Capítulo 2 : Latina

1668 Palabras
Luego de un delicioso almuerzo regresamos a la empresa a retomar nuestros puestos de trabajo. Reviso unos papeles debidamente los firmó y me levanto yendo donde a Feray para que se los entregue al vicepresidente, los firme y así proceder con todo debido. —Fer, hay que entregarle esto al vicepresidente —Se los entrego y asiente —. Solo necesitan su firma y ya se pueden guardar en los expedientes. —Claro, yo me encargo. —Bien. Me doy la media vuelta para regresar a mi oficina pero un llamado de ella me detiene. —Maddy—Me detengo girando a su dirección. —¿Qué pasa? —¿Te puedo preguntar algo? —Asiento —. ¿Qué edad tienes? —Tengo Veinticuatro años, ¿Por qué lo preguntas? —Es que me sorprende ver todo lo que has logrado a tu corta edad. —Mucho se lo debo a mis padres ya que gracias a ellos entre a la universidad muy temprano, luego me gradue de la carrera, trabaje en las empresas de mi familia y ya luego decidí buscar algo por mi misma. —¿Las empresas de tu familia? —Si, mi familia se dedica también a los negocios. —¿Y porque trabajar en otra empresa que nonsea la de tu familia? —Porque me quiero demostrar a mi misma que soy capaz de lograr cualquier cosa sin su posición o dinero. —¡Wao!, aún teniendolo todo decides vivir la vida modestamente —Md sonríe —. Te felicito, eres de admirar. —Gracias por tus palabras —La miro curiosa —. ¿Qué edad tienes tú? —Tengo la misma edad que tú, la diferencia es aue le he tenido que poner pausa a mi carrera universitaria por ayudar a mis padres. —¿Y no piensas continuarla? —Espero retomarla pronto. —Ánimos, que si puedes —Se sonroja —. Eres una buena chica Fer, aun estas a tiempo de lograr todo lonque te propongas. — Muchas gracias enserio . — No hay nada que agradecer —Guiño un ojo y sonríe —. Debo seguir con mi trabajo o no podré salir de ello. Regreso a mi oficina y el resto del día me la paso encerrada revisando y firmando papeles que necesitaban mi aprobación y atención. Al ver el reloj ya es pasada la hora de salida y yo aun sigo aquí. Suspiro apagando mi ordenador, arreglo los papeles y tomo mi bolso saliendo de la oficina. —¿Aún sigues aquí? —Le cuestionó a Feray —. Ya es tarde, deberías ir camino a casa. —No me puedo ir si no te has ido tú. —Lo lamento, el tiempo me pasó volando y no me di cuenta. Se levanta apagando su computador, toma su bolso y camina conmigo a los elevadores. Tomamos el elevador bajando a la recepción, antes de salir nos detenemos. —¿Quieres que te de un aventón? —No quiero molestarte. —No lo será, ven te llevaré a casa. Tomamos el elevador que nos lleva al sótano, allí camino con ella buscando mi auto. —Hay mucha gente aún en las oficinas. —Es la euforia de la fiesta, a todos les gusta dejar todo listo y no tener pendientes para disfrutarla como es. Llegamos a mi auto, sacón las llave quitando la alarma y abriéndole la puerta del copiloto. Al subir mira mi auto con mucha curiosidad. —Es un lindo auto. —Gracias, fue regalo de mi padre la navidad pasada. —¿Tus padres viven en la ciudad? —No, viven en nuestro país natal. —Aguarda, ¿No eres ciudadana norteamericana? —Niego. —Orgullosamente Panameña, como dicen en nuestro país. “Más panameña que la pollera y chicheme”. —¿El qué? —Pregunta confundida y río. —Olvidalo, pero si, mis padres viven en nuestra bella ciudad de Panamá —¿Panamá? —Musita pensativa —. Escuchado hablar de ella y el canal de Panamá. —Oh, si. —Eres latina entonces —Asiento sonriendo —. Ya veo porque tienes un cuerpo tan esbelto. —Un cuerpo esbelto y el sazón digna de toda una latina. Ambas reímos. Fer me empieza a preguntar más sobre mis orígenes y trato de contarle lo más que puedo de mi hermoso país. Durante el camino conversamos tanto que el camino a su casa se nos hace corto llegando rápidamente. —Gracias por traerme y por contarme tantas cosas bellas de tú país. —No hay nada que agradecer, para mi es un placer. —Nos vemos mañana, debemos ir de compras para el sábado. —Por supuesto. Se despide y baja del auto entrando a la propiedad de sus padres. Sigo mi camino hasta llegar a casa. Al entrar lo primero que me recibe es el olor a comida. Dejo mi bolso en el sofá y camino hacia la cocina encontrándome a Vanessa y a Roberto su esposo cocinando. —Maddy, ¿Qué tal tu día? —Roberto me pregunta con una sonrisa. —Bastante bien —Me acerco saludándolos —. Fue un día muy productivo, ¿Qué hacen aquí? —Quisimos preparar la cena y cenar aquí