Capítulo 2

4461 Palabras
Blair Siento cosquillas en la cara, me muevo, pero las cosquillas continúan y escuché un ronroneo, abrí los ojos y sonreí cuando en mi visual aparece un gato. Me maulla mientras sigue ronroneando. — Hola – acaricie su pelaje. Tiene los ojos azules… Azriel, el teatro, todo viene a mi cabeza de golpe, me levanté y me doy cuenta que estoy en una cama, el gato está a mi lado, siento una intensa mirada sobre mí, levanté la vista y lo veo a él, sentado en un sofá frente a la cama. — Se llama Jack – dice mirando al gato. — ¿Qué te pasa? – susurró y me acerqué a él. – Lo que hiciste es un crimen, me drogaste y… — Por favor, no levantes la voz, a Jack le molestan los gritos. — Me vale tu gato, Azriel te voy a… Sus manos toman mis muñecas y me azota sobre su regazo, jadeo y observo esos ojos azules que brillan con intensidad, lo tengo justo como siempre he querido y por más que todo mi cuerpo quiera ceder, mi cabeza y mi corazón me gritan que no lo haga, si mi corazón cede estaré perdida y no puedo perderme con este hombre que tiene el poder de amarme y dañarme al mismo tiempo. — No necesitas gritar, podemos hablar como personas civilizadas. — ¿Personas civilizadas? – me quiero soltar de su agarre pero no puedo y con su cercanía no puedo pensar claro y sin que el coño no me palpite. – Me drogaste y me estás sujetando con mucha fuerza. — Ni siquiera te estoy apretando con fuerza, bebé. — No me hables así – lo empujo con suficiente fuerza y él cede porque me puedo librar de su agarre. – Y no me toques de nuevo. Él solo me mira con una sonrisa divertida, como si está puta situación le divirtiera. Voy a la puerta pero no la puedo abrir, voy al balcón y ese sí qué está abierto pero cuando salgo veo en dónde me encuentro y mi pecho se contrae. No. No puedo estar de nuevo en este pueblo maldito. — No – lo miré de inmediato. — ¿Qué? – dijo, levantándose del sofá para salir conmigo. — Pudiste llevarme a la ciudad, ¿por qué volver al pueblo? — Porque aquí vivimos. — Vives tú – lo señaló con mi dedo. – Me fui de está porquería maldita. Me voy a volver loca. Este pueblo me vio crecer, pase tanto tiempo en está mansión que llegue a considerarla mi hogar, pero todo acabó cuando el hombre a mi lado enterró una daga en mi corazón que sangra cada vez que lo tengo cerca. Viví mi primer amor con él y viví lo qué es que te destrocen el corazón. Me enseñó lo que era amar y lo que era que te dejaran de amar. A pesar de todo lo que me hizo, de todo lo que pase por culpa suya, de los lugares y la gente con la que termine rodeada, todo mi ser se entregaría a él sin dudarlo. Dicen qué el primer amor nunca se olvida y ese es mi calvario. — ¿Qué es lo que quieres Azriel? — ¿No me vas a gritar? ¿No me vas a insultar? — No – susurró. Azriel mira todo el exterior de la mansión, pero yo solo centró mi vista en él, en detalles que no pude apreciar bien las dos noches anteriores, porque sí acaba de amanecer y el sol lo ilumina de una forma que me hace apreciarlo mejor. El cabello semilargo y con algunas canas brillando entre su melena negra, pequeñas arrugas que se le forman en los ojos cuando sonríe, recuerdo bien cuando se le formaban cuando tenía mi edad y ahora ya se le han marcado un poco más, tiene una barba bien cuidada y muy pocas canas, su tez acaramelada se ha vuelto un tono más oscuro y veo la pequeña cicatriz que tiene en el pómulo y que parte de su barba puede ocultar. Esa cicatriz hace que miré a mis pies, no quiero flaquear ahora. — Vamos a desayunar primero y hablaremos ¿qué dices? — ¿Cómo personas civilizadas? – preguntó y él solo sonrió con la diversión brillando en sus ojos, cabrón. Saca las llaves de su bolsillo y abre la puerta. Psicópata. Cuando salgo de la habitación me doy cuenta en qué habitación estaba, era la de su abuela materna, él no permitió que nunca