Sí, ella es mi esposa

1825 Palabras

— No, definitivamente no —negué rotundamente. Edzel creía que podía seguir arruinando mi vida aún en esta oportunidad para viajar. — Bueno querida, es tu esposo. No te ha pedido permiso. — ¡Ey! ¿Estás de mi lado o el de él? Soltando una risa escandalosa, Joao, el barman coqueto que conocí la noche que me emborraché para darme el valor de ir a reunirme con Edzel, se pasó la mano por sus cabellos rojizos. Luego de anoche en la que Edzel descubrió lo de la invitación, salí muy temprano para evitar cruzarmelo en el desayuno. En parte ni lo necesitaba, tenía los deliciosos bocadillos de la señora Enma. Pero mi mayor sorpresa llegó, mientras disfrutaba de mi café. Incapaz de pasar desapercibido, entró un rostro bastante conocido para mí. — ¡No-puede-ser! —dijo él sin poder creer que

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