Ishla entra a su casa, no le contaría a nadie lo que estaba pasando. Encontró a sus padres y hermana platicando tranquilamente.
—¿Todo bien? —pregunta Emmie al ver su rostro hinchado por haber llorado.
—Sí, solo estoy cansada. —Voltea a ver a sus padres—. Voy a pasar la noche en casa de una compañera de la universidad, tenemos que hacer un proyecto. —Sus padres asintieron sin preocupaciones pues ella no era chica de salir a discotecas ni nada de eso, solo iba de la casa a la empresa, de la empresa a la universidad y de esta última a la casa. A veces piensan que se va a quedar para vestir santos, pues ni un novio le han conocido. El único que siempre ha estado detrás de ella como perrito faldero es Joseph y ella no le hace caso.
—Bien, pero ten cuidado. —Ishla asiente con una media sonrisa y sube para arreglarse. No es que tuviera mucho para escoger. Se decidió por un vestido amarillo con estapapados florales, olgado, a la rodilla con cuello de tortuga. Soltó su cabello y ondula un poco, poniendo un peine en este. Se puso un abrigo largo para cubrir su vestido y salió con un bulto donde llevaba ropa, no regresaría a su casa, se quedaría en un hotel barato para pasar la noche. No sabe cómo saldrá de ese encuentro y mucho menos cuánta culpa sentirá.
Salió y se despidió de todos, tomó un taxi a quien le dio la dirección del hotel del hombre al que tenía que entregarle su cuerpo a cambio de una deuda.
Por todo el camino pensó en todo lo que había pasado estos últimos meses, primero su hermana, luego su padre, su cuñado preso, suspiró al reconocer que ya estaba agotada. Todo cae sobre ella y nadie se ha detenido a pensar cómo está ella. Se preguntó si había valido la pena el préstamo, si en realidad su sacrificio merece la pena
Se cuestionó sobre todo lo que estaba pasando en su vida sin llegar a ninguna solución.
—Llegamos señorita.—la saca de sus pensamientos el chofer del taxi que le abre la puerta.
—Gracias. —Ishla le entrega el dinero y entra al hotel con los nervios de punta. Entra al ascensor para subir a la habitación que Ijov le había escrito en el papel. La caja metálica comienza a moverse haciéndole consciente que ya estaba a segundos de su destino.
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Ijov se sirvió un whisky en lo que espera a la mujer que por meses lleva soñando. Sonríe mirando el horizonte, su vista es hermosa, pero una vez tenga a Ishla en su cama será mucho mejor. Sintió cómo de tan solo pensarlo su pantalón le comenzó a apretar. Miró el reloj de muñeca y tan solo faltaban veinte minutos.
—Tienes que estar por llevar mi hermoso cervatillo. —toma de golpe el contenido del vaso poniéndolo sobre la mesa, no quiere tener mucho alcohol en su cuerpo cuando llegue, quiere estar sobrio para grabar sus besos en cada parte de su cuerpo.
Observa que todo esté en orden en el momento que la puerta es aporreada de manera sutil.
Ijov no cabe de la emoción, estaba allí, al fin la tendrá en su cama haciéndole las cosas más depravadas que su mente puede pensar.
—Adelante pequeño cervatillo. —comenta abriendo la puerta. Ishla lo mira con dudas. Este le hace señas para que entre y da dos pasos quedando en el interior de la habitación que está adornada con pétalos de rosas y velas.
Negó con su mirada cristalizada. Era la escena perfecta para una pedida de matrimonio, una noche con la persona que se ama, pero no precisamente para pagar una deuda. Ijov no pierde su tiempo y la ayuda con su abrigo.
—Te estaba esperando. —susurra en su oído haciendo que Ishla se asuste y dé un paso adelante.
—Yo no … —limpia su lágrima.
—Tú serás mía esta noche. —aclara Ijov tomándola de la cintura, odia que le huyan cuando él está tratando de ser generoso. Ishla asintió sin remedio alguno.
—Empiece, a mal tiempo darle prisa. —Ishla comienza a desvestirse a lo bruto pero la mano de Ijov la detiene.
