Capítulo 3

3102 Palabras
Archie podía entender que se trataba de unos archivos importantes los que residían en el computador, sabía incluso que probablemente había más de uno considerando el gran edificio lujoso con el cual se encontró. Cuando había llegado a la dirección dada, Archie dudó un poco al encontrarse el imponente edificio de más de diez pisos, solo había bastado con darle una mirada a la entrada, con las puertas de vidrio siendo custodiadas por dos hombres para dudar seriamente de si se trataba del lugar correcto. Generalmente, no lo contrataba ninguna empresa grande, sus trabajos eran pequeños y rápidos por una cantidad justa de dinero, y regularmente no exigían su presencia para trabajar, a excepción del presente trabajo. Cuando había despertado solo en su habitación, sus pensamientos lo habían atormentado por haber aceptado ese último trabajo, pero la cantidad de dinero había sido tan buena por algo tan simple como averiguar qué le ocurría a una computadora y arreglarla que se había visto tentado a aceptar. Era dinero que le ayudaría y le serviría después de todo, con ese dinero incluso había evitado la crisis de invadir el café de la esquina de su calle por el internet gratis. Gracias a ese pensamiento, había evitado sus dudas hasta que fue el momento de salir de su casa, obligado a tomar un taxi porque no conocía la dirección y había menos gérmenes de lo que podría encontrarse en el autobús o el metro, cualquier transporte público en realidad estaría invadido de gérmenes, pero entre todos los males, el taxi era el ganador. Cuando este se detuvo frente al edifico, había vuelto a dudar y se vio bastante tentado a volver, pero ya estaba ahí, necesitaba el dinero y no perdía nada con preguntar. Por lo que sí, podría aceptar que se sintió bastante sorprendido cuando recibió una elegante bienvenida tras anunciar su nombre y su asunto, siendo dirigido a uno de los ascensores para terminar… En esa lujosa oficina, la cual muy probablemente era el doble de grande que su casa. Y habiendo tanto espacio, Archie no podía entender por qué el hombre guapo, sexy y con un aura peligrosa seguía parado detrás de él, inclinado a su costado y observando muy atento todo lo que estaba haciendo a pesar de que muy probablemente, no entendía nada de lo que veía. Cedric había mencionado los archivos importantes y él había respondido que podía recuperarlos, ninguna conversación inusual realmente para ese tipo de trabajo, y por lo general, lo dejaban tranquilo después de su respuesta, no se quedaban parados a su lado observándolo e incomodándolo. —Perdón, ¿dijiste algo? —preguntó inclinándose más cerca, lo que provocó que su cuerpo se inclinara más cerca del computador para evitarlo. —¿Tu computador se volvió lento antes de que esto comenzara a ocurrir? —repitió y retrocedió, volviendo a sentarse derecho cuando el hombre sexy se alejó. —Ahora que lo mencionas, sí, si lo hizo —respondió observando como Archie conectaba una cajita negra pequeña a su computador y luego se concentraba en el propio que había traído él, apretando botones mientras murmuraba cosas por lo bajo que, para él, no tenían mucho sentido. Y aun así, no podía evitar encontrar sus murmullos nada más que, adorable. —Virus… —murmuró. —¿Descubriste que tiene? —preguntó a pesar de que había escuchado perfectamente la primera vez. —Hay un virus en la computadora —anunció haciendo una cosa rara que hizo que su computador volviera a funcionar—. Eso pasa cuando descargan porno —musitó bajo. —¿El virus llegó a mi computadora porque alguien descargó porno en ella? —preguntó con sorpresa. —Por supuesto que sí, meterse a sitios como ese siempre traen alguna clase de virus e incluso te pueden robar hasta información personal si no tienes cuidado —reprochó—. Y descárgalos es peor. ¿Sabías que la mayoría de los jóvenes que ven porno se llevan unas expectativas irreales respecto a lo que es el sexo debido a que todo eso es actuado y sus cerebros no pueden percibir la diferencia? —comentó como si nada. —Eso es un dato interesante, pero debo de aclarar que yo no tengo la necesidad de ver porno y mucho menos de descargarlo —aclaró. Archie le observó sobre su hombro, obviamente sin creerle ni una sola palabra, y considerando que estaba revisando el computador de Cedric, podría tener razón al dudar. —Es en serio —insistió—. Antes de que mi hermano me pidiera