6- Bala.

1555 Palabras
Capítulo 6. Bala. Andrés. ¿Cómo puede ser posible que en dos ocasiones le haya dado una indicación tan sencilla y vuelve a hacer exactamente lo que le pedí no hiciera?. Ya es un fastidio lidiar con la vida de una testigo, y para hacer las cosas aún más complicadas ignora mis indicaciones; entiendo que quiera proteger a su hermano, a quien hoy debo investigar, precisamente. Noemí tendría esa información en mi escritorio cuando llegase allí. —Paula, te he dicho que no me agrada que me toquen sin mi autorización, tómalo como una manía o dale una explicación cualquiera, pero soy un maldito maniático con ciertas cosas, y eso que haces es una de ellas. ¿Comprendes?. —La observa tras dar un suspiro de frustración— —Disculpa, es que mi cabeza está totalmente enredada y lo único que me importa es que mi hermano esté bien, él no puede cuidarse solo. ¿Al menos podemos hablar?, yo le diré lo que me pida, inclusive la única razón por la que no quiero morir es porque no deseo dejarlo solo, nadie pagará su mensualidad si yo no lo hago, y ahora mismo no tengo manera de trabajar. —Andrés es un hombre con una paciencia de cristal, su oficio le enseñó a no apegarse a nada ni a nadie, porque siempre terminaría mal, y al notar la evidente preocupación de Paula, afianza aún más su filosofía de vida, se acerca a ella con pasos firmes. —No es sencillo tanto para ti como para mi, para hacerlo más claro; para nadie, el hecho de que estés aquí ahora mismo es un peligro para mí, eso sin mencionar que el hombre a quien viste aquel día es uno de mis verdugos. No es el único en desear verme tres metros bajo tierra, pero sabes que Paula. —Se acerca a ella para quedar justo frente a su rostro— Es complicado deshacerse de mí, pocas veces pierdo, y esta es una oportunidad grandiosa, a menos que lo eches a perder, me gusta el silencio que hables si te lo pido. Es sencillo, nos llevaremos como lo que somos, tu una testigo y yo soy quien hace las preguntas cuando considere que las necesite escuchar. —Créeme, desearía poder ayudar, no sabes cuánto lo deseo para seguir con mi vida —Ella también lo mira directo a los ojos, a lo que Andrés responde con una sonrisa que hechizarían a cualquiera— Su dentadura se veía perfecta, y se le formaban unos pequeños hoyuelos, que lo hacían ver casi perfecto. Paula se sentía extraña porque a pesar del mal carácter del detective lo encontraba muy atractivo, y eso la enfadaba, se trataba de una combinación estúpida y hasta absurda, teniendo en cuenta que ella tiene un novio, de quien está enamorada. —Perfecto, entonces estamos de acuerdo señorita. Necesitas tener paciencia, yo me encargaré de tu hermano, solo espero que no esté metido en nada turbio. —Fue lo último que dijo antes de salir, Paula decidió permanecer en silencio, pues él es un detective, se dará cuenta de todo en poco tiempo. En la mansión del Mafioso en el día en el que intentaron silenciar a Paula: Los “servidores” del Mafioso Oscuro no se percataron de la presencia de una persona en medio de aquel tiroteo, su jefe había salido con ellos en busca de los soplones enviados por Ernest, el segundo en el negocio de armas y lavado de dinero, ambos bandos son enemigos desde hacía décadas, inclusive mucho antes de que los actuales líderes comenzaran a dirigir todo. Cuando en los medios recorrió la noticia de que al fin alguien lo había visto, el quiso encontrar al testigo a como diera lugar y acabar con su vida, lo que no imaginó fue que la policía corrupta se comportase como lo hicieron, y todo por temor a los trajeados norteamericanos. Tendría que lidiar con este nuevo problema con cautela. Ernest no descansaría hasta capturar a aquel testigo, quien resultó ser una mujer con suerte, ya que fue más rápida que él. El Enmascarado Oscuro, como lo conocían en el negocio, no volvió a su mansión desde que se enteró del cabo suelto, debería esperar hasta saber si en verdad esa mujer lo había visto a él o a Dayanne, a ella no le importaba que la vieran, pero el Mafioso se preocupaba que si daban con ella, también lo encontraron a él, y eso no debe ocurrir bajo ninguna circunstancia jamás. —Oye enmascarado, se puso difícil la cosa, esa pequeña está bajo custodia policial, no podré traerla para ti hasta que encuentre la manera de llegar a