—No Ishla, quiero disfrutar de la noche, vamos a ir suave, quieres una copa de vino. —Ishla niega.
—No, solo deseo acabar con esta tortura. —Escupe enojada con él, con ella y con todo lo que ve a su alrededor.
—Esa no es la actitud que esperaba. —comenta Ijov acariciando su rostro con sus nudillos—. Te quiero sumisa y dispuesta a todo por complacer mis deseos. Veinte Mil dólares, lo vale. —Ishla cierra sus ojos tomando una fuerte respiración para calmar sus nervios.
—Perdóneme señor. —dice resignada.
—Ven. —Ijov la llevó hasta el balcón donde sirvió un vaso de whisky y una copa de vino para Ishla.
—Esto te va a relajar. Déjate llevar y verás que lo disfrutarás igual que yo. —dice Ijov entregando la copa de vino.
Ishla la toma de golpe y se la entrega —¿Por qué lo hace? —pregunta llamando la atención de Ijov.
—¿Por qué hago qué? —pregunta acorranladola entre la puerta y su cuerpo. Ishla cierra sus ojos como siempre hace cuando él está tan cerca. Ijov sonríe satisfecho, le gustaba verla nerviosa por su presencia—. ¿Te refieres a esto? —comienza a dejar besos sobre sus labios bajando por la mandíbula y cuello—. Lo hago porque puedo, porque te compré hace seis meses. Y tu cuerpo me pertenece desde el momento en que firmaste ese préstamo.
—Eres un… —Ijov detiene sus palabras tomándola por la nuca para besarla de manera posesiva. Ishla al principio puso resistencia pero luego cedió a la tentación que este generaba. Su lengua inexperta se topa con la muy experta del hombre de 30 años, comenzando a jugar ese juego que los hará arder en el más ardiente fuego de pasión.
Ijov, estruja su bulto en el abdomen de la mujer haciéndole saber lo excitado que está. Sube sus piernas a su cintura y cargándola como a una pluma, la lleva hasta la cama donde la comienza a desnudar. Sus labios no dejan rincón de su piel para besar y sus manos la adoran con cada caricia.
—No tienes idea de cuánto te deseo. —Admite Ijov quitando el pedazo de tela que cubre sus pequeños pechos.
Sin decir una sola palabra llevó sus labios hasta sus pezones comenzando a succionarlos. Ishla cerró sus ojos recordando la cantidad de veces que había soñado con algo parecido pero nada se comparaba con experimentarlo.
Se dejó tumbar en la cama donde Ijov se tomó el tiempo de grabarla entera en su mente, se acercó como león enjaulado para quitar sus bragas, las bajó poco a poco disfrutando de la vista. Ishla cubrió sus ojos con las manos por vergüenza, sin saber que para Ijov era lo más hermoso que había podido conocer.
Ella, su cervatillo es una mujer real, perfectamente imperfecta, una mujer única.
—Mírame. —pide quitando las manos se su rostro. Ishla abre poco a poco los ojos encontrando una hermosa sonrisa en los labios de Ijov.
—Eres hermosa, ven. —Le extiende la mano para ponerla de pie. Ijov quien aún tiene su ropa puesta la abraza por la espalda despejando su cuello—. Relájate, quiero que lo disfrutes tanto como yo. —susurra mientras baja besando su espalda. Ijov vuelve a su cuello repartiendo besos mojados llevando sus manos hasta los pechos de Ishla para amasarlos desde atrás.
Ishla estaba siendo enredada en su tela de araña. Con sus palabras comenzaba a bajar la intensidad de los nervios dando paso a la mujer inexperta pero deseosa de aprender sobre el arte amatorio, aunque no lo haya escogido ella. Ishla tiene muy claro que se va a arrepentir cuando todo eso acabe, pero como él dijo, los veinte mil sirvieron para devolverle la vida a su hermana.
—Es tu turno, desnudame. —ordena Ijov con su voz de hombre poderoso y controlador. La volteó para que ella comenzará a quitar su corbata, camisa y pantalón mientras él seguía acariciando con la llema de sus dedos el cuerpo perfecto de su cervatillo.
