CAPITULO 4
INCIDENTE
¿Alguna vez imaginaste despertar y estar en donde siempre has querido? Yo en particular, lo esperaba con anhelo, pues ensoñaba despertar un día en una cabaña rústica, al lado del amor de mi vida, con una o dos mascotas y tal vez un par de niños, sé que soy muy joven para imaginarlo, pero muy dentro de mí, sabía que se trataba de un cliché perfecto, ni siquiera me había enamorado; bueno al final de cuentas soñar no cuesta nada, y todo puede ser posible.
Cada mañana agradecía poder despertar, ver a mi familia sana, tener un trabajo y tener la posibilidad de hacer lo que me gusta. Hoy en especial mentalizaría que la boda será un éxito rotundo, no fallaría con la primera tarea que me ha sido asignada. Estaba tan nerviosa por cómo vaya a resultar una boda tan deprisa, pero pondría mi mayor esfuerzo en ello.
El reloj daba a las 04:00 AM, me preparé deprisa, el autobús no me esperaría, y a sabiendas de que viajaría parada apretujada en medio de tantas personas si salía a poco más de las 05:00 Am, siempre optaba por ser la primera en llegar en mis trabajos.
—No has dormido nada Alhelí. —Mi madre se despertaba conmigo, sin su ayuda cada mañana, ya hubiera colapsado a mi corta edad—
—Soy nueva mamá —Le digo mientras bebo el té con leche que ya me tenía listo en la mesa— Además mi jefe me encargó organizar toda su boda. —Tomo un pedazo de pan y salgo deprisa— ¡Muack, te amo mami! —Me despido de mamá— Pero me llevo un sándwich con mermelada de fresas.
Para mi resultaba incómodo viajar con tacones, por eso llevaba un par de calzados bien bajos hasta llegar a la oficina, luego me los quitaba, y allí si, les daba la bienvenida a los zapatos de tacón, la oficina abría a las 08:00 AM, pero yo llegaba a las 06:30, para mi fortuna el guardia logró reconocerme, a pesar de que se trataba de mi segundo día en la empresa, de inmediato tomé el ascensor, caminaba concentrada con mis ojos puestos en mi celular; ya que salí deprisa, no pude comerme el sándwich con mermelada de fresas que mi madre me preparó, espere que el ascensor se abriera, cuando caminaba para subir, no me fijé si alguien estaba saliendo, cuando me di cuenta ya fue muy tarde, golpee mi cuerpo contra el de hombre quién salió del mismo ascensor.
—Debe tener cuidado, arruine mi blusa. —Levanto la mirada y quienes van saliendo son los hermanos Vonne—
Tanto mi blusa como el traje de Dante estaban manchados con la mermelada, en mi segundo día de trabajo. «Por qué las fresas son rojas» —Pensé en voz alta—
—¡Demonios! Ahora tendré que cambiarme, —Dante me observa enfadado— Y sí, son rojas, por ende se ve más bochornosa.
—Buenos días, disculpen, no pensé que ya habría alguien tan temprano, entonces… —Sebastián me interrumpe—
—No te preocupes Alhelí, ya nos vamos; resolveremos el problema de vestuario de mi hermano. —Sus palabras me hacen sentir aún peor. «Soy una torpe, de seguro me despiden» Me dije mientras que intentaba limpiar mi desastre, utilicé una servilleta de papel para quitar al menos algo de la mermelada en el traje de Dante Vonne.
Él no dejaba de observarme, al poco tiempo en el que sigo intentando arreglar el desastre que ocasione, el toma de mi mano, y hace que me aparte sutilmente.
—En verdad no te preocupes, y discúlpame, tampoco presté atención. —Me observa de pies a cabeza— Tu también necesitarás una nueva blusa. —Me dice sonriendo—
—Descuida Alhelí, no se nota. —Me dice Sebastián no muy convencido—
Lo que ellos no imaginaban es que siempre traigo un pantalón y una de mis blusas de vestir extra en mi cartera, en varias ocasiones una que otra persona me tiraba algo encima en el autobús, por eso siempre optaba por salir preparada-
—Una mujer prevenida nunca fue vencida —Dije con una sonrisa en mi rostro— Cuando me percaté de mi atrevimiento, ambos rieron divertidos, volví a mi perfil de seriedad.
