hija, tiene ojos grises, pero el que estés cambiando el color de su cabello, le llamará la atención…él es un rubio de herencia, toda su familia es malditamente rubia, mientras que yo, tengo que ir a la peluquería cada semana ─agrega con cierta indignación, Natasha, analizando la situación. ─Solo…no quiero pensar que es de ese mafioso ─espeto, sintiendo a mi corazón latir. ─¿No has pensado hacerle una prueba de sangre en el SAMC? Tenemos todos los equipos de inteligencia para estos casos ─propone, mi hermano. ─No quiero llamar la atención, cualquiera de los dos resultados, desataría una guerra…que no quiero pelear y menos exponer a mi hija. Solo, olvídenlo, sé lo que hago ─digo, haciendo ademán de irme a una de las tumbonas. ─¿Aún estás pensando en la venganza o recapacitaste? ─Cuestiona, Natasha, siguiéndome a pasos apresurados. ─Nunca he dejado de pensar en ella…ahora que me confirmaron su romance, puedo proceder ─expreso, dejando salir un suspiro, cuando me lanzo en la tumbona─. Ellos seguramente pensaron que he olvidado la humillación y que se pusiera en tela de juicio mi rango en el SAMC, soy Capitana, no menos que eso…la venganza ha tardado cinco años, no más que eso ─agrego, acomodándome los lentes de sol. ─Como psicóloga, podría… ─Intentaste asesinar a un criminal, cuando escuchaste todo lo que estaba en su cabeza, no hay persona más vengativa que tú, me sorprende que mi hermano no te tenga miedo ─interrumpo, mirando cómo mi padre comienza a preparar el asado junto a Thomas. Y siento la ausencia de mi madre en momentos como estos. Ella falleció hace ya más de seis años, y la añoro con clemencia. ─No me tiene miedo, pero sí respeto, sabe que podría hacer un espectáculo si llega a meterse con alguna zorra de la división ─dice, con una sonrisa en sus comisuras. Niego con la cabeza la sonrisa. ─Harry y Jennifer ¿Quién lo diría? ─Murmuro, sopesando mi venganza. ** Me alzo una coleta dejando caer mi espeso cabello castaño, para cerrar mi casillero y caminar hacia los pasillos de la división. Le hago el saludo respectivo a mi Coronel, quien me da una mirada de molestia sin razón, pero, ya estoy acostumbrada a sus malos tratos. ─Llegas tarde ─espeta, sin más. Si supiera que tengo una resaca, gracias a los Martini de Natasha. ─Lo siento… ─Eres Capitán, el disculparse, está de más. Deberías darles el ejemplo a tu tropa, ve a entrenarlos, si no quieres que te extraditen de regreso a tu anterior división ─advierte, me alarmo, ante la idea de que Harry pueda controlarme en ese lugar. ─Permiso para retirarme ─digo, entre dientes. ─Concedido, folla mafiosos ─espeta, en un murmuro cuando le doy la espalda. La rabia se me atraviesa en la columna vertebral, queriendo golpearle con fuerza. Detengo mis pasos de golpe, encarándolo. Observo su sonrisa petulante en sus comisuras y cómo sus ojos azules se denotan más intensos─. ¿Qué, piensas faltarle el respeto a tu superior? ¿O quieres follártelo también? ─Inquiere, acercándose a mí, con su estatura imponente. Permanezco con mi semblante serio, pensando si valdrá la pena el castigo «Por supuesto que sí» responde mi subconsciente. ─Coronel…el que no me quiera acostar con usted, no le da el derecho de insultarme. Mi rango reclama respeto, así que puede… ─Eres una puta que solo tiene el rango por acostarse con sus superiores. Solo una mujer como tú, con tu belleza, podría ser capitán, acostándose con toda la división ─gruñe, dejando que su aliento caliente palpe mi mejilla. No dejo de encararlo y aprieto mis manos en empuñaduras. ─¿Celoso de que no me produzcas ni un malo pensamiento? Tienes aires de tener una polla tan pequeña, que pasaría horas buscándola. Si tanto te gusto, era mejor que me lo dijeras, no que me insultaras y me trataras mal, no somos chiquillos…eres un… ─Mis palabras se detienen, cuando me toma del cuello con fuerza, cortando el paso de mi respiración. ─Soy tu superior, abstente a las consecuencias de tus ofensas ─espeta, en un gruñido. Esbozo una sonrisa, sabiendo que lo haría. ─Haz lo que…tengas que hacer, pero nunca me tendrás ─jadeo, con dificultad. Él me suelta, y tomo una larga bocanada de aire. Giro mi rostro, encontrándome con la figura que provocó que me soltara…Harry. Me observa con su semblante serio, y sus manos en la espalda, caminando hacia nosotros con su respectivo traje de General Mayor. ─¿Qué carajos estás haciendo con la Capitana? ─Cuestiona, hacia mi Coronel; Jon Black. Encarándole sus luceros miel, esos que adoré con locura. Mientras que mi corazón late lleno de rabia. Toso, aclarando mi garganta, al sentir aún su apretón en mi cuello. ─General ─suelta, Jon, haciendo el saludo respectivo. «¿Será esto causa del destino, debería de comenzar con mi venganza?» me cuestiono, colocándome erguida, cuando sus ojos escanean mi cuerpo con descaro. Me muerdo la mejilla interna, reteniendo la sonrisa, al darme cuenta que mi seducción, sigue siendo mi arma.
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