Capítulo 7 "Su atracción"

2167 Palabras
Sentir su roce tan íntimo hace que una parte de Amari se estremezca y quiera derretirse en sus brazos, quedar completamente a su merced, pero otra, una más aventurera, esta sedienta por más, por saber qué más puede conseguir de este hombre, que tan lejos sería capaz de llegar si empuja más. Siendo, como siempre, su imprudencia, como le diría su hermano y madre; la parte ganadora, ella apoya su rostro a la mano de él y lame suavemente sus labios antes de abrir la boca para hablar. Ella solo estaba tomándose un par de segundos para saborear lo que podría decir para intentar jugar un poco más con el mayor, pero para el pelinegro, ese pequeño gesto atrajo su atención completamente. –¿Le parece que mi inocente coqueteo fue imprudente de mi parte, señor Carter? – él ni siquiera se preocupa por disimular el hecho que su mirada se mantiene fijamente en los labios de la contraria. –Thomas, mi nombre es Thomas – algo en él le impulsa a decir, levantando su vista a aquellos opacos ojos dorados. Ella no es uno de sus empleados, tampoco alguien quien deba rendirle cuentas, no un socio ni un cabrón hijo de puta con el que no soporte estar por más de dos segundos. Amari tampoco es una de esas putas que se restriegan a él buscando algo. –Thomas – Amari saborea su nombre lentamente, sin siquiera pensar en la sonrisa que se escurre en sus labios involuntariamente. Sabe bien decirlo, también escucharlo, pero Thomas definitivamente espera escucharla gemirlo. –En cuanto a su pregunta, señorita Prisloo – ella lo interrumpe, pero lo hace con una pequeña risita. –Lo justo, Thomas, es que también me llames por mi nombre – inclina un poco la cabeza, fingiendo duda –¿O lo olvidó? Thomas vuelve a sonreír, y prefiere ignorar cuando fue la última vez que una sola persona le causó más de una sonrisa en un solo día. La última vez fue si acaso cuando era un crío, pero no es un tema que él se esfuerce por rememorar, menos en un momento tan ameno como este. –No, Amari, no lo he olvidado – la castaña ni siquiera frena su impulso por suspirar, ella simplemente inhala con profundidad, llenándose más de aquel imponente y delicioso aroma a masculinidad, y exhala. Thomas suelta una risa floja. Ella es un personaje, uno del que espera ver más. –Como estaba diciendo – él continua, al ver que ella únicamente corresponde su risa y se mantiene en silencio, esperando por que él siga con el hilo de sus pensamientos –Tu coqueteo más que imprudente, fue satisfactorio. Le toma solo un par de segundos a Amari entender el mensaje entrelineas, lo que la hace soltar otra pequeña risa, antes de que esta decaiga suavemente. –Otra vez, me disculpo por la actitud de mi hermano – se supone que ya era un tema dejado en el pasado, pero, aunque la castaña sea consciente que ella solo decide qué acciones tomar y que no cometió ningún error al coquetear con aquel hombre, ya sea descaradamente o no; la verdad es que el amor que siente su hermano menor por ella es reciproco en la misma magnitud. Thomas simplemente suelta un suspiro y no piensa en el momento en el que toma la mano de ella. La castaña pega un pequeño saltito que sobresalta incluso a su fiel guía y compañero, pero Rey simplemente vuelve su atención a su alrededor al notar que su amiga en realidad no está en peligro. –No habrá repercusiones por su actitud, si es lo que te preocupa – menciona el mayor luego de echarle una ojeada al guía perruno, y voltear nuevamente a la mujer. No puede evitar sonreír al ver como sus mejillas se veían algo más rojas de lo normal. Con lo atrevida que ha sido desde el momento que habló por primera vez con ella, dudaba si ella era capaz de verse tan inocente como parece con el rostro sonrojado. –Pero no seré tan condescendiente la próxima vez – Thomas tiene una reputación que creó en base a los años, dejando en claro desde el primer momento que con él nadie puede joder ni pretender pasarle por encima suyo. No