mi computador, este trabajaba bien, fue después de que me lo devolvió que comenzaron los problemas —explicó. —Deberías de decirle cómo afecta el porno en los adolescentes entonces —indicó volviendo su atención a la pantalla. —Oh, ten por seguro que lo haré —sonrió. —Podría descargarte e instalar un programa antivirus que también te ayudará a proteger tu información personal —ofreció. —Por favor, adelante —aceptó fácilmente el vampiro, si eso significaba que el pequeño humano se quedaría más tiempo no tenía ningún problema con ello. —El programa es mío y propio por lo que solo cobraré un poco más y cualquier problema, me puedes hablar directamente —expresó sin dejar de mover sus dedos sobre el teclado. —No te preocupes por el dinero, si es por un trabajo de calidad no tengo problema en pagar lo justo —expresó. Archie asintió y no dijo nada más. Cuando el gran hombre se inclinó nuevamente más cerca y sin aviso, no pudo hacer nada más que quedarse quieto y sentir su cuerpo se presionaba ligeramente en su costado, pero en vez de recibir rechazo por el contacto inesperado, Archie solo sintió un agradable cosquilleo. —Susan, por favor trae dos tazas de ¿té o café? —preguntó observando a Archie. —Café, por favor —respondió automáticamente. —¿Puedes traer dos tazas de café por favor? —pidió. —Por supuesto señor, en seguida se lo llevo —respondió la mujer y la comunicación se cortó. Cuando Cedric se alejó, Archie parpadeó como si recién procesara la pregunta. —No es necesario el café, ya estoy por terminar —expresó tardíamente. —Fue descortés de mi parte no ofrecer algo cuando llegaste —argumentó—. Te prometo que el café será de tu agrado. Pero el solo pensar en cuántas personas había tocado esa misma taza, cuántas habían bebido de ella y si había sido limpiada de forma correcta llenaba de ansiedad a Archie. —Ya he terminado —anunció repentinamente, cerrando su computador y guardando sus cosas—. El programa se está instalando, una vez que termine solo necesita iniciar su cuenta y listo —expresó retrocediendo, obligando a Cedric a hacer lo mismo. Levantándose de la silla, Archie tomó el paño en el cual se había sentado y lo arrojó a la basura junto a sus guantes, entonces abrió su mochila y sacó un par nuevo junto a una botellita de desinfectante, la cual rápidamente se echó en sus manos antes de colocarse sus guantes nuevos. Cuando percibió que el sexy hombre había observado todo su proceso, se sonrojó y rápidamente rodeó el escritorio. —Si no deseas tomar café está bien —aseguró Cedric intentando tranquilizar al dulce humano—. Por favor, tomemos asiento para hablar sobre el p**o y la forma de este —pidió señalando los sofás. —El dinero se deposita directamente a mi cuenta y lo que habían dicho principalmente está bien —respondió observando a su alrededor ansiosamente. Cedric percibió que el adorable humano parecía estar luchando consigo mismo, como si quisiera quedarse, pero a la vez algo se lo impedía. —Me descargaste e instalaste un antivirus, creo que deberíamos de hablar nuevamente del monto de tu paga —insistió. Archie mordió su labio inferior, realmente tentado a aceptar la oferta del hombre, y no solo porque le estaba ofreciendo más dinero, sino porque de alguna forma inesperada se sentía atraído por él, y no sabía si eso era bueno. No, definitivamente no podía serlo. —Yo tengo que irme, sí, irme —pronunció y se dio vuelta rápidamente para salir de la oficina. Abriendo la puerta, Archie jadeó cuando se encontró con la mujer llamada Susan, estrellándose contra ella, provocando que ambas tazas de café se volcaran sobre su ropa. —Archie —exclamó Cedric acercándose. —Oh, dios mío —jadeó la mujer—. Lo lamento mucho, ¿estás bien? —preguntó tocando su ropa humada. —No, no, no, no… —comenzó a murmurar observando y sintiendo la gran mancha de humedad cubriendo principalmente su ropa superior, desde el centro de sus clavículas hasta su ombligo. La ansiedad subió hasta su cabeza y de pronto, respirar se le estaba dificultando un poco. Estaba teniendo una crisis de pánico, Archie lo sabía. Estas no le daban muy seguidas, pero cuando lo hacían llegaban con todo y tardaba un tiempo en recomponerse, y a pesar de que sabía lo que tenía que hacer para recuperarse, por alguna razón… No podía hacerlo. —¿Señor White? —preguntó la secretaria observándole realmente asustada. Archie negaba con su cabeza mientras susurraba