Una de las cosas más importantes que me ha enseñado Danna es que hay que acabar con las cosas de raíz para que nunca se vuelvan a reproducir, quizás es por esa razón que estoy haciendo esto. Por esta razón estoy terminando de botar la última botella de licor que había en mi apartamento. No es lo que están pensando, no tengo ningún problema con el alcohol mucho menos una adicción, es solo que, si quiero poner en marcha mi vida nuevamente, debo hacerlo por el comienzo y el comienzo es deshacerme de todo lo que me ha acompañado durante este tiempo; lo bueno y lo malo. Todos estos años los he pasado encerrado en mí mismo, la mayor parte del tiempo permanezco encerrado en esta cueva llamada apartamento.
Recorro todo el lugar con la mirada y me cuestiono ¿Qué he hecho todo este tiempo? Con un fuerte suspiro me doy el valor de llamar a la agencia de limpieza necesito contratar a alguien que se encargue de toda esta mierda. Mirando bien este lugar no sé cómo pude vivir seis años sin hacer el mínimo intento de aseo, la realidad es que, si parece a una cueva, bueno yo diría que es mejor una cueva que este lugar.
Mientras espero a la persona que se encargara de la limpieza tomo una larga ducha que me lleva a ser nuevamente el Will de hace años. Me afeito la barba frente al espejo, realmente doy lastima cuánta razón tienen ellas dos debo decir que si son cortadas con la misma tijera la diferencia de ellas dos es que Cambri a pesar de ser tan sincera aún tiene la inocencia de no haber matado a nadie, de que no hay sangre que la haya ensuciado, algo que no puedo decir de Danna, esa sí que es una mujer despiadada y peligrosa cuando regreso de Nueva York supe que estaba reprimiendo su verdadera esencia; ella fue una máquina para matar creada por mi padre.
Con paciencia me tomo más de dos horas arreglando mi imagen, ahora sí que entiendo a esas mujeres que se demoran toda la vida en arreglarse. Después de ver el resultado asiento satisfecho al espejo cuando me veo al chico que se sumergió en la tristeza renovado con deseos de enfrentarse a la vida. Después de darle las instrucciones a la mujer salgo del apartamento recorriendo lentamente las calles de Metz hasta llegar a la casa de mis padres.
- Señor – saludan algunos guardias de seguridad cuando ven a mi coche entrando.
Aunque algunos de ellos traten de disimular se les nota la sorpresa de ver al muerto en pena; unos se muestran distantes como si nada les importara, otros son solo jóvenes que aman el chisme no tienen con que más entretenerse.
Frente a la puerta de la casa de mis padres me pregunto ¿Estaré haciendo lo mejor? Toco la puerta que no demora en ser abierta por una mujer que los años ya se le notan demasiado. Al verme sus ojos mayores se llenan de lágrimas.
- Niño Will – habla emocionada mientras me abraza fuertemente.
Sonrió complaciente correspondiéndole el abrazo a esa mujer que es como una abuela para mí – Nana.
- No sabes cuanto me alegra verte mi niño – posa sus arrugadas manos por mis mejillas dándome esa caricia tierna y maternal al mismo tiempo – ¡Estas más guapo!
Niego con la cabeza mientras sonrió – Eso lo dices porque soy tu adoración.
Arquea una de sus cejas mientras niega – Lo digo porque es la verdad, pero también eres mi adoración – sus manos siguen recorriendo mi rostro hasta que toma una de mis orejas en su mano borrando mi sonrisa.
- Nana…
- Calla niño malcriado, no vuelvas hacer eso o yo misma te las arranco – aprieta con fuerza mis preciosas orejas haciéndome ver estrellas mientras su mirada es severa.
Quizás exagero un poco, pero si duele.
- Nana…
Suelta lentamente mi oreja para verme con ternura ¿Qué le sucede a esta mujer? - Están en la sala. Te iré a preparar mi pastel de arándanos ese que tanto te gusta – sin permitirme decir algo se pierde camino a la cocina.
