Hermes dejó cuidadosamente las corbatas sobre la cama y tomó su Tablet, llena hasta los bordes de información precisa sobre la agenda y los horarios del moreno. Después de unos instantes de análisis rápido, respondió con seguridad:
―Pues es a las nueve señor, después de que se reúna con Petra. A esa hora, el hospital permite visitas. Además, ordené hermosos lirios blancos para que los entreguen en el edificio alrededor de las siete para dárselos a la mujer que pobrecita creo que unas flores le vendrían bien―Puso cara de lástima―su esposo la quiere muerta y su bebé se murió también por culpa... de Giro quien tiene que ver... con nosotros.
Stavros, asintió ligeramente mientras ajustaba su correa con elegancia y autoconfianza.
―Si, por eso la quiero ayudar, porque Giro mató a su hijo y yo