pequeños no continuos, alejándose de sus manos retrocedió y chocó con un fuerte cuerpo a su espalda, el instinto de lucha surgió en él, pero por alguna razón, no se alejó. —Sal de la oficina y cierra la puerta, Susan —ordenó Cedric sin dejarle a discutir mientras fácilmente tomaba al pequeño hombrecito entre sus brazos, con uno bajo sus rodillas y otro en su espalda. No esperó a que Susan cerrara la puerta, pues sabía que así lo iba a hacer, y en cambio se dirigió a los sofás donde se sentó con Archie sobre su regazo, solo que a horcajadas. —Permiso —murmuró y abrió la mochila del humano para sacar la botella de desinfectante. Esparciendo una buena cantidad en sus manos, las restregó juntas hasta que ya no hubo nada y luego tomó el rostro de Archie entre sus manos. Fue un gesto dulce del cual Archie no pudo evitar fijarse dentro de todo. —Solo mírame a mí, Archie, concéntrate en mi respiración e ignora todo lo demás —ordenó con un tono que no permitía la réplica. Archie alzó sus manos y las colocó sobre el pecho de Cedric, entonces se fijó en sus labios e intentó imitarlos al igual que el movimiento bajo sus manos. —Pregúntame cosas —pidió en un susurro. —Claro —asintió—. ¿Cuál es tu nombre? —Archie… —¿Cuántos años tienes, dulce Archie? —Veinticuatro. —¿De qué color es la nieve? —Blanca. —¿Y el cielo? —Celeste. —¿Vives con alguien? —No, solo yo, solo… —respondió un poco más calmado. —¿Estás mejor? —preguntó Cedric, observándole con cuidado. Soltando un profundo suspiro, Archie asintió despacio. —Si, yo… Lamento todo esto —expresó apenado—. Tengo un ligero trastorno obsesivo compulsivo llamado TOC y bueno… —balbuceó. —Shh, está bien, no tienes nada que explicar —aseguró acariciando tiernamente con sus pulgares las mejillas de Archie—. Lo que ocurrió fue un accidente inesperado. ¿Estás bien? —preguntó observando su ropa. Archie arrugó su nariz y empujó sus lentes más arriba dos veces antes de tocar su ropa mojada. —No realmente, se siente desagradable —respondió honesto, con un escalofrío que no pudo evitar recorriendo su cuerpo. —¿Te has quemado? —preguntó preocupado. —No sé, tendría que revisarme —expresó con un dulce mohín en sus labios. —Ven, tengo un baño privado que podrías usar —indicó soltando su rostro y lamentando inmediatamente su perdida mientras le ayudaba a ponerse de pie—. También tengo unas camisas que te podrían ayudar hasta que llegues a tu casa —anunció tomando su mano mientras lo dirigía por su oficina. Llegando al extremo opuesto de donde estaban los sofás, abrió una puerta revelando un amplio baño. —Adelante, puedes usarlo —aseguró. —Gracias, yo… Uh… Respecto a tu ropa… —balbuceó mientras en su mente buscaba una excusa sin sonar realmente grosero. Antes realmente no le habría importado simplemente decirle lo que pensaba, pero Cedric había sido tan amable con él hasta el momento, llegando incluso a ayudarle y calmarle en medio de su crisis de pánico, ni siquiera lo había acusado de ser un rarito a pesar de que ya había hecho y dicho varias cosas para ganárselo. Demonios, muchas personas se lo habían dicho por mucho menos. —Descuida, fueron recién entregados de la tintorería —prometió entendiendo su preocupación. Y sin decirle alguna otra cosa, se retiró sin darle la oportunidad a Archie de discutirle. Soltando un suspiro, Archie contempló la puerta cerrada y negó suavemente antes de quitarse su mochila, dejándola sobre el mueble del lavamanos. Quitándose la chaqueta, pronto se deshizo también de su suéter con cuello alto antes de proseguir con su camiseta. Se supone que debería de estar preocupado por la ligera mancha rojiza sobre su pecho y el ligero ardor en esta, pero en realidad su mente no podía dejar de trabajar en su ropa sucia y la sustancia que había manchado su piel. Refunfuñando por lo bajo, abrió su mochila y sacó unas toallitas húmedas para limpiar su piel, intentando disipar así el aroma a café también. No era realmente lo que necesitaba en ese momento, pero bien podría funcionar hasta que llegara a su casa y pudiera tomar un par de duchas para limpiarse bien. —¿Archie? ¿Puedo pasar? —preguntó el sexy hombre golpeando suavemente la puerta, casi como si temiera asustarlo. —Sí, si puedes —respondió y observó como la puerta era abierta. Los ojos de Cedric inmediatamente fueron hacia la piel expuesta, deleitándose con lo cremosa de esta. Había acertado cuando