Una muerte lenta y dolorosa

760 Palabras
Anthony dudó por un segundo. Su corazón fue momentáneamente atravesado por esa dulce y hermosa sonrisa impotente y luego reemplazado por la indiferencia. —Mi paciencia tiene límites. Dime dónde está Sofía. No pienses que morir será el final de todo. Si no quieres que ejecuten antes de tiempo a tu padre que está en esa horrible y fría cárcel, o que le pase algo a tu madre en el psiquiátrico, mejor piénsalo bien. Sofía… Sofía… ¿dónde estaba Sofía? A Katherine le sangraban los tímpanos. El zumbido se hizo más fuerte y su corazón se apretó con fuerza. El resentimiento crecía en ella y se odiaba a sí misma por haber arruinado a su familia y odiaba al despiadado Anthony. ¡Sofía había sido la que abandonó a Anthony hace tres años! Al final, la oscuridad envolvió a Katherine. Intentó decir algo, pero ya no tenía fuerzas. Su cuerpo se hundió como un cadáver sin vida. Al ver esto, los ojos de Anthony se oscurecieron y su respiración se entrecortó. —¡MALDITA SEA! —Su rugido sonó gutural y salvaje—. ¡Katherine! ¿No vas a decirme dónde está Sofía, aunque te mate? Katherine no respondió y siguió hundiéndose. Su cuerpo parecía danzar en el estanque frío. Anthony, momentáneamente aturdido, quiso instintivamente romper el cristal. La visión de Katherine en el interior cayendo sin cesar era particularmente dolorosa para él. —¡Maldita sea! —Murmuró aquella maldición. Anthony estaba a punto de levantarse y salir de ese lugar cuando de repente se oyó un grito. —¡Señor Ross! ¡La señorita! ¡La señorita Carter apareció! La cabeza de Anthony se giró de golpe, y la menuda figura que se dibujaba en la entrada de la azotea lo estremeció hasta la médula. —¡Sofía! —Anthony gritó con urgencia y sus pensamientos se descontrolaron al instante. El cuerpo de Sofía estaba empapado de sangre, su pelo revuelto y tenía una expresión muerta. En cuanto vio a Anthony, sonrió sin fuerzas. —¡Anthony! Anthony abandonó Katherine que parecía estar sin vida en ese momento y corrió hacia Sofía. La tomó entre sus brazos y la estrujó fuertemente. —Anthony, al fin eres tú —Sofía lloraba—. Katherine... ella… ¡Por favor sálvame de ella! Esos hombres me hicieron muchas cosas malas. Yo… Me han torturado tanto, que pensé que nunca volvería a verte. Mientras Sofía hablaba, su cuerpo comenzó a temblar de miedo. Anthony estaba concentrado en Sofía, y de pronto sus ojos tomaron un color intenso antes de que ordenara que sacaran a Katherine de la jaula. —¡No vas a morir así! Te lo estoy ordenando. ¡No va a pasar! ¡Katherine! ¡Despierta! —Anthony golpeaba las mejillas frías de Katherine. Sumergida en lo más profundo de su subconsciente, Katherine llevó a su mente hasta el hermoso momento en que conoció a Anthony, muchos años atrás. —Katherine, ¿quieres morir? ¡No te lo voy a permitir! El estruendoso rugido de Anthony volvió a estallar en sus oídos, un dolor intenso producido por el tirón del pelo la devolvió a la realidad. Katherine abrió los ojos de golpe, con el sudor frío corriendo por su cara. En la oscuridad, se encontró con los ojos oscuros de Anthony que eran aterradores. A Katherine le tembló el corazón. Anthony vio que Katherine se despertaba y su furia crecía. Antes de que ella pudiera decir una palabra, él levantó la mano para presionar su cuello con fuerza. —¿Enviaste a alguien a hacerle esas cosas a Sofía? —La mente de Katherine era un caos. ¿Qué había hecho? No tenía idea de lo que él hablaba. Sofía, ¿reapareció? Luego de 3 años, había vuelto. —¿Cómo pudiste? ¿Enviar a alguien a agredir a Sofía, tenerla encerrada durante tres años, dejarla embarazada y luego provocarle un aborto? ¿Cómo pudiste hacer eso? Mientras miraba fijamente a Katherine a los ojos allí en medio de una suave oscuridad, el agarre de Anthony se tensó, su ira le hizo querer estrangularla hasta matarla. ¿Cómo podía Katherine fingir tan bien?, pensó él. Después de que un médico privado examinara a Sofía, determinó que había sido sometida a un aborto y que su cuerpo estaba tan lesionado que sería incapaz de volver a tener hijos. La memoria USB que Sofía había traído con ella, contenía vídeos de su tortura, dejando a Katherine como la principal culpable. Con aquellas pruebas los presuntos testigos, Katherine no tenía cómo defenderse.
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