Narra Gisell
El desayuno consiste en avena y fruta en conserva. Oleg no come como de costumbre, sino que se sirve una taza de café, así que no me siento como si fuera la única que hace algo. Mientras me meto la comida en la boca, pienso en la amabilidad que me ha demostrado esta mañana. Cómo me ha lavado el pelo y el cuerpo sin pedir nada a cambio.
Todo me decía que era una trampa, pero cuando termino mi desayuno y él no salta sobre la mesa para tomarme como una bestia salvaje, el pensamiento se desvanece. Me encuentro retorciéndome en la silla mientras él me mira fijamente al otro lado de la mesa. Bajo su mirada, me siento como si estuviera bajo una lupa, cada movimiento y palabra pronunciada, siempre con una segunda mirada. Verle asesinar a ese hombre sin pestañear me hizo verle bajo
