Capítulo 6

1273 Kata
  Al no poder soportar más las palabras de la señora Qu, Yu rápidamente dio un paso adelante y la empujó suavemente; sin embargo, la mujer frente a ella solo se tambaleó sin caerse.   Luego, sin importarle las palabras de la señora, Yu ingresó aún más y, le dijo: "Déjeme decirle que, si no fuera por Nan, no hubiera tenido necesidad de menospreciar a la familia Fu; no obstante, dado que es usted quien no tiene nada que hacer aquí, por favor, déjenos ingresar. Además, ¿qué es lo que pude hacerme? ¿golpearme? Vamos, atrévase, si puede".   Después de escuchar y ver la rebelión de la mujer, la señora Qu se llenó aún más de ira, señaló furiosamente a Yu y Nan y, las amenazó con firmeza: "Ustedes... tú, Su Nan, lo creas o no, algún día te echaré de esta casa".   Por su parte, Nan no tuvo la intención de disculparse como antes; en cambio, solo la miró con una expresión indescriptible en sus ojos y, le dijo: "Vaya, no hay necesidad de hacer eso. Solo tomaré mis cosas y me iré".   Tras decir ello, Nan ignoró completamente la mirada sorprendida de la señora Qu y, solo se dirigió directamente a la habitación de la parte superior.   A decir verdad, en ese preciso instante, Nan se dio cuenta que fue demasiado est*pida al renunciar a su dignidad por un hombre; inclusive, lamentaba mucho el no haber dicho ni una sola palabra a la señora Qu, después de haberla menospreciado constantemente.   No obstante, después de haberlo experimentado por sí misma, ahora Nan estaba completamente segura que nunca más volvería a soportar todo eso.   Después de tomar únicamente su certificado, Nan se apresuró en bajar a la sala y, ahí notó claramente como la señora Qu y su amiga se seguían mirando fijamente y llenas de ira; sin embargo, en el momento que la vio aparecer, Yu levantó la mirada con orgullo y, le dijo: "Bebé, ¿ya terminaste?".   "Sí, ya vamos", respondió Nan asintiendo ligeramente con la cabeza; mientras que, al ver ello, la señora respondió llena de ira: "Su Nan, recuerda claramente lo que sucedió hoy, nunca olvides esto, 'incluso si lloras y te arrodillas para rogarme que vuelvas, yo solo te expulsaré nuevamente'".   A decir verdad, la mujer pensó que Nan tendría miedo a su amenaza; sin embargo, no esperaba que a Nan ni siquiera le importara sus palabras y, que solo se detuviera ante ella para reírse de manera burlona.   Incluso, mirándola con completo desdén, Nan le dijo con total seguridad: "Lo siento, olvidé decirle que ya me divorcié de Yanchuan, su hijo. No obstante, también déjeme decirle que, 'incluso si llora y se arrodilla para rogarme que vuelva, yo nunca volveré a pisar esta casa'". Después de decir eso, Nan se fue rápidamente junto a su amiga.   En realidad, la señora se quedó realmente sorprendida cuando escuchó la palabra divorcio; pues, en verdad, no esperaba que Nan estuviera dispuesta a divorciarse tan fácilmente.   Por ello, como no estaba segura de que esas palabras fueran ciertas, la mujer llamó inmediatamente a su hijo y, le preguntó con gran inquietud: "Yanchuan, dime, ¿te divorciaste de Su Nan? ¿Cuándo fue?".   Al escuchar esa inquietud por parte de su madre, Yanchuan frunció ligeramente el ceño y, le preguntó curiosamente: "¿Qué? ¿Cómo lo supiste? ¿La viste?".   "Entonces, es verdad que ustedes dos están realmente divorciados, esa es una excelente noticia; de hecho, ella no es una persona digna de la familia Fu, solo quiere escalar posiciones y convertirse en una persona de la alta sociedad. Además, hace tiempo que no me agrada y es mejor que ella se vaya lo más lejos posible de nuestra familia", dijo la madre con total firmeza.   Mientras que, con la mirada llena de ira y una expresión totalmente indescriptible en su rostro, el hombre preguntó instantáneamente: "Dime, ¿dónde está ella ahorita mismo?".   