Apenas pisó Florida, un auto lo condujo a la clínica. Andrea era todo para Demetrio, si le ocurría algo, no lo iba a poder soportar. —¡Papá! —miró a Mássimo sentado con las manos en el rostro y se llenó de miedo —¿Cómo está mi abuelo? —preguntó a punto de llorar. —Está estable, pero al parecer hay que operarlo de corazón abierto —Demetrio puso las manos en el asiento, sentía su mundo dar vueltas en ese momento. —¿Puedo verlo? —pidió y Mássimo asintió. Cuando entró a la fría habitación de la clínica, su corazón se contrajo. Andrea estaba dormido, y el monitoreo de su corazón no era tan fuerte como debía. —Andrea, aún estás muy joven, debes salir de ahí —suplicó. Apretó las manos de su abuelo con fuerza y salió de ahí con los ojos brotando lágrimas. —No voy a soportar otra muerte —se