Ishla quitó la camisa del hombre recorriendo con la vista sus pectorales, su abdomen cuadriculado. Baja sus temblorosas manos hasta el cierre del pantalón haciendo que este cayera al ruedo de los pies de Ijov.
—Buena niña. —este la toma de su mentón para volver a besar sus labios hinchados por sus besos—. Ponte de rodillas. —ordena tomándola de los hombros para hacer lo que este pide. Ishla envuelta en el calor de la pasión lo hace se pone frente al bulto cubierto por la tela del boxer. No entiende porque pero su boca se secó en el momento en que lo vio, así tan abultado—. Por esta noche es solo tuyo, besalo, chúpalo, acaricialo, haz lo que desees con él. —dice tomando la cabeza de Ishla en sus manos para pegarla a su bulto. Está comienza a dejar besos sobre la tela del bóxer, Ijov toma la iniciativa de bajar su bóxer dejando expuesto su polla erecta con la que le da en la cara.
—Ahora sí, todo tuyo. —Ishla con su inexperiencia lo llevó a su boca recordando algunos capítulos leídos en sus novelas eróticas favoritas. Lo llevó hasta lo profundo de su garganta procurando no lastimarlo con sus dientes. Entendió cuando leía que sus bragas se mojaban por su sexo comenzaba a humedecer.
—Eso pequeña, sigue así. —Ijov comienza a follar su boca descontrolado haciendo que Ishla sienta que se ahoga—. Prepárate—dice este sintiendo el fuego correr por su cuerpo explotando en su boca. —Ishla sintió asco y al mismo tiempo una sensación palpitante en su centro, asco y placer eran esos dos sentimientos que en ese momento experimentó. Tomó todo lo que esté le dio solo buscando respirar mejor. Ijov satisfecho y con una felicidad incalculable la ayuda a levantarse del suelo para acostarla en la cama. Ishla sintió pudor al mirarse en la mirada ardiente de Ijov.
—Abre tus piernas para mí. —Ordena tomando las rodillas para separarlas. Ijov sintió su boca llenarse de saliva al ver su coño rosado recién afeitado con algunos jugos decorando.
La acomoda en el borde de la cama y sin más cae de rodillas para comenzaría lamer con desespero todo. Chupo sus labios, clítoris y volvía a lamer como si fuera su paleta favorita. Para Ishla verlo tan desenfrenado lamiendo su centro era algo mágico, Ijov Lynx de rodillas regalando un impecable y pecaminoso sexo oral de la mentira, pues no le faltaba mucho para terminar en su boca.
—¡dios! —jadea Ishla.
—No, llámame a mí, yo quiero que digas mi nombre. —pide sintiendo como todo el cuerpo de Ishla tiembla sugiriendo que pronto encontrará su orgasmo.
—¡Oh, Ijov, ohhh! —gritó Ishla alcanzando la cúspide. Ijov limpio todo con su boca y subió a la cama junto a ella para abrazarla por la espalda.
—Ven chiquita que aún no terminamos, la noche es larga para nosotros. —Advierte acomodando su pene ya erecto entre sus labios vaginales para comenzar a rozar su centro y así excitarla más mientras con sus manos amasa sus pechos, pellizca sus pezones y su boca buscaba la de la mujer que se encuentra semi acostada.
La intensidad de los roces subía mientras más Ijov sentía que Ishla empapa su polla. Cuando piensa que ella está lista. La acuesta, toma sus tobillos para levantar las piernas y hundirse en Ishla sin premura. Ishla cierra sus ojos en el momento que este se sitúa en la entrada de su coño.
—Es perfecto, al fin voy a sentir como tu coño calienta mi polla. —Ishla abre sus ojos al sentir como él empuja en su entrada. Ijov enfrenta la mirada cristalizada de Ishla, pero no se detiene. Ishla ve la confusión en Ijov. Este vuelve a salir y a empujar de nuevo ahora más fuerte, traspasando la barrera que separa a la chica y a la mujer. Ishla acalla su grito con su mano. Ijov no hizo nada más. Sintió como un balde de agua fría caía sobre él en ese momento.