A decir verdad, Yanchuan no tuvo más opción que interrumpir a su madre para preguntarle por Nan; pues, no podía creer que después de su misteriosa desaparición del hospital, Nan finalmente apareciera por su cuenta.   Además, en ese momento, solo había un pensamiento en su mente y, era que quería y anhelaba verla con todas sus fuerzas.   Por su parte, la señora Qu no dudó en responder con indiferencia: "Sí, claro que la vi, ella estuvo aquí hace unos minutos; pero, se acaba de ir apresuradamente. Por cierto, tengo que ver si se robó algo de la casa; sin embargo, dime, no le diste demasiado dinero cuando te divorciaste de ella, ¿verdad?".   "Madre, ella no pidió ningún centavo", respondió el hombre con total seguridad; mientras que, la madre se quedó realmente aturdida al escuchar aquellas palabras.   A decir verdad, Yanchuan siempre había pensado que Nan tenía una buena relación con la familia Fu y que habían estado viviendo tranquilamente; sin embargo, no esperaba que su misma madre mostrara tan claramente su insatisfacción por su ex esposa.   "Está bien, creo que ella ya sabe perfectamente lo que es mejor para su vida", resopló la señora Qu con indiferencia.   Cuando escuchó esas duras palabras de su madre, la mirada de Yanchuan se intensificó y colgó la llamada inmediatamente; luego, sintiendo un extraño sentimiento en su corazón, se preguntó a sí mismo: "¿Qué es lo que pasa? ¿Acaso mi madre es la principal razón de mi divorcio de Nan?".   A decir verdad, como Yanchuan no sabía que más pensar, él simplemente regresó a su casa; aunque, no pudo evitar pensar que, él no llegó a su casa de casado durante muchas veces.   Después de subir las escaleras, Yanchuan entró rápidamente a la habitación y descubrió que todo estaba allí; incluso, su tarjeta que le dio para que pagara sus gastos mensuales estaba intacta.   No obstante, al ver que ya no estaba su certificado en el cajón, Yanchuan sintió un sentimiento extraño en su pecho y, su frustración se fue haciendo mucho más obvia.   A decir verdad, para él era imposible actuar tan indiferentemente después de un matrimonio de tres años.   Justo cuando Yanchuan estaba absorto en sus sentimientos, su madre entró muy enojada y le dijo: "Hijo, en la caja fuerte falta el collar 'Bewitching', tiene un valor de 10 millones de yuanes y, Su Nan se lo debió haber robado. ¡Vamos, llama urgentemente a la policía!".   Cuando escuchó ello, Yanchuan frunció profundamente el ceño y le respondió inmediatamente: "Claro que no, no llamaré ni llamarás a la policía. Su Nan no se lo robó, tal vez solo se cayó en algún lugar".   A decir verdad, el hombre no dudaba de la inocencia de Nan, pues ella ni siquiera le había preguntado sobre la contraseña de la caja fuerte; así que, no tenía duda de los que pensaba.   Además, diez millones de yuanes no era una cantidad inmensa; así que, para él, no había nada de qué preocuparse.   No obstante, al pensar en ello, Yanchuan repentinamente recordó que él ni siquiera sabía qué tipo de joyas le había dado a su esposa en los tres años o, al menos, qué era lo que le gustaba.   Al sentirse cada vez más incómodo en la habitación, Yanchuan tomó la llave de su auto, se fue directamente hacia él y, se sentó cuidadosamente; luego, encendió un cigarrillo y, aunque trató con todas sus fuerzas, la frustración en su corazón no se disipó fácilmente.   Mientras tanto, la señora Qu no estaba dispuesta a dejar ir tan fácilmente a esa despreciable mujer; así que, aunque su hijo le había prohibido llamar a la policía, ella había pensado en muchas maneras de exponerla.
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