Niego con la cabeza tratando de no sonreír. Sin moverme de la entrada tomo una fuerte respiración mirando para todos lados, meditando que será lo mejor, entrar o irme. Necesito valor para llegar a ellos después de todo estos últimos años les he causado sufrimiento. Por mi mente pasa la idea de ellos riñéndome, pero luego recuerdo las palabras de Cam “ellos no te dirán nada” lo peor de todo es que tiene razón.
- ¡Buenas! – exclamo entrando con mi autentica diversión mientras suelto el botón de mi traje.
Mis ojos recorren la sala encontrándome con una imagen que me hace sentir envidia; en un sofá individual se encuentra Cam con ese maldito conejo lo único que no me da envidia, ojalá y se muriera ese animal infernal ¿Qué porque lo odio? Pues fácil y sencillo se tragó mis calzoncillos favoritos ¡¿Qué?! Ustedes no tienen uno que les guste más, pues yo sí, y ese conejo asqueroso se lo comió. En el otro sofá se encuentran mis padres dándose cariño parecen un par de adolescentes recién enamorados algo de admirar. Papá tiene 55 años algo que parece no demostrar y ni hablar de mi hermosa madre con su esbelta figura y su rostro juvenil no parece mujer de 52 años.
- ¡Oh mi bebe! – exclama mamá poniéndose de pie con una sonrisa en sus labios mientras sus ojos se tornan de ese color rojo de cuando estas conteniendo el llanto algo que no logra contener porque cuando sus brazos me envuelven sus sollozos se sueltan.
- Mamá, no llores – pido susurrando en su oído mientras paso mis manos por sus cabellos.
Mueve la cabeza de un lado a otro abrazándome con más fuerza - ¡Estoy llorando de felicidad!
- Will – llama papá haciendo que rompa el fuerte abrazo de mi madre.
Observo fijamente al hombre que me ha apoyado en todo a si sea en la más mínima estupidez – Padre.
- Me alegra que hayas venido a casa – se acerca a mi golpeándome la espalda levemente dándome su apoyo como siempre lo ha hecho.
A pesar de ser una familia de mafiosos despiadado para algunos, tenemos nuestra ley, siempre la familia, y ellos nunca me han decepcionado, siempre he tenido su comprensión.
- Cam hija ven a saludar a tu hermano – habla mi hermosa madre mirando a la pequeña de la familia.
La pequeña o bueno la adolescente de ojos azules levanta la mirada del maldito conejo para verme con una ceja arqueada – Hola – saluda con indiferencia volviendo la mirada a esa cosa peluda.
- ¡Cam! – exclama mamá llamando su atención.
Como si estuviera cansada levanta nuevamente la mirada observando a la reina de la casa - ¿Qué…?
- ¡¿Cómo que, qué?! – espeta papá – tu hermano está de regreso.
Cambri suelta un suspiro dejando al conejo a un lado para ponerse de pie - ¿Qué quieres que haga padre? ¿Qué brinque en un pie porque está de regreso…?
- Cam – la reprende mi madre.
La preciosa pequeña rueda los ojos sin dejar de lado la elegancia – Cam nada. Regreso pues bien por él no podía quedarse toda la vida siendo un moribundo ¿Cierto…? – toma en brazos a la cosa esa luego se va, dejándome con un mal sabor en la boca ¿Por qué tiene que ser tan sincera?
- No le hagas caso cariño.
Me gustaría decir que no me afectan sus palabras, sin embargo, ya me esperaba un recibimiento de estos por su parte, si mis padres no me dicen nada ella lo hará.
- Es un gusto tenerte aquí – habla papá mientras tomo asiento en el sofá vacío que dejo Cam.
- Quería hablarte del negocio.
- ¿Dime?
- Quiero volver – es momento de tomar las riendas de mi vida.
- Por qué no te tomas un tiempo – sugiere.
- Ya me he tomado demasiado ¿No crees…?
