Yo maldecia sin parar, hasta pataleaba como niño. estaba tratando de esquivar, los besos y abrazos. Aixa estaba enojada. asi que dije: "Lo siento, no quería molestarte. parecias muy concentrada". Ella se levantó del sillón y dijo: "Tú no tienes vergüenza verdad, no me llamaste ni una vez. ahora pasas por al lado y no fuiste capaz de saludarme". Yo sonreia. pensé que ella se arrojaría a mis brazos, pero decidió hacer lo de siempre, que era pelear conmigo. Entonces respondí: "Te advertí como era, y no me acostumbro a ésto, de estar casado". Aixa estaba molesta por mis palabras y dijo: "Entonces acostumbrate, no puedes andar por ahí sin avisarme, mucho menos irte, sin decirme a dónde vas". Yo recordé lo que paso antes de irme y dije: "Es verdad lo siento. no debería hacer lo que tú, cu