Declaración

1413 Palabras

*** Después de una hora de encierro en su habitación, César y Fénix finalmente decidieron salir y bajar al comedor, donde todos ya estaban desayunando. Incluso la anciana Galicia tenía al pequeño Einar en brazos, dándole un biberón. —Hasta que te dignas —le dijo su amigo Erick con la boca llena. César puso los ojos en blanco y tomó asiento en la mesa, mientras Fénix se dirigía a la cocina, donde estaba la Nana—. Me hubieras avisado para traerte la mudanza de la mansión. —No empieces —le espetó, tomando su plato de desayuno sin pedir permiso, ya que el suyo aún no estaba servido. —¡Ey! —protestó su amigo—. Consíguete el tuyo. —No me da la gana —respondió encogiéndose de hombros y comenzando a comerse los panqueques recién hechos—. La comida ajena sabe mejor, ¿no lo crees?. —No van a

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