Vuelo a París. 3

2536 Palabras
Terminaron de hablar pasado el almuerzo, aquella fue una junta extremadamente larga, pero excesivamente productiva para ambas porque avanzaron muchos detalles de un futuro lanzamiento en Rusia y solo quedaba el detalle de quien haría la traducción del italiano al ruso, Zoe estaba más que feliz con aquella noticia hasta que Layla le recordó que esa noche debía asistir a la celebración del hotel y ahí toda la felicidad se le cayó al suelo porque seguía sin ganas de asistir a ese evento pues no era lo suyo. Mientras caminaba hacia el elevador un escalofrío le recorrió la espalda haciendo que discretamente girará su cabeza para ver quien iba detrás de ella, era el mismo hombre de la noche anterior y al ver al frente todo pintaba a que solo subirían al elevador los dos, así que se detuvo aún lado rebuscando algo en su cartera y vio como el tipo se hacía el tonto esperando no muy lejos de ella, Zoe que de tonta no tenía un solo pelo se alejó del elevador y comenzó a caminar hacia las tiendas, ahí sería fácil esconderse y salir por si el tipo la seguía. Fue más que obvio que el hombre la iba siguiendo porque no disimulo cuando cambio de dirección al mismo tiempo que ella lo hacía, esa situación era bastante incómoda porque se llamaba acoso y hasta ese momento estaba siendo bastante amable al no llamar a los guardias o hacer un escándalo para exponerlo frente al resto de los huéspedes, pero maliciosamente se acercó a uno de los guardias de seguridad cerca de las puertas hacia las tiendas y su idea funcionó muy bien pues el tipo se pasó de largo al verla. – ¿Se encuentra bien? – pregunto el guardia al ver que la pregunta de Zoe no tenía sentido pues comenzó con el clima y termino en como llegar a la torre Eiffel. – El tipo de camisa azul me iba siguiendo, desde ayer por la noche me está molestando y casi me acorrala dentro del elevador. – comento mientras se apretaba las manos fingiendo nerviosismo. – Vamos al elevador, me aseguraré de que no suba con usted. – hablo por el radio y consiguió un permiso exclusivo para utilizar otro elevador. – Muchas gracias, señor. – Zoe suspiro aliviada de que el hombre la hubiera acompañado a su piso. – No hay de que, estamos para garantizar la seguridad de los residentes y le recomiendo que ponga una denuncia en recepción, genere un historial para ese señor. – estaba dentro del elevador. – Gracias, el problema es que no sé cómo se llama. – comento mientras veía a unos chicos salir de uno de los cuartos. – No importa, presente el reporte y el hotel se encargará de hacer las investigaciones correspondientes, hay cámaras por toda la recepción. – tenía la mano puesta en un lado para que las puertas no se cerraran. – Muchas gracias, apenas este en el cuarto llamaré a recepción y pondré la queja. – asintió comenzando a caminar. Zoe escuchó el tintineo del elevador cerrándose y al voltear vio que los números se iban encendiendo dejándole en claro que iba bajando, estaba en un pasillo bastante lejos del pasillo que era el suyo y tuvo que caminar bastante, pero no le importaba mucho pues se libró de un ataque o una persecución hasta su cuarto y un acoso más continuo, yendo por los pasillos se fue fijando en cada esquina y cada cuatro metros había una cámara de seguridad vigilando los pasos de todos los huéspedes, abrió la puerta de su cuarto y entró rápidamente, de inmediato tomó el teléfono y llamó a recepción para informar del incidente que acababa de pasar porque no pensaba dejarlo pasar a pesar de tener el carácter para enfrentarlo sola, no tenía cabeza para eso, pero se sorprendió muchísimo cuando la recepcionista le dijo que habían dejado un regalo para ella por parte de uno de los huéspedes y estaba solicitando saber un poco más de ella, antes de que la mujer continuará Zoe pregunto como andaba vestido y era el mismo hombre, entonces puso la queja de acoso. La recepcionista se comprometió a mantenerla segura en el hotel y en dejar en claro sus intenciones de no querer saber nada de aquel tipo, Zoe no podía creer que estuviera haciendo toda esa parafernalia con un tipo idiota y que al final de cuenta no iba a llegar a ningún lado con nada, cuando termino la llamada dejo el teléfono en su sitio antes de ir al minibar para sacar una pequeña botella de Jack Daniel's, necesitaba algo fuerte para terminar de digerir todas las noticias que había recibido desde la mañana hasta esa hora y Layla no la dejaba beber más que vino, cócteles y champaña, jodidamente extrañaba a Magda y no veía la hora de terminar su trabajo para volver con ella. Se quedó dormida sin querer después de su segunda botella y dio