El hombre me observa fijamente como si estuviera analizando a su peor enemigo – La empresa te espera cuando quieras – toma asiento para luego hacer sentar a mi madre en sus piernas.
- Hablo de todo.
- Vamos cielo tenemos a nuestro hijo de regreso.
- Por mí no hay problema, pero hay cosas que han cambiado.
Eso sí que me llama la atención - ¿Cómo?
- Eso debes hablarlo con tu hermana – lo olvidaba.
- Lo hare.
- Perfecto – da por termina la conversación de trabajo.
Una regla clara de mamá es que mientras estemos en familia no hay que hablar de trabajo, primero la familia, segundo la familia y tercero el trabajo. El resto de la tarde la pasamos hablando de cosas sin sentido compartiendo momentos de los cuales me perdí como que mi hermanita pronto extenderá las alas algo que nadie quiere ver. Ahora aquí compartiendo con mis padres me doy cuenta de lo mucho que los extrañaba al igual que ellos a mí. La cena trascurre normal y cálida como cualquier otra solo que en esta ocasión solo estamos nosotros tres; Cambri no quiso bajar, negar que su actitud arisca duele sería mentiras, pero es necesario que haya una persona que nos recuerde el daño que le hicimos a los demás con nuestras actitudes.
Como postre comemos ese rico pastel de mi hermosa Lissa, no hay nada más delicioso que su comida; siempre me pregunte ¿De dónde papá saco a esa mujer?
Luego de cenar decido que es momento de regresar al apartamento, un apartamento limpio porque deje al encargado de limpieza que me aseguro estaría listo ¿Qué cuando me mude? Exactamente hace seis años. Mamá insistió en que me quedara, pero ya me acostumbré a la cueva que tengo como apartamento. No obstante, debo decir que se siente bien volver a mi mundo, sin embargo, sé que muchas cosas cambiaron en mí como también muchas cosas han cambiado en todos.
Los días pasan y me adapto a ellos, me cuesta, pero voy tomando el ritmo de todo lo que deje por lo menos en esta ocasión soy el amo que maneja el lugar por esa razón salgo del coche como tal. Lentamente con la mirada reviso cada parte del lugar, luego voy a ellas comprobando que todo esté a mi gusto. Todos los puntos claves para la entrega de la mercancía deben estar asegurados por si se presentan inconvenientes. El trueque es sencillo dinero por armas; el dinero debe ser lavado, de eso nos encargamos nosotros, eso es pan comido, con las armas no está de más prepararse para alguna guerra.
Este es el lugar donde quedamos reunirnos quizás por eso hemos llegado un par de horas adelantadas. Hay que conocer el lugar del enemigo tal vez te encuentres con una sorpresa, nunca sabes que pueda pasar, en este mundo hoy estas aquí, mañana no.
- Los quiero a todos en cada punto clave bien ocultos, no pueden notar su presencia, no son de confianza – advierto, la última vez que hicimos tratos con ellos tuvimos un enfrentamiento un poco fuerte – ¡Estén atentos!
¿Qué porque hacemos negocios con ellos? Eso es decisión de papá yo solo obedezco, sin embargo, cabe recalcar que esas personas no son de mi confianza. Cada uno de los hombres se dirige al lugar correspondiente escondiéndose en la oscuridad.
Teniendo todo listo y al a ver confirmado sus ubicaciones; subo a mi auto alejándome a toda prisa del lugar. Un poco impaciente espero que sea la hora de la entrega para volver al lugar; no demoro mucho en llegar, pero cuando lo hago allí ya se encuentran los hombres que estábamos esperando.
- Señor – habla Lucían abriéndome la puerta del coche.
Asiento hacia él. No me gustan estas cosas, pero delante de otros hay que inspirar respeto.
- Escuché que el alma en pena había vuelto, pero no lo creí – sonríe burlón el hombre mayor ese que ha de tener más que mi abuelo y eso que no lo conocí.
Camino hacia él con paso fuerte y suave recalcando que el poder está en mis manos no en él – No es que sea un alma en pena, pero ya me ves aquí para que te lo creas.