más se abriera esa habitación, para él era sagrada esa habitación y mi pecho se contrae al ver qué la ha abierto por primera vez. El gato sale tras nosotros y me doy cuenta de que vuelve a cerrarla con seguro para que nadie entre. Nuestras miradas se cruzan y ya no veo la diversión brillando sus ojos azules, sino una mirada oscura y triste. Si estamos en la habitación de su abuela estamos en el segundo piso, caminó por el pasillo y veo flores en cada rincón, fotografías familiares y me detengo cada segundo para verlas mejor. Nuestras familias siempre fueron unidas, mi madre era amiga de la suya y estuvo en el parto de él, cuando mis padres se casaron, sus padres fueron los testigos de los míos. Así de unidos estaban. Y digo estaban, porque hace años qué esa unión se rompió, excepto por mi madre, ella siempre estuvo aquí con él, era el hijo que siempre deseó. Borre ese pensamiento de mi cabeza porque no quiero indagar más en cosas que ya he superado. Bajamos las escaleras hechas de piedra y llegamos al primer piso, todo aquí ha cambiado y siento que ya no es la misma casa, el color de las paredes ahora son de color vino, hay una enorme pantalla en la pared, sofás de color n***o, está alfombrado, veo como el gato empieza a enterrar sus uñas en unod e los sofás y espero que Azriel le diga algo pero no dice nada y juzgando como está el sofá, cre que nunca le ha dicho nada. Hay muy pocas fotos familiares aquí, recuerdo que había muchas pero la última vez que vine, su madre aún estaba con vida. Cuando entramos en la cocina veo a la ama de llaves haciendo la comida, me impresiona que está señora siga aquí. — ¿Señora Nathaira? — ¿Blair? Por fin un rostro conocido y que no está loca como el hombre que solo me observa en silencio, le doy un fuerte abrazo, siempre ha olido a galletas y a fresas. — Mira lo hermosa que te pusiste muchacha – sonríe tomando mi rostro. – Tan bella como una hada. — Gracias Nathaira – digo sonriendo, sintiendo como mis mejillas se ponen rojas. — ¿Tienes hambre? El desayuno ya está listo, ve a la mesa. Y solo por un momento olvido que Azriel me trajo aquí a la fuerza, el calor del hogar invade mi cuerpo y sabiendo el lugar de cada cosa en está cocina sacó los platos y ayudó a poner la mesa, cuando estoy por sacar las tazas veo que Azriel lo está haciendo, nuestras miradas se cruzan y él me sonríe un momento mientras los dos seguimos preparando la mesa, cuando ha quedado lista estoy por tomar una silla y sentarme cuando Azriel toma la silla de lado derecho a la de la cabeza y la retira. — Te sentarás aquí. — No – dije y volví a tomar otra silla. — No te lo pregunté, dijiste que actuarías como una persona civilizada. — Y lo estoy haciendo, quién actúa como neanderthal eres tú. Me siento dónde me plazca y cuando estoy por acercarme a la mesa, siento como la silla se levanta conmigo y apenas me sostengo de no caer. — ¿Qué haces? – ha puesto la silla en dónde estoy justo dónde él quería. – Neanderthal. — Necia – se sienta en la cabeza de la mesa y siento un repentino calor que invade todo mi cuerpo. Es el cabeza de la familia y ese hecho me golpea de una manera que no debería, pues sí me vuelvo su esposa eso me convierte en la señora de la casa y la señora de todo lo qué él tenga. Elimine ese pensamiento de nuevo. – Ya sacudiste la cabeza dos veces ¿las voces no te dejan en paz? – vuelve con esa sonrisa divertida. – Hazles caso, ellas siempre tienen la razón – me guiña. Cabrón. La sangre se me calienta por lo puto arrogante que es, pero es una de las cosas que yo amaba de él. La puerta principal se abre y empiezan a entrar personas, identificó a tres de ellas, son hombres de confianza de los Warren, han estado aquí mucho tiempo, entran dos hombres más que no conozco y al otro lo identificó de la noche en el club, el último en entrar es el padre de