un brinco cuando su celular que estaba al lado de su cabeza comenzó a sonar con una llamada entrante, observo a todos lados aturdida con la imagen apagada que había en su cuarto y es que el cielo francés estaba nublado, tomo el celular y respondió la llamada antes de que cortara quien le estuviera al otro lado pues no vio el nombre con lo aturdida que estaba. _______________________________________________________________________________ – Hola. – respondió Zoe con voz adormilada. – Hola, Zoe... – era Layla – ¿Tienes ropa para esta noche? – estaba contemplando todas las excusas que Zoe le pudiera dar. – ¿Por qué? – se acostó largando un suspiro pesado. – Porque si me vas a salir con esa excusa estoy viendo algunas prendas bonitas. – Layla tenía una insistencia bastante clara. – Tengo ropa, Magda me metió varios vestidos por si esto pasaba. – se quedó de lado en la cama. – Está bien, te espero entonces, no olvides que la fiesta comienza a las ocho. – lo menciono porque sabía que Zoe no había abierto la tarjeta. – Bajaré a las diez. – gruño mientras rodaba de un lado a otro. – A esa hora es la cena, si no estás puntual perderás la mesa. – Layla ya estaba comenzando a pensar en que tendría que apurarla. – Ocho y media. – abrió los ojos viendo las nubes oscuras desde la ventana de su cuarto. – Está bien, ocho y media nos vemos. – se rio cediendo a ese capricho. – Nos vemos. – gruño de forma pesada antes de colgar la llamada. ________________________________________________________________________________ Se quedó viendo el techo mientras refunfuñaba entre dientes porque no quería bajar, pero se acababa de comprometer más seriamente y tuvo que levantarse para ir a la ducha donde se despojó de todas sus prendas de ropa, si ya no tenía opción por lo menos iba a darse una manita de gato para lucir despampanante y quizás consiga alguna aventura interesante como la que le sugirió Magda; utilizo la secadora y plancha de cabello que el hotel tenía en su cuarto, por suerte se había llevado sus productos de cuidado capilar y no sintió remordimiento a la hora de pasar la plancha para alisar sus rizos pues se puso un protector térmico. No tuvo una madre que le enseñará como debía arreglarse el cabello ni que la ayudara con su primer maquillaje para salir a una discoteca, pero si tuvo ocho profesoras estrictas que le enseñaron desde la etiqueta en una mesa hasta como debía vestirse para ir a un bautizo, maquillaje, peinado y hasta tenía un título con el que podría buscar trabajo como asesora de imagen. Con todo su cabello muy bien planchado salió del cuarto de baño mientras pensaba en que sería lo indicado para esa noche, un aniversario donde ella sería una boca más a la que le iban a dar de comer, debía destacar lo suficiente para encajar con el resto, escogió el vestido de color café de terciopelo con un largo hasta la mitad de las pantorrillas y una rajadura que dejaba al descubierto la pierna izquierda hasta unos centímetros por debajo de la ingle, le adornaban unas cintas de lentejuelas plateadas, cuello ovalado y manga larga, los zapatos llenos de brillantes con punta y moños, atados a los tobillos. Mientras se veía en el espejo del cuarto estaba pensando que labial le pondría a ese conjunto, sus anillos varios no podían faltar, tenía algunos estilos repetidos, oro y plata, tomo los aretes de brillantes en color plata más largos que había llevado y mientras se los estaba poniendo definitivamente iba a tener que ponerse los labios en un tono sutil, un color tierra o nude sería perfecto para bajar la intensidad en el maquillaje de los parpados que jugaba un poco con el color verdoso musgo de sus iris; cuando estuvo lista escucho dos toques a la puerta y vio la hora en el reloj del celular, justo eran las ocho y media, Layla tan puntual como solo ella podía, entonces contenta fue a abrir, pero gran sorpresa es que era Marta. – Layla me mando a recordarle que tiene que bajar. – dijo mientras la barría con la mirada. – Si, ya sé donde y a que horas tengo que bajar. – volvió adentro para ponerse perfume, esa noche no llevaría cartera. – A la jefa le gusta mucho la puntualidad, además se celebra el aniversario del hotel familiar, los abuelos fundadores vienen al igual que las hermanas. – vio el reloj en su muñeca mientras movía la pierna desesperada. – Que bueno, pero yo no soy parte de la familia, tú y yo somos simples invitadas a las que ellos nunca verán como nada más que empleadas. – le pego un puñetazo solo con palabras. – ¡Debes bajar ya! – dijo con molestia antes de darse media vuelta e irse. Zoe se rio divertida sabiendo que le había amargado la noche con la cruda realidad, tomo la llave del cuarto y tomo la cartera, al final iba a ser mejor llevarla porque podía recibir una llamada urgente que le cambiara los planes, los dos celulares por si acaso, tarjeta, identificación, llave y el labial que estaba utilizando en esos momentos. Dentro del elevador se animó a por fin abrir el sobre para ver que decía y es que solo por si tenía que llevar algo más, pero no era nada que captara su interés para terminar de leerla, las puertas se abrieron y en el lobby del hotel había muchas personas luciendo sus mejores trapos, Zoe camino entre ellos con intenciones de ir directo al lugar del evento y una vez estuvo adentro lo primero que busco fue la barra, un poco más de Jack no le iba a hacer mal, pero pasando iba cuando alguien la empujo con tanta fuerza que casi la hace caer de rodillas al suelo. – ¡Ay por Dios, perdóname! – la mujer retrocedió bruscamente alejándose y sin querer empujo a Zoe. – No hay pena señora. – sonrió dulcemente viendo a la mujer frente a ella. – De verdad que pena contigo, por estar tonteando casi te provoco un golpe. – se veía realmente apenada y los ojos se le habían aguado un poco. – De verdad que no hay pena, estoy muy bien y no me caí. – vio a la mujer que estaba detrás de ella, su mirada fija era un poco incómoda. – Ya sé quien eres... – dijo apuntándola con el dedo – Tu carita se me hacía conocida y no sabía de donde, pero ya me acordé, eres la escritora de Noches en el desierto. – sonrió ampliamente. – ¿Qué es eso? – pregunto la otra mujer. – Son cuentos infantiles, mi hija ama ese libro desde que se lo robo a mi hermana Layla de la oficina, los ha leído tantas veces que creo que se los sabe de memoria. – dijo la mujer provocando que Zoe sonriera. – Eso quiere decir que ustedes son dos de las hermanas de Layla. – las ganas de escapar se aplacaron un poco. – De hecho solo yo, Elena Doménico, la tercera en la lista de los seis. – extendió la mano hacia ella. – Un gusto, Zoe Sussina. – estrecho la mano ajena con una sonrisa amplia en los labios. – Gia Grey de Lomonosov. – la mujer que la había empujado estrecho su mano también. – Un gusto conocerlas, si me disculpan iba a buscar a Layla. – Zoe bajo la cabeza y desapareció entre las personas sin darle tiempo a que se despidieran. – Creo que no le caí bien a la escritora. – comento Gia viendo a su amiga. – Que raro, sus ojos se opacaron cuando escucho tu apellido ¿La conoces de algún lado? – Elena la vio. – Novia de Dimitry no ha sido, es muy amable y la recordaría muy bien, porque tú has conocido las malditas lagartijas que me ha llevado, así que no tengo idea de donde es que me conoce. – se encogió de hombros. Zoe se alejó de ellas porque el apellido Lomonosov figuro muchísimo en viejos cheques que el internado recibía, lo sabía porque estuvo un tiempo colaborando con las contadoras del internado y por sus manos pasaron muchos de esos cheques, aunque cuando cerraron el lugar y expusieron todos sus fraudes esos cheques nunca salieron a la luz, fueron quemados en el incendio, corto circuito por sobrecarga de una regleta en el área de bodega contable, un poco más y ella misma se chamusca ahí. Camino entre las personas ansiosa por una copa y cuando por fin se pasó un camarero a su lado llevando una bandeja en la mano, se apuró para tomar una copa de champaña, pero cuando se la iba a acercar a los labios un par de manos se posaron en sus hombros y cuando volteo vio a Layla con una enorme sonrisa en los labios. – ¿Qué hiciste? – pregunto Zoe con miedo. – Nada malo, pero debes venir conmigo porque quieren conocer a mi escritora italiana favorita. – la tomo del brazo y la arrastro hacia donde quería. No esperaba que la fuera a presentar a unas cuarenta personas y más cuando no le había informado previamente que la pondría a dar un discurso sobre su trabajo como escritora, Layla parecía una niña pequeña presumiendo su mejor juguete ante sus compañeritos de clase y eso sin duda la incomodaba mucho, muchas veces rebajaron su presencia a ser solo un peón al que movían a antojo de cualquiera y eso le seguía generando un sabor amargo en la boca, a pesar de su disgusto puso su mejor sonrisa mientras conversaba con las personas y tuvo la oportunidad de conocer a la hermana mayor, el esposo y a sus dos hijos menores, lo más curioso es que era la misma mujer despampanante de la noche anterior y en quienes estaba basando su nueva novela, más que todo en lo físico, aunque conociendo a la pareja un poco más, sus personalidades le gustaron mucho y quizás podría tomar un poco de ellas para sus personajes.
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