ella. —Dayanne es una de las personas en quien más confía el Enmascarado Oscuro— —¿Me estás diciendo que no puedes encargarte de un simple estorbo?. —Responde desde la otra línea— —Mira, sabes que siempre puedo hacerlo, pero no sé; creo que esta tipa nos salió muy bendecida o cosas así. La dirección que nos dieron fue incorrecta, y cuando llegamos su casa estaba completamente destruida, eso se lo debemos a los hombres de Ernest, intenta adivinar a quien culpan por ese acto vandálico. —Dayanne siempre se mostraba un tanto bromista, no tomaba nada en serio sin hacer una broma al respecto, pero cuando se trataba de un objetivo especial no descansaba hasta lograrlo, y a pedido de su jefe tendría que llevar a la testigo con o sin vida ante el— —Te doy una semana Dayanne, no puedo seguir con los negocios hasta saber que esa mujer no abrirá la boca, los negocios ya bajaron un diez por ciento porque nuestros socios creen que podrán capturarme y dejarlos al descubierto a ellos, considera que ni siquiera ha pasado demasiado tiempo. —El hombre está casi seguro que la testigo no lo vio, pero sí a Dayanne, y a algún otro de quienes fueron al tiroteo aquella vez, de ellos ya se encargó pero no mataría a su chica así como así. — —Sabes que, a veces hasta pareces tierno jefe, podrías haberme eliminado del mapa y entonces no te preocuparías por esa testigo, te lo agradezco jefe. —La verdad es que Dayanne lo había salvado en varias ocasiones, y nunca lo traicionó, y de eso ya han transcurrido casi veinte años, ambos crecieron juntos, como hermanos de diferentes padres. —Silencio Dayanne, sabes que siempre puedo cambiar de opinión. Deja tus tonterías y haz tu trabajo. No puedes andar mostrando tu rostro, esa es la regla si quieres sobrevivir en esto.—Corta la llamada— Dayanne sabía que “su jefe” tenía razón, ella fue irresponsable al haber ido sin una máscara puesta, por eso esta misión lo tomó muy personal, y sí, se propuso llevar a la chica bendecida justo frente al mafioso. Actualidad Andrés siempre estaba fuera de la jefatura, prefería trabajar a su manera, le encantaba unir cabos sueltos, siempre resolvía absolutamente todo lo que se le encomendaba, tenía un trato especial, eso incluía manejar su tiempo a su antojo, si “hacía oficina” era simplemente porque necesitaba ciertas informaciones de los casos a su cargo. Pero la mafia era su especialidad, desde que inició su carrera como detective, su seguridad nunca estaba garantizada, y ahora a sus treinta y cinco años eso empeoró pues otro de sus verdugos está tras él; se trata de Ernest, su rostro es bien conocido e inclusive es fácil encontrarlo en internet. Noemí le entregó los expedientes del hermano de Paula, el de su novio y todo lo referente a su familia, pero el no quiso leer esa información en todo el día, se enfocó en seguir el rastro de Ernest, quien irrumpió en la casa de la testigo. En la tarde el fue solo hasta ese lugar, revisó cada rincón hasta cerciorarse de que en verdad no había nada que lo ayudase a seguir con uno de sus dos casos favoritos. —¡Carajo!, un hombre escondido detrás del desorden le disparó, la bala rozó su abdomen izquierdo, pero pudo acercarse al sospechoso quien estaba bañado en sangre pero aún con vida. —Bienvenido, a ver... ¿Para quien trabajas?. Lo que acabas de hacer me dejará otra cicatriz, y verdaderamente las odio, solo dime lo que sabes y te dejaré vivo, inclusive puedo verte un hospital de esos en donde te colocan un jarrón con flores cada mañana—Se acerca al hombre herido y aprieta su muñeca hasta el punto de casi rompérsela— El hombre herido tartamudea pero no dice nada. —Lléveme de aquí, y garantice mi seguridad, solamente así hablaré. —Dice entre jadeos de dolor— —Como quieras, pero al menos responde esa pregunta, cuando lo hagas llamaré a mis compañeros para que se encarguen de ti. —Vuelve a presionar con fuerza la muñeca del hombre— —Ernest... e... el es mi jefe. —Responde de prisa— —Perfecto, eso es todo fue fácil colaborar. —Andrés llama a sus compañeros quienes llegarían en un minuto, pero el decide volver a su departamento, pues no espero esa bala en un lugar donde supuestamente no había nadie y estaba custodiado por policías desde afuera. Situación que le resultó extraña...
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