Azriel. Galen Warren el cabeza de una de las familias más poderosas de Hydroville, ha envejecido muy bien y me doy una bofetada mental por pensar en eso. — Blair, querida – me pongo de pie cuando se acerca a mí y me da dos besos en las mejillas. – Que gusto que vengas a visitarnos. — No tuve elección Galen – le sonrió y aprieto sus manos tiernamente. – ¿Cómo estás? Te veo muy bien. — Un poco de presión alta pero nada de qué preocuparse – me sonríe y suelta mis manos. – ¿Cómo estás tú? Supe que tu compañía quebró. — Fue lo mejor que le pudo pasar a esa compañía – declaré cruzándome de brazos. — ¿Qué piensas hacer ahora? — Pensaba en empezar de cero en otro lado, con mi experiencia y talento quiero abrir una academia de ballet y tener mi propia compañía, no en ese orden precisamente pero esos son los planes. — Pensando en grande – acaricia mi mentón y tengo que volver a abofetearme por el efecto que los hombres Warren tienen. – Tienes mi apoyo, en lo qué sea querida. Vuelvo a sentarme y miré a Azriel, su maldita mirada es tan intensa que siento que me quema la piel, es imposible no pasarla por alto. Su padre se sienta frente a mí, a su lado izquierdo, lo que significa que aún tiene poder, pero ha delegado todo a su hijo. Cada uno toma su plato y cuando están por servirse, Azriel da un golpe en la mesa que me sobresalta. — Hay una dama presente, comportense. Me doy cuenta de que soy la única mujer en la mesa, eso me pone un poco nerviosa, porque ahora todos se han quedado quietos mientras yo no sé ni como moverme. — ¿Quieres que te sirva, Blair? – pregunta Nathaira. — Tiene manos, ella puede servirse sola – dijo Azriel. – Por favor, sírvete lo que quieras. Tome mi plato y me serví un poco de lo que estaba en mi alcance, Azriel fue el segundo en servirse y después su padre, fue ahí donde todos se sirvieron con total libertad. Es cierto que siempre dejaban a las mujeres servir primero, pero ahora soy la única y eso me hace sentirme incómoda. El olor de la comida me hace agua la boca, la comida de Nathaira siempre ha sido tan deliciosa y eso quita la incomodidad que sentí hace nada, el calor del hogar me vuelve a abrazar con está comida y no oculto que disfruto la comida, esto es lo más delicioso que he comido. — Recuerdo cuando te peleabas con Az cuando Nath hacía sus roles de canela – comentó Galen mientras tomaba uno de ellos. – Tenías 5 años y te le ibas a golpes a un chico que te supera en altura y peso, Az empezaba a gritar cuando no te podía quitar de encima. — Creo que aún tengo las marcas de las mordidas – se quejó Azriel. — Te lo merecías – dije mientras tomaba un rol de canela. – Ahora te mereces que te apuñale. Azriel se rió mirándome y toda la mesa quedó en un silencio que me hizo dejar de comer para mirarlos, todos miraban a Azriel como si estuviera haciendo alguna atrocidad, incluso su padre lo miró con sorpresa. Aunque comprendo que nadie en su sano juicio le hablaría así al cabeza de la familia y menos en estando en la mesa, pero las miradas no son hacía mí, sino hacía él que se ha dejado de reír pero mantiene una sonrisa que le marca las arrugas de sus ojos… tengo que dejar de mirarlo porque ese detalle me está provocando mariposas dónde debería haber acidos gástricos. — ¿La cena de está noche está lista? – pregunta Azriel después de unos minutos en silencio. — Todo está listo, será en la terraza – responde el tipo con el que fue al club. – Los Carrigan estarán ahí a las 8. ¿Los Carrigan? Miró de inmediato a Azriel ¿qué planea hacer con los Carrigan? Son una de las familias más poderosas de aquí, son enemigos a muerte de los Bloom y lo fueron de mi abuelo un tiempo hasta que ellos le devolvieron lo qué era suyo, aunque nunca establecimos una unión con ellos, los Carrigan y los Lysander eran las únicas familias en paz, ni ellos se metían con nosotros, ni