- Ya veo.
- Hagamos esto rápido.
- No se me antoja – saca el arma poniéndola en mi cabeza.
- ¡Error!
El hombre me observa con suficiencia – Vine por la mariposa, pero me lleve el baloto completo; por fin tendré el privilegió de acabar con el heredero de Antonio Fonseca – sonríe burlón el hombre ¡Ridículo!
- No creo que tengas los pantalones para acabar con la mariposa – debo darle crédito a mi hermana.
- Ella no me importa ahora.
Claro yo que él me preocuparía más por eso, pero quien soy yo para decirlo - Tienes tres segundos para bajar el arma.
Pueda que sea un imbécil en cuanto a mi vida personal, pero cuando se trata del negocio familiar soy un hombre despiadado. El hombre sonríe con sorna ignorando mi advertencia. Antes de que Lucían haga su movimiento tomo mi pistola sacándola de la pretina sin que él lo vea, rápidamente le disparo en la cabeza y antes de que los demás puedan reaccionar tomo su cuerpo para cubrir el mío.
Y que la acción comience, mis hombres comienzan a disparar enfrentándose en una pelea con los demás algunos caen heridos otros muertos, y por suerte no son de mi bando; no demoramos mucho para acabar con todos esos bastardos.
- Ninguno vivo – habla Lucían luego de revisar todo el lugar.
– Encárguense de limpiar este lugar y lleven el cargamento a la bodega – doy la orden a mi hombre de confianza para que lidere los grupos.
Lucían no es mi hombre de confianza solo por palabra, ese título se lo ha ganado a pulso y aunque no me guste mezclar el trabajo con las amistades el hombre ha estado muy presente en mi vida. Conozco muy poco de su historia solo sé que es ruso que llego aquí siendo un crio de pocos años y que ahora tiene treinta años.
Dejando todo en sus manos subo al coche perdiéndome en las calles de Metz. Es muy gracioso el cómo las cosas pierden sentido. Ahora entiendo más que nunca a Gael, recuerdo cuanto sufrió porque una mujer lo dejo quizás las cosas fueron diferentes porque Gael siguió con su vida sé que fue difícil para él, pero estoy seguro que Gael no la amaba, estoy seguro que él en ella solo veía una escapatoria al mundo oscuro en el que habitaba, un poco de humanidad; en cambio yo la amo, esa mujer se convirtió en mi oxígeno y aunque hora respire solo me mantiene vivo en físico no en alma. Pueden pasar los años que pasen, que llegue la mujer que quiera y la seguiré amando solo a ella.
En esta corta o larga semana no sé cómo describirla, en fin, solo sé que me he puesto al corriente de los negocios y de los cambios que se han dado. Me he enterado que la leyenda de la mariposa negra volvió a las calles. Algunos mafiosos jóvenes la consideran como una leyenda, en realidad, esa mujer es un demonio en persona, puede ser mi hermana y todo, pero no le quita el hecho de que es una mujer dura cuando lo quiere ser. Se que tiene sus ideales y su mayor código se basa en la familia, pero les aseguro que, si en el hospital hubiera querido quitarme la vida, ella no hubiera movido un solo dedo para detenerme. A esa mujer hasta el diablo le tiene miedo y no miento, el autocontrol que maneja es lo que hace temerle sobre todo cuando pierde la compostura.
Los negocios siguen igual solo que hay un nuevo factor, el sistema de seguridad que ha implementado mi preciosa hermosa, no se mucho de este sistema solo sé que funciona y sé que lo que Danna propone es porque ya conoce todo de ello. Hablando de otras cosas les comento que me he puesto al día con Gael; puede que en todos estos años no habláramos como antes, pero a pesar de ello nunca me dejo solo. Realmente me alegra que ese idiota sea el hombre de mi hermana, nadie la va a cuidar como él o debería decir nadie lo va a cuidar como ella, ambos son testarudos y explosivos, pero se quieren a su manera tanto que puede dar un poco de envidia.
