CHANTAL
Me estaba devorando a besos y cada paso que daba hacia su habitación, era una maldita tortura saber que nuestros cuerpos estaban a escasos centímetros de conectarse. El calor de su cuerpo me envolvía con sus fuertes brazos que me sostenían a la altura de sus caderas.
Su olor al gel de baño con notas de mar me inundó las fosas nasales a medida que me perdía más en él. Oh, sí que lo deseaba, y lo deseaba tanto que dolían las ganas y el cuerpo entero por sentirlo. Nunca había sentido una urgencia así de fuerte. Lo quería esa noche para mí.
Después de esta noche puedes regresar a la normalidad, Chantal. Me dije a mi misma, aunque no lo dije muy convencida, pues solo había bastado su boca para saber que ese hombre era una absoluta adicción.
Me puso sobre la cama y continuó besánd