nosotros con ellos, pero sabemos lo peligrosos que son. — ¿Qué planeas hacer con los Carrigan? – preguntó en un susurró, solo para qué él escuché. — Ya lo verás – susurra del mismo modo. — Ya llegó el juez Graham – informa uno de los hombres que se levanta de la mesa. — Saldré a hablar con él – dijo Galen. – Avísame cuando quieras que entré. La mesa se desaloja y solo nos quedamos Azriel y yo, supongo que es hroa de hablar como personas civilizadas. Nos levantamos de la mesa y vamos a una habitación que está al fondo del pasillo, cuando me deja entrar veo que es una oficina, hay un cuadro enorme con su familia, una alfombra de oso en el piso, un escritorio de madera y ventanales con vista al jardín, dos sofás de piel y una pantalla, me indica que nos sentemos en ellos y lo hago. Miró a Azriel justo cuando se sienta frente mío, hay una laptop en la mesa que abre y empieza a hacer algo que no puedo ver. — ¿Qué pasa? – preguntó. — No quiero hacer esto mal, Blair, nosotros nos conocemos de hace tiempo y por la cercanía y unión que hubo en algún momento no quiero actuar como el cabeza de la familia contigo, sino solo con el Azriel que conoces – esas palabras me secan la garganta y los nervios vuelven. — Ve al punto – digo sintiendo como mi ansiedad aumenta. — Quiero que te cases conmigo, necesito una esposa para está noche con los Carrigan y eres la única mujer en la que confío. Te necesito Blair. Sus palabras causan un impacto más fuerte que el que debería, como si un tornado hubiera pasado y en solo cinco segundos hubiera destrozado todo a su paso. La Blair de 18 años hubiera deseado escuchar esas palabras, pero la Blair de ahora, la que tiene cicatrices en su corazón, en su maldita alma, por causa de este hombre, solo quiere mantenerse lejos de él para no hacerse más daño. Pero son esas partes dañadas las que gritan que quieren estar con él, porque él fue quién las rompió y debe ser él quién las reparé. Estira su mano y veo que pone algo sobre la mesa, justo en mi campo visual para que pueda apreciarlo, en una cajita de terciopelo que abre, mi corazón late con fuerza y una sensación en mi pecho me estremece, es una sortija con un diamante de color rojo enorme y una argolla delgada con pequeños diamantes. Cierro los ojos, trata de ser el hombre perfecto, mi alma dice que lo es pero mi mente dice que no lo es, que solo me dañara más de lo que ha hecho, mi corazón por primera vez no opina, está en un punto neutro cuando siempre es el más terco. Él dijo que Azriel es quién hablara conmigo, pero ya no es el hijo único del cabeza de familia, ahora es quién lleva la tutela de todo, quien tiene el mando, él trata de hacerme ver un hombre que seguramente ya no es. — Ahora quiero que me lo diga el cabeza de la familia – mi alma se estremece cuando digo esas palabras, porque sabe que me va a lastimar y necesito eso para no dejarme engañar. – No me casaré contigo por las buenas, pero seguramente tienes alguna amenaza – lo miré a los ojos, esos ojos azules que de un momento a otro se vuelven fríos. — Blair. — Fui parte de una familia así, conozco este mundo, así que habla, da tu amenaza que me obligue a casarme contigo. Aprieta su mandíbula y desvía su vista de la mía para poder mirar, toma la laptop y le da vuelta para que pueda mirarla, entonces veo fotos de mí y el director de la compañía de ballet, los ácidos gástricos me queman el esofago, ¿cómo? Cierro los ojos un momento, lo que pasaba entre él y yo nunca fue consentido, pero el haberme quedado tantos años lo hizo parecer que sí, cuando no tenía otra alternativa. La imagen cambia a un video ahora, ahora soy yo como el fruto prohibido en el Edén, entre hombres peligrosos, criminales, políticos corruptos, esa imagen de mí acabaría con toda mi vida, mi carrera que me esforcé por tener, por la cuál aguante años de abuso para