Con un fuerte suspiro detengo el auto en un bar no muy concurrido solo quiero tomarme un trago y marcharme después de todo aún son las diez de la noche es muy temprano para llegar al apartamento y sentir la soledad.
Lentamente me tomo un trago de vodka disfrutándolo mientras observo todo a mi alrededor.
- Hola guapo.
Respiro ladeando el rostro para encontrarme con una mujer sexy, no lo puedo negar, las cosas hay que decirlas como son.
- Me invitas un trago – susurra sensual mientras se sienta a mi lado.
El mismo truco de siempre.
– Pide lo que quieras – centro nuevamente la mirada a mi vaso que falta poco para estar vacío.
- No te había visto nunca – pasa sus manos por mi brazo de manera sensual.
Hace años con solo ese toque ya me la hubiera llevado a los baños, ahora solo me causa repulsión, creo que el que causa asco soy yo.
- No soy de por aquí – miento.
- ¿Extranjero?
¡Que le importa! – No.
Rápidamente termino de beber el poco de líquido que queda en el vaso.
- ¿Te pido otro…?
¿Quién lo paga? ¿Ella? ¿Yo…? No importa – No, gracias – p**o los tragos para voltearla a ver. Sus ojos me observan curiosos mientras sus labios son mordidos por ella salvajemente ¿Qué pasara por su cabeza? ¡No pienso averiguarlo! Solo a una persona, esa sola acción la hacía ver inocente y sexy – ¡Que disfrute su trago señorita!
No me quedo allí para escuchar su forma de persuadir y mucho menos para esperar que reaccione de la sorpresa, supongo que nunca la han rechazado, por desgracia siempre hay una primera vez para todo.
Al llegar al apartamento me sirvo un vaso de agua, apartamento que ahora sí que tiene aspecto, antes era la cueva de un oso y, cierta parte lo era tenía pelo por todo lado. Tiro mi saco en el sofá para luego lanzarme a él, lentamente paso mis manos por el rostro mientras pienso en ¿Cómo es que una mujer como la que estaba en el bar no movió ni una sola fibra en mí? Rio sin gracia negando con la cabeza ¿Qué me hizo esa mujer? Enseñarte lo que es amor responde una voz en cabeza tal vez mi subconsciente, no crean que soy esquizofrénico.
Sus hermosos ojos cafés no se apartan de mí, su sola mirada me pone nervioso es por eso que no la quiero cerca, no de esa manera que ella quiere.
- No estoy dispuesta a renunciar a ti – habla con lágrimas en los ojos mientras intenta no derramarlas.
Me maldigo internamente por lastimarla porque tengo un código que es no lastimar a las mujeres, pero no la quiero cerca de mi – ¿A que estarías dispuesta…?
- A todo.
- No lo digas cuando no sabes que te dire.
- Entonces dime.
- Se mi… - no lo digas Will.
- ¿Tu que…?
- Se mi chica de rato, cada vez que te llame vienes a mí…
- Seré lo que quieras que sea.
Fui un maldito bastardo con ella, cuanta mierda le hice y le dije para alejarla de mí. No piensen mal, nunca sería capaz de forzar a una mujer, mucho menos a ella aun cuando la quería lejos. Todas las mujeres que anduvieron conmigo si no era por dinero, era por una noche de pasión, pero ella nunca me pidió algo; ella solo quería que estuviera a su lado viendo una maldita película romántica de esas que tanto le gusta, que fuéramos a comer helado, o que nos quedáramos en casa comiendo tostadas quemadas.
Solo recordar hace que mis ojos ardan por las inmensas ganas de llorar; no recuerdo en qué momento me quede dormido, solo sé que soñé con sus preciosos ojos cafés oscuros y su cabello n***o. Ese que tanto me encantaba, ver esa hermosa combinación de la perfección, su hermosa figura resaltaba con su cabello n***o largo, su sonrisa, su apoyo incondicional cuando más la necesite ¡La extraño tanto!