Habían pasado dos días y tenía por fin en mis manos mi tarjeta de identificación, volviendo a ser Lucero Cruz donde al mismo tiempo mucha gente se enteró que me encontraba viva; me había contactado del colegio, pero prefiero evitarlos ya que no me interesaba terminar el bachillerato, mi vida, mis sueños habían cambiado y me iba a enfocar en ellos definitivamente. Nos devolvimos hacia México para reencontrarnos con Armando, quien nos iba a presentar a sus padres, su casa era bastante lujosa y cómoda con sus paredes color marrón con piedras alrededor, sus ventanas amplias y su puerta de madera acompañada de un guardaespaldas siempre. Se notaba que siempre habían vivido de esto o al menos eso imaginaba. — Un gusto, Lucero Cruz es bueno conocerlos — Dije brindándoles mi mano, su madre de c