poder tener un futuro en el mundo artístico. Siento una lágrima descendiendo por mi mejilla la cuál secó rápidamente. — Dilo – susurró tratando de no romperme. — Si no te casas conmigo, todo esto va a salir a la luz. — ¿Destruirás mi carrera para tenerme como esposa? — Destruire cualquier cosa para tenerte a mi lado – dijo con la voz ronca. — Aún si eso me lastima – concluyó. — No quería llegar a este punto Blair, tú me hiciste mostrarte este lado y… — ¿De dónde sacaste todo esto? – señaló la laptop. – ¿Se lo pediste a alguien más? — Siempre tuve a alguien vigilándote. Me levantó de golpe del sofá. Esto debe ser una jodida broma. No conforme con joder mi carrera la primera vez, me acosaba. Miró al techo un momento para que las lágrimas que amenazan con salir no lo hagan, no tengo alternativa, sé de lo qué la familia Warren es capaz de hacer, en algún momento mi familia fue así, si acepto casarme me pondrá en el ojo del huracán de los Bloom una vez más y todo se joderá, pero si no me caso me pondrá en el ojo del huracán de los Warren y apenas he salido con vida la primera vez. Esto era lo que quería ¿no? Se lo he pedido, le pedí que me lastimara para que todo sentimiento bueno que tengo hacía él se alejara, porque sí me enamoro de él una vez más no saldré viva y lo digo literalmente, enamorarme de Azriel Warren me podrá matar. Puedo mantener una armadura, protegiendo mi alma y corazón, para no volver a arriesgarme con un hombre que apenas me mostró atención y caí como pendeja, ya me demostró una vez qué actuar de esa manera solo provoca que me rompan. Tragándome el nudo en mi garganta vuelvo hacía el sofá y me siento, me armo de valor para mirarlo a los ojos y no derrumbarme. Desde mis quince años imaginé que me casaría con este hombre, nuestras madres bromeaban con ello, a pesar de qué él es muchísimo mayor que yo, él siempre estuvo a mi lado y crecí amandolo y odiandolo. — Eliminarás todo eso – sentenció y él permanece en silencio. – Me vas a proteger de los Bloom. — Sí. — Seré tu esposa en el papel, solo eso. Asiente con la cabeza, a pesar de ver un brillo de desilusión y enojo en sus ojos azules. Azriel toma la cajita y la laptop, se levanta y me mira, está molesto de nuevo. — Vamos. Ni siquiera preguntó a dónde, solo lo sigo. Cuando llegamos a la sala, veo a su amigo y a Nathaira junto al juez Graham ¿lo haremos aquí? Supongo que sí. El ambiente es tenso, no miro a nadie a los ojos, solo me pongo a lado de Azriel. — Nos casaremos – dijo Azriel. Una parte de mí, la parte qué voy a encerrar y quemar viva cuando firme ese papel, sabe qué me estoy casando no por su amenaza de destruir mi carrera y vida por segunda vez, sino porque quiero hacerlo, porque quiero estar con él, pero pronto esa parte de mí estará muerta y no existirá ningún sentimiento bueno hacía Azriel Warren. Ese chico que estuvo conmigo desde bebé, ese chico qué me enseñó tantas cosas buenas, ese chico que vi como se convertía en hombre y que pronto destruyó mi mundo en un chasquido, el hombre que amaba y que me decepcionó tanto como mi padre, está cumpliendole la fantasia a una chica de 15 años y que le está destrozando la vida a una mujer de 24 años. El juez saca los papeles que firmamos y enseguida el acta de matrimonio. Me estoy casando con unos jeans negros, una playera roja, sin una gota de maquillaje, con mis botas rojas favoritas y mi cabello suelto, ni siquiera tengo un vestido de novia, ni un maquillaje de ensueño, un peinado extravagante, zapatillas hermosas y un velo precioso. No tengo nada de eso porque la vida me está diciendo que no lo merezco, que todo se paga en está vida y sé qué Desmond me ha traído aquí para pagar lo que le hice, el karma desde el más allá me trajo condenada al pueblo dónde cometí ese acto, dónde me humillaron, dónde yo misma destruí una familia entera y me fui