pensó que Archie sería delgado, aunque en realidad no le habría molestado tampoco si este fuera más rellenito, y aunque la marca roja en su pecho le estaba molestando, había algo más que había llamado su atención. Una marca de nacimiento. Y no cualquier marca de nacimiento. En un costado de su cuello, tres lunares que formaban un triángulo. Oh, algo dentro de él se animó con ello. Si ya había estado teniendo problemas con la innegable atracción que sintió con el pequeño humano, aquellos tres puntos hicieron el resto del camino y Cedric simplemente no se pudo detener a sí mismo mientras avanzaba directamente hacia Archie. Los ojos del dulce humano se abrieron enormemente detrás de esos lentes y comenzó a retroceder hasta que su espalda chocó con la pared. Cedric colocó una mano al costado de la cabeza de Archie y la otra viajo a su cintura mientras su cuerpo se curvaba sobre él, enjaulándolo, atrapándolo. El reconocimiento de que había atrapado a su pareja tenía un sentimiento lleno de regocijo en su interior que no podía detener. Ese dulce humano pelirrojo era suyo y de nadie más, por fin tenía una pareja a la cual amar, adorar y proteger de todos los males. —¿Cedric? —musitó Archie, observándole con aquellos grandes ojos confundidos y sorprendidos. Pero además de aquellas emociones, la lujuria también estaba presente en su dulce mirada, tan interesado en él como Cedric lo estaba. Archie podría no conocer sobre las parejas enlazadas ni sentir completamente el lazo que se creaba entre ellos tras encontrarse, creciendo cada día más hasta que completaban su unión, pero definitivamente estaba interesado en Cedric tanto como él lo estaba del pequeño humano. —Uh… Teléfono —susurró—. Teléfono suena —avisó observando sobre su hombro. Cedric gruñó bajo, no queriendo alejarse de su pareja, pero a la vez entendiendo que solo lograría asustarle si persistía con su comportamiento extraño. —Puedes usar esta camisa —pronunció, obligándose a sí mismo a enderezarse y separarse, amando definitivamente la diferencia de altura de ambos. El rostro de Archie que daba perfecto para esconderse en la curvatura de su cuello mientras él le rodeaba con sus brazos. —Por favor… Solo dame unos minutos y podremos seguir hablando de tu paga —pidió y se alejó sin esperar respuesta, seguramente esperando que fuera obedecido. Y aunque una parte de Archie todo lo que deseaba era quedarse y subirse nuevamente al regazo de Cedric, la otra tenía tal vez algo de miedo por su inesperada reacción. Y no podía descartar la innegable lujuria del contrario en su mirada, así como la propia. —No, no, no —murmuró colocándose la camisa de Cedric—. Es muy peligroso, muy peligroso. Observando su ropa sucia, hizo una mueca con sus labios y la dejó olvidada donde estaba. No podía llevársela sin terminar de ensuciar todas las cosas en su mochila y sería desagradable mantenerlas en sus manos. Cruzando nuevamente su mochila sobre su pecho, Archie salió del baño lo más silencioso que pudo y contempló a Cedric hablando por teléfono. Sus ojos se encontraron y no pudo evitar agitar suavemente su mano en un pequeño despido antes de salir rápidamente de ahí. A penas y si registro que la secretaria seguía en su lugar detrás del escritorio antes de subirse al ascensor y apretar el botón que lo llevaría al lobby. Cuando las puertas se cerraron, dejó de ahorcar con sus manos la correa de su mochila y se obligó a soltar un suspiro. Con algo de temor, Archie salió nuevamente cuando las puertas del ascensor se abrieron. Casi esperó que alguien le dijera algo mientras cruzaba el lobby, pero nadie lo hizo y pronto se vio en libertad. Tomando el primer taxi que encontró, Archie le dio la dirección de su casa aun sintiendo su corazón latir rápidamente, pero lo más raro de todo, era que también sentía una presión en este y no creía que se debía precisamente a su rápido palpitar. ¿Era entonces porque había abandonado a Cedric a pesar de que deseaba pasar un poco más de tiempo con él? Pero ¿por qué? Cuando el taxi se detuvo frente a su casa, contempló a Lily sentada en uno de los escalones frente a su puerta. Cancelando, se bajó rápidamente. —¿Y esa ropa? ¿Finalmente cambiaste de estilo? —preguntó con una sonrisa divertida. —¿Qué es el amor a primera vista? ¿De qué se trata? —cuestionó dejando sin palabras a la menor.
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