va a permitir que aparezca un nuevo empleado a hablarle como si fuese un igual o un superior. Thomas Carter no es un igual, mucho menos alguien inferior a otro. Ya nunca más. Amari simplemente asiente en medio de un suspiro, ya no uno soñador, sino uno que la hace ver algo cansada. –Entiendo perfectamente, hablaré con él – Thomas no puede evitar sonreír un poco al verla de esa manera. Él definitivamente tiene muchos planes en mente que incluyen a la preciosa y seductora Amari, y no le importa una mierda lo molesto que pueda ser su imbécil hermano, él no piensa detener sus objetivos, al contrario, si ella se lo permite, él cumplirá más de una idea que se le viene a la cabeza ahora mismo. Thomas piensa decirle algo más, pero entonces suena su celular, interrumpiendo lo que sea que fuese a salir de su boca. Solo le da una ojeada, y no le importa siquiera fingir en contestar, simplemente lo deja sonar, algo de lo que Amari se da cuenta al no escuchar cesar el ringtone. –¿No vas a contestar? – pregunta luego de que el celular se silenciara solo para volver a sonar, indicando otra llamada entrante. El mayor simplemente suelta un suspiro antes de alejarse de ella, enderezándose en su asiento, y con una seña llamar al mesero que había estado atendiendo a la castaña desde antes de su llegada. –No, no te preocupes, seguro no es importante – el celular vuelve a silenciarse, pero no pasan más de un par de segundos para sonar nuevamente. Se puede ver como el gesto del pelinegro se endurece, tanto que nadie adivinaría que segundos atrás estuvo riendo y conversando amenamente. Ahora está molesto, furioso con el hijo de puta que no deja de querer joderlo. –¿Seguro? – pregunta nuevamente la castaña, curiosa sobre que podría haber pasado para que llamaran con tanta insistencia. El mesero justo llega en ese momento, intimidado por la cara de visible molestia que tiene el pelinegro, y antes de siquiera preguntar que se le ofrece, este extiende su tarjeta. –Carga lo de la señorita, y date prisa – el chico de no más de diecinueve años simplemente asiente rápidamente antes de tomar la tarjeta y sale prácticamente corriendo del lugar, a apresurarse con la orden del imponente pelinegro. –Por favor – menciona con voz calmada la castaña, sonriendo cálidamente y con la mirada perdida en algún punto dentro de la linda cafetería –No tienes que pagar por mi cuenta, yo puedo hacerlo. Si hubiese sido otra persona, Thomas claramente lo hubiese mandado a la mierda al solo intentar corregirlo por su manera de ordenar que las cosas se hagan; pero no se lo dijo otra persona, sino la curiosa castaña que no puede dejar de observar, por lo que respira profundo y decide pasarlo por alto. –Yo también puedo pagar por ella – arquea una ceja, viendo como ella sonríe con algo de burla. –Sí, puedo darme cuenta que si puedes hacerlo – antes de recibir una respuesta, el joven llega con la tarjeta y una factura que le entrega rápidamente al mayor, que simplemente asiente y se pone de pie al lado de la castaña, extendiendo su mano para tomar suavemente su brazo. Al ver el movimiento, el joven labrador se pone de pie al lado de su gran mejor amiga, y observa fijamente como esta se pone de pie junto con el imponente humano que no deja de dirigirle miradas. –Tampoco es necesario que me acompañes, de hecho, planeaba dar un paseo antes de llegar a casa – ella agradece suavemente al mesero cuando escucha como este empieza a recoger las cosas de la mesa. Thomas se inclina a tomar la correa del guía, lo que tensa por un momento a Rey, pero al final se tranquiliza al ver como el pelinegro acerca la correa en la mano de la castaña y como está la recibe con una sonrisa. Todo esto sin soltar el agarre en el antebrazo de Amari. –Me gustaría dejarte segura en tu hogar antes de marcharme – es todo lo que menciona el mayor antes de empezar a caminar un poco por delante de ella. Amari suelta una pequeña risa por lo controlador que ha demostrado