sin mirar atrás. Estoy pagando mis pecados, pero en la vida creí que mi karma sería el hombre que una vez ame. — ¿Blair Lysander aceptas casarte con Azriel Warren? Una chica en mi interior da saltos de alegría mientras mis demonios empiezan a empujarla hacía su prisión dónde la quemaré viva, porque es esa versión mía la qué aún lo ama. — Aceptó. Tomé el bolígrafo y firme justo debajo de mi nombre, la chica está confundida del porque la están encadenando y encerrando si se supone que se está casando con el hombre que ama, Nathaira toma el bolígrafo y firma como mi testigo, en ese momento las puertas de su prisión se cierran de golpe mientras grita que la liberen para ser feliz con su marido. — ¿Azriel Warren aceptas casarte con Blair Lysander? Levantó la mirada y lo veo observandome, espero que diga que no y que me dejará libre pero da un ligero asentimiento con la cabeza y el juez toma eso como un “aceptó” firma bajo su nombre y su amigo hace lo mismo. — Los anillos. Azriel saca ambos anillos que me mostró hace un momento, el diamante rojo me recuerda que es el símbolo de la familia, Azriel tiene un anillo grande de oro con un diamante rojo en su dedo índice derecho, anillo que antes pertenecía a su padre, toma mi muñeca con fuerza para que levanté la mano, la tengo cerrada en un puño y él me da una severa mirada pero aún así no lo abro, él me abre el puño y pone ambos anillos en mi dedo anular. Él saca otra argolla y se la pone en su dedo. El acta se cierra y se la entrega a Azriel. Cierro los ojos y quemó esa prisión, escuchó los gritos de esa Blair enamorada de Azriel tan fuertes que incluso me duele el pecho, pero los ignoro. Sacudo mis manos y miró a Azriel que está despidiéndose del juez. — ¿Qué sigue ahora? – digo con una voz fuerte y segura, que incluso a mí me sorprende. – La prensa está diciendo que has dejado plantada a una novia, tienes cosas que arreglar. — ¿Qué sugieres? – me mira a los ojos y siento el fuego quemando parte de mi alma. Lo que pase con los Warren ahora me involucra directamente a mí, cuando nuestra familia se vino abajo, fui yo quién organizó todo lo que pasaría y en ese momento tenía a Kai conmigo que me ayudó a saber que decir y cómo actuar, la versión que la prensa conoció y sigue conociendo es que el abuelo murió de un infarto y mi padre estaba enfermo, así qué entregamos todas las tierras a los Warren y no fue tanta sorpresa ya qué ellos había estado trabajando en ellas antes de que el abuelo muriera. La versión original y que solo familias importantes conocieron, fue una guerra interna en mi propia familia entre nietos que querían hacerse cargo de todo, no estaban de acuerdo con qué fuera yo quién estuviera a la cabeza de lo que en algún momento sería mío. Fue una tragedia. — Por lo que veo vas a soltar una bomba si haces tratos con los Carrigan – me cruzo de brazos. – Haz que el impacto de la bomba sea más grande, deja que la prensa esté en el restaurante al que iremos y solo daremos una declaración. Azriel se acerca a mí con una pequeña sonrisa, no me estremezco, ni me alejo, le hago frente, levantando el mentón para poder mirarlo. — Para eso debes actuar como una mujer enamorada y loca por mí. — He llevado una doble vida todos estos años, sé comportarme en cada situación, no te preocupes por ello. — Bien. No le digo nada más, me apartó de él y siento que por fin puedo respirar bien, con la mirada buscó a Galen y cuando lo encuentro salgo de la casa, siento la mirada de Azriel sobre mí todo el tiempo, me acercó a Galen quién está hablando con dos hombres y cuando me mira acercarme los despide y me da una de esas sonrisas paternales que siempre tuvo hacía mí. — ¿Qué pasa querida? — Quiero hablar de unas cosas contigo. — ¿Qué cosas? — La familia Zyran – su mirada se oscurece.
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