Tentación

1869 Palabras
POV Judas Desde que la vi, algo me atrajo, ¿sería su rostro juvenil y delicado, quizás el vestido rojo que tenía, o los movimientos qué su cuerpo hacía? No lo sé, pues incluso sentí como se me hacía agua la boca. —Está bonita, ¿verdad? —me dice Duvan, sonriendo de lado, mientras bebe de su vaso. No le respondo y en lugar de eso, tomo en mis manos el documento que estábamos revisando. —Evadiendo para no responder, típico de ti querido amigo. Levanto la mirada y pretendo pararme para irme a mojar la cara, sin embargo, cuando intento hacerlo, una mirada sensual y sus lentos movimientos me vuelven a atrapar. Mierd@, es como el fuego que se mueve en perfecta sincronía y arde a la vez, su caderas están siendo el espectáculo y todos los caballeros deben pensar lo mismo. Estando en esa especie de hipnotismo, el fuego me alcanza y mi cuerpo se incendia al sentir en mi regazo su cuerpo. ¡Jesús! Cual gacela se veía frágil y apetecible, mientras que yo era como un león que esperaba pacientemente para atacar el cuello de su presa. Todos esos pensamientos desaparecieron tan pronto cuando una fuerza la arranca de mi regazo y es llevada a la fuerza a la salida. No sé que me convenció, tal vez fue verla luchando por soltarse o quizás las palabras de Duvan, pero hice algo que nunca en mi vida pensé hacer, intervenir en problemas ajenos, y lo que ocurrió después… fue la respuesta de nuestros cuerpos chocando como una máquina que no quería detenerse, la música de sus gemidos me invitaban a no detenerme, mientras saboreaba su delicada y deliciosa piel. … Desperté confundido sobre las sábanas blancas de mi cama, mi cuerpo aún estaba desnudo y mi hombría parecía querer más de lo que ocurrió anoche. —¿Qué demonios? —gruñí, observando que ella no estaba y rápidamente me levanté de la cama, percatándome de que las llaves de mi auto no estaban. Apreté con fuerza el mesita de noche, dejando que mi sangre se convirtiera en lava a punto de hacer erupción. —¡Maldita ladrona! —di un golpe con mi puño y tomando la toalla del baño salí de la habitación, encontrándome con miradas de señoras que quedaron congeladas al verme semidesnudo. Qué estúpido fui, todo esto solo había una estrategia de esa mujer para robarme, y yo como idiota había caído en su red. Definitivamente me había consagrado como el rey de los imbéciles. Pero no podía dejar que nadie más lo supiera, esta vergüenza iría conmigo a la tumba. … —¿De modo que esa preciosa mujercita resultó ser una hábil ladrona? Tan hermosa como peligrosa —carcajeó, luego de contarle lo que había pasado. —Todo es tu culpa, por fortuna no se robó más. —Ey, yo te dije que le dieras asilo por una noche, no que te acostaras con ella, pero tómalo como un buen intercambio, puedes volver a comprarte un auto. —Como sea, más te vale guardar silencio de esto. No quiero que nadie lo sepa, especialmente ninguna de mis siete hermanas, no me dejarán en paz hasta morir. —Seré una tumba, de eso puedes estar seguro. —Solo espero no tener que volver a verle la cara jamás. ———————— POV Herse Mi tía era muy amable conmigo, desde que papá murió ella era toda la familia que tenía, pero sus adicciones nunca la dejaron en paz y esa mañana cuando regresé a casa, encontré a la empleada con un rostro pálido y de terror. —Señorita… Como si lo presintiera, subí presurosa a su habitación, y lo encontré me dejó con el corazón helado. —T-tía… —acorté toda distancia, acercándome a su cama para mover sus brazos, pero ella no respondía, sin embargo, yo no lo aceptaba y entre gritos y desesperación quise creer que esto solo era un desmayo, pero no fue así, mi tía había muerto. Oficialmente, me había quedado sola y como adulta, tuve que hacerme cargo del sepelio, siendo uno de los momentos más dolorosos que tuve que volver a atravesar, pues mi tía había sido como una madre para mí. Mi padre fue un hombre soltero que me crió hasta los seis años, y su hermana tomó la responsabilidad de cuidarme, y a pesar de su estilo de vida algo desenfrenada, nunca me trató mal. —Adiós tía… —me despedí de ella, dejando caer unas lágrimas y una rosa en su ataúd, antes de que la tierra cubriera su cuerpo por completo—. Desde que me contaste que mi madre abandonó a mi papá para tener una vida libre, supe que tú serías mi guía. Me enseñaste tanto y me quisiste como si realmente fuera tu hija, posponiendo tu propia felicidad. Te quiero tía, te quiero y nunca te voy a olvidar. La sensación de regresar a casa con un vacío profundo, me hundió en la soledad y desdicha. —Coma un poco, señorita —me ofreció la mucama al verme con el semblante decaído, mientras tenía la mirada fija en un punto vacío de la casa. —No tengo hambre —le respondí sin intención de ofenderla, solo quería estar sola. —Si cambia de opinión, le dejaré este cafecito y sandwiches cerca, no se sienta mal señorita. Usted era muy alegre como su tía, es mejor recordarla de esa manera. —Gracias —respondí intentando sonreír, en el preciso instante que alguien llamó desde la entrada. —Iré a ver de quién se trata. Asentí y pensando en las palabras de la mucama, tomé la taza de café para beberla. —Señora —oí—. Tiene visita. —¿