—Me gusta que estés preparada Alhelí, espero esa misma precaución en mi boda, —Sebastián frunce el ceño curioso— Si supiera que no dormí por su culpa, ¿a quién se le ocurre planear una boda tan lujosa en apenas unos pocos días?.
—Claro, no lo dude; tengo todo bajo control, ahora veré algunos detalles de la decoración con la decoradora. «Tonta, evidentemente verías esos detalles con ella, yo y mi redundancia» Me regañaba mientras esperaba que los hermanos Vonne decidieran retirarse.
—Perfecto Alhelí, nos vemos más tarde, y por favor quiero que todo salga perfecto. —Sebastián se aleja, Dante me regala un guiño y va con él.
—Que tengan un buen día. —Les digo mientras levanto el bendito sándwich que había caído al suelo—
Voy rápidamente hasta el baño, seguía agitada debido al percance, «Gracias a Dios siempre estoy preparada» Pensé mientras me cambiaba, y retocaba mi maquillaje, para estar cómoda y sin que el cabello me estorbara, la mayor de las veces llevaba una coleta y el cabello bien planchado.
—De acuerdo Alheli, tienes una boda qué planear. —Me dije para volver a mi escritorio y hacer las llamadas correspondientes—
Dante
—Oye Sebastián, tu asistente me agrada. Es muy simpática. —Le digo mientras me abrocho el cinturón—
—Hermanito, ya te dije que dejes esas ideas que se te están anidando en la cabeza, mejor piensa en que tu hermano se casa muy pronto. —Me dice tras golpear mi pecho con su puño—
—Si, lo sé; te has vuelto loco, pero te apoyo si es esa la decisión que has tomado. —Suspiro— El único problema es que no tengo con quien asistir. —Mi rostro se torna serio—
—Dante, de verdad nunca madurarás, podrás ir con quien quisieras, ¿No me vengas con la historia de que no tienes a quién invitar? —Se burla de mi—
—Creo que ya estoy aburrido de salir con mujeres que asisten para beber agua y comer hojas de lechuga, mi última cita fue en extremo aburrida. —Busco mi teléfono celular y no lo encuentro por ninguna parte— ¡Rayos! Olvidé mi teléfono celular en tu oficina.
—Pues lo siento hermanito, hoy tenemos una reunión muy importante, y estamos en contra reloj, ya resolviendo lo de tu camisa y el traje; llegaremos apenas —Responde con firmeza—
—Sebastián, me hiciste venir de madrugada para llevar los documentos que tu asistente podría haberlos acercado, ahora puedo pedirle que me acerque el teléfono. —Propongo insistente—
—Es su segundo día Dante, además no podía hacerla venir a las cinco de la mañana, según vi en su carpeta, no tiene un auto. Hubiese sido todo un caos para ella. —Responde enseguida—
—Sólo mírala, nos perdimos la diversión de verla hacer lo que sea para llegar a tiempo, al menos yo nunca presencie a una asistente tuya llegar tan temprano. —Le digo sonriendo—
—En eso tienes razón, en las clases que coincidía con ella, siempre le sucedía “algo”, no te niego que las clases se hacían menos aburridas con su presencia, los profesores la regañaban, pero ella siempre se salía con la suya. —Me cuenta divertido—
—Vendré más seguido al trabajo, y muero por ver cómo resulta tu boda. —Digo burlándome—
—No juegues con eso Dante, si algo sale mal, tendré que despedirla. —Responde sin detenerse—
No seas tan duro Sebastián, no extraño esa parte de ti. La pasábamos muy mal, es mejor que sigas siendo como eres ahora, un tonto enamorado. —Le digo nuevamente en tono burlón—