contigo. —Responde Vane. —Bueno, siendo así yo pondré la mesa. Tomo los platos y empiezo acomodarlos uno a uno en la mesa junto a los cubiertos y vasos. Los chicos sirven la comida y nos sentamos empezando a cenar tranquilamente entre risas. Al terminar, me ayudan a recoger todo y a limpiar la cocina y todo lo que utilizamos. Al cabo de un rato ambos se despiden marchandose dejándome a solas. Me doy una ducha, me coloco una de mis pijamas y me acuesto en mi cama. No puedo evitar pensar en aquel sueño que tuve con ese hombre. Se que lo he visto en algún lugar pero no recuerdo dónde. «Sus ojos» Por más que trate de recordarlo no puedo sacar de dónde. Esos perfectos ojos color cielo los he visto alguna vez. Recuerdo el sueño, su voz, su cercanía. Era como su realmente hubiera estado frente a mi, como si lo hubiera podido sentir. El solo recordarlo hace que me ponga cachanda. El timbre de mi departamento suena. Observo la hora y sonrió porque se de quién se trata. Camino rápidamente a la puerta, la abro y jalo de su chaqueta entrandolo a la casa sin dejarlo hablar y besando sus labios de manera feroz. —Alguien tiene muchas ganas —Tira de mi blusa retirandola —. Me encanta cuando me recibes así. —Cállate y follame. Me toma de la cintura levantándome, enredo mis piernas sobre su cintura y camina conmigo hasta mi habitación tirándome a la cama y quitandome desesperadamente mis pantalones. Abre mis piernas y entierra su rostro en mi feminidad jugando con su lengua en medio de ella mientras la besa haciendome gemir mientras jalo de su cabello extasiada. Se levanta despojandose completamente de su ropa, saca de su pantalón un preservativo, abre el empaque sacándolo y colocándoselo. Abre mis piernas colandose entre ellas, muerdo la comisura de mis labios, entra en mi profundamente y empieza a embestirme una y otra vez. La habitación se llena de nuestros gemidos y el choque de nuestra piel, coloca su mano en mi cuello ejerciendo cierta presión sin hacerme daño. —¿Te gusta? —Jadea —. ¿Así? —Cállate y no pares imbécil. Aumenta sus movientos, sale de mi, me levanto de la cama colocándome de rodilla sobre ella. Se acomoda entrando en mi, sujeta mi cabello y empieza a embestirme una y otra vez de manera ruda. Siento mis piernas desfallecer y el vientre contraerse, nuestros gemidos aumentan hasta ambos llegar al clímax dejando salir completamente todo. Caigo a la cama completamente exhausta, se tira a lado y sonríe con la respiración agitada. —Contigo todo es intenso siempre. —Lo sé. Se levanta caminando al cuarto de baño, escucho la regadera y luego de algunos minutos sale envuelto en una toalla sobre su cintura. Toma su ropa del suelo y empieza a colocarsela. Observo el reloj sobre la mesita de noche y ya es bastante tarde. —Dereck, te puedes quedar a domir hoy si quieres. —Con gusto me quedaría bonita , pero mañana tengo que llegar muy temprano al trabajo —Se acerca dándome un beso —. Gracias por todo, lo necesitaba. —Yo también lo necesitaba. Envuelvo mi cuerpo sobre una de las sábanas, lo acompañó a la salida despidiendolo. Me doy una ducha, salgo volviéndome a colocar mi pijama y regreso a la cama lista para dormir completamente desestresada. *** Busco en mi armario que ponerme hoy. Optó por una falta de vestir blanca, una camisa sin mangas rosa y un blazer blanco. Ya terminada de vestir, salgo rápidamente con dirección a la empresa. Llego puntualmente a la empresa , saludo a Fer y entro a mi oficina empezando con mi trabajo. Luego de un rato entra Fer entregándome algunos documentos. —La señorita Patricia llamo, quiere discutir contigo el tema de tú secretaria. —¿Eres tú, no? —Fui asignada temporalmente, pero deberás escoger una permanentemente, ya que yo soybde recepción. —Esta bien, luego discutiré eso con ella. —Si me necesitas, estaré afuera. Sale de la oficina dejándome a solas nuevamente — Eso sería todo – sonríe – muchas gracias . Sale de mi oficina y yo sigo trabajando en los pendientes que tengo asignado hoy. A la hora del almuerzo, vamos nuevamente juntas hacerlo. Fer se me hace una chica super cool y con la única que he podido entablar conversación y amistad aquí. —Esta tarde tenemos que ir por nuestros vestidos —Dice ansiosa —. Tomaré tu consejo y empezaré hacer las cosas como realmente me gustan. —Me agrada eso y te aseguro que yo misma me encargaré de que luzcas completamente preciosa esta noche...
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