ser en todo momento Thomas, y como entre ellos habría tantos conflictos de compartir más tiempo juntos. Thomas ha demostrado ser un hombre que todo lo que pasa a su alrededor es estrictamente manejado por él, nada de lo que ocurre en su entorno sucede por sorpresa. Lo mínimo, es revisado por él y tiene que ser aprobado, de otro modo, no será lindo. Por otro lado, Amari es un alma libre, ya, solo basta darle esa descripción a la joven castaña y es suficiente para entender porque entre estos dos, todo promete ser un desastre, o mínimo, bastante complicado para las partes implicadas. Aun así, no hay problema, porque la castaña no tiene otro plan que no sea jugar un poco con el mayor y viceversa. El detalle está en saber quien juega con quien y cuál de los dos se divertirá más al final del día. O incluso si habrá un ganador y un perdedor en este juego. Amari no tenía planeado irse aun del café, de hecho, su idea era disfrutar un par de horas más del aire libre, hablar más con su mejor amigo perruno, incluso si se pasaba su hora de almuerzo, pedir algún emparedado y un batido o algo por el estilo, quizás también podría escuchar un poco del audio libro que descargó últimamente. Pero aun así decide dejarse llevar, incluso deshace el suave agarre del mayor y junta su mano con la de él, quien voltea a verla un segundo antes de dejarle un pequeño apretón en lo que la dirige hasta su coche. –Te llevaré a tu casa – él primero abre la puerta de atrás y piensa en que tan complicado podría ser lograr que el perro se meta en el coche, pero en contra de sus creencias, solo basta un gesto para que Rey se suba. Como siempre, el guía de Amari demostrando entender mucho más de lo que cualquiera piensa. Thomas le avisa a la castaña que Rey ha subido al coche y esta deja ir la correa antes de dejarse llevar hacia el asiento del copiloto. –Rey – ella lo llama al segundo en que el pelinegro cierra la puerta luego de dejarla sentada. El mencionado suelta un suave ladrido y coloca el hocico sobre el hombro de su mejor amiga. –¿Confías en él? – si hay algo que Amari ha aprendido a lo largo de los años junto a su Rey es que, si ella tiene una gran habilidad para percibir las intenciones de los demás, Rey es implacable a la hora de juzgar, y ella no confía en nadie más que en él para definir si vale la pena que alguien entre a su vida o no. No es que su familia no tenga valor, simplemente que los tres son tan celosos con ella que ni siquiera se toman el tiempo de estudiar a las personas antes de decidir que lo mejor es alejarlos. Pero ese es otro tema. –¿A dónde te llevo? – pregunta Thomas una vez se monta detrás del volante, arquea una ceja viendo fijamente a los ojos marrones del perro, quien le devuelve la mirada como quien lo está estudiando a profundidad. El mayor simplemente deja otra suave caricia en el hocico antes de volver a fijarse en la mujer sentada a su lado, quien mantiene una suave sonrisa en su rostro antes de dar la dirección de su hogar. Thomas simplemente asiente antes de encender el vehículo, volteando brevemente otra vez al sentir al labrador olfatear su cuello antes de soltar un suave ladrido y volver a sentarse tranquilamente en los asientos traseros. Amari suelta una pequeña risa. –Le agradas – es todo lo que comenta la castaña, contenta de haber recibido la aprobación de su mejor amigo. La mirada de Thomas se queda en los labios rosados de la joven un par de segundos antes de volver la vista al frente. –Él también me agrada a mí – y por el retrovisor, nota como el perro se mantiene tranquilo en su asiento, obediente. Sí, a él también le agrada el perro, pero si somos sinceros, a él lo que más le importa ahora mismo es a la dueña, de quien se siente más atraído con cada segundo que pasa viendo cada rasgo de ella.
Lectura gratis para nuevos usuarios
Escanee para descargar la aplicación
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Autor
  • chap_listÍndice
  • likeAÑADIR