Capítulo 8: Sombras En El Consejo

1070 Palabras
La luna llena bañaba el castillo con un resplandor plateado, pero en su interior, los pasillos parecían más oscuros que nunca. Alina avanzaba con pasos cautelosos detrás de su madre, la reina Iliana, mientras el eco de sus pisadas resonaba en la piedra fría. “¿Hacia dónde vamos?” preguntó Alina en un susurro, mirando nerviosa a su alrededor. “Hay secretos en este castillo que incluso tú, como princesa, desconoces,” respondió Iliana sin detenerse. “Si Gavric ha mostrado su verdadera cara, entonces debemos jugar nuestras cartas con cuidado.” La reina empujó una pared aparentemente lisa, revelando un pasadizo oculto que llevaba hacia las profundidades del castillo. Alina tragó saliva, pero siguió a su madre, sintiendo cómo su mundo se desmoronaba con cada paso que daba hacia lo desconocido. El Pasadizo De Las Verdades El pasadizo era estrecho y húmedo, con apenas suficiente espacio para caminar en fila. Alina no podía evitar sentir un escalofrío recorrer su espalda mientras avanzaban. Las paredes estaban adornadas con grabados antiguos que parecían narrar historias de guerra y traición, imágenes que parecían moverse a la luz tenue de las antorchas que Iliana llevaba. “Este lugar fue construido por los fundadores del reino,” explicó Iliana, rompiendo el silencio. “Aquí es donde se tomaron las decisiones más importantes, las que moldearon nuestro destino. Y también es aquí donde descubriremos cómo enfrentar a Gavric.” Finalmente, llegaron a una sala amplia, iluminada por una luz azulada que emanaba de un orbe en el centro. Alina quedó sin aliento al ver los detalles del lugar: paredes cubiertas de runas, artefactos antiguos y un mapa del reino tallado en el suelo de mármol. Iliana se acercó al orbe y lo tocó con ambas manos. “Este es el Ojo del Consejo. Aquí se registran todas las reuniones y decisiones de los líderes del reino.” “¿Entonces podemos ver lo que Gavric ha hecho?” preguntó Alina, acercándose con curiosidad. Iliana asintió. “Sí, pero requiere un sacrificio de energía. Solo alguien con un vínculo directo con la piedra lunar puede activar esta función.” Alina se quedó en silencio, comprendiendo lo que eso significaba. Ella era la clave para revelar la verdad, pero también sabía que cada vez que usaba sus poderes, atraía más la atención de sus enemigos. La Visión Prohibida Con un profundo respiro, Alina extendió su mano hacia el orbe. La sensación fue inmediata: un torrente de energía recorrió su cuerpo, conectándola con algo más grande que ella misma. Las imágenes comenzaron a formarse en el aire frente a ellas, como si estuvieran viendo una obra de teatro en vivo. Primero apareció Gavric, en una sala secreta junto a otros miembros del consejo. Estaban discutiendo en susurros, pero sus palabras eran claras gracias al poder del orbe. “El ritual debe llevarse a cabo durante la próxima luna llena,” decía Gavric, con una sonrisa fría en su rostro. “Con el poder de la princesa, no solo consolidaremos nuestra posición, sino que también acabaremos con la influencia de la reina Iliana.” Otro hombre asintió. “¿Y qué haremos con Kael? Su lealtad a la princesa es peligrosa.” “Que lo eliminen,” respondió Gavric con indiferencia. Alina sintió que su corazón se detenía al escuchar esas palabras. Miró a su madre, cuyos labios estaban apretados en una línea severa. “No podemos permitir que esto continúe,” dijo Iliana. “Pero debemos actuar con astucia. Si intentamos enfrentarlos directamente, caeremos en su trampa.” Aliados En La Sombra Mientras salían del pasadizo, Iliana le explicó a Alina la importancia de ganar aliados dentro del consejo. “No todos están del lado de Gavric. Si logramos convencer a los miembros indecisos, podremos equilibrar el poder y desbaratar sus planes.” Alina asintió, aunque no estaba segura de cómo podrían hacerlo. Pero antes de que pudieran continuar, un hombre apareció frente a ellas en los pasillos del castillo. Era Lord Adrien, un m*****o del consejo conocido por su neutralidad. “Majestad,” dijo Adrien, inclinándose levemente. “Me temo que no es seguro que estén aquí fuera. Gavric ha enviado guardias a buscarla.” Iliana lo miró con cautela. “¿Por qué nos adviertes? Hasta donde sé, siempre has evitado tomar partido en los conflictos del consejo.” Adrien suspiró. “Porque ahora no puedo mantenerme al margen. Lo que Gavric planea no solo pondrá en peligro al reino, sino que también destruirá todo lo que valoramos. Si están dispuestas a confiar en mí, puedo ayudarlas a reunir las pruebas que necesitan.” Alina dudó, pero Iliana asintió. “No tenemos elección. Cada minuto cuenta.” El Regreso Al Peligro Adrien las guió a través de pasillos alternos hasta llegar a una sala donde se almacenaban documentos del consejo. Allí encontraron registros que confirmaban los acuerdos secretos entre Gavric y sus aliados. “Esto debería ser suficiente para convocar una reunión de emergencia del consejo,” dijo Adrien, entregándole los documentos a Iliana. Pero antes de que pudieran salir, escucharon pasos acercándose. Adrien les hizo señas para que se ocultaran, pero el grupo fue descubierto por los guardias de Gavric. “Entréguense y nadie saldrá herido,” dijo el líder de los guardias, apuntando con su espada. Iliana, con una mirada desafiante, desenvainó su propia espada. “Si quieren capturarme, tendrán que luchar por ello.” La sala se llenó de caos mientras las espadas chocaban y las antorchas caían al suelo. Alina intentó ayudar, pero su madre le ordenó que huyera. “¡Corre, Alina! ¡No podemos arriesgarnos a que te capturen!” Con lágrimas en los ojos, Alina obedeció, jurando que regresaría por su madre y Adrien. La Promesa De Alina De regreso en la sala oculta donde Kael y Selene la esperaban, Alina les contó lo sucedido. Kael apretó los puños con furia, pero Selene lo detuvo antes de que pudiera salir corriendo. “No podemos enfrentarlos directamente,” dijo Selene. “Necesitamos un plan. Y para eso, necesitamos tiempo.” Alina miró el amuleto que aún llevaba consigo, recordando las palabras de Selene sobre su conexión con la piedra lunar. Tal vez su destino no era solo el de sobrevivir, sino el de luchar por un futuro mejor. “Lo que sea necesario,” dijo Alina con determinación. “No dejaré que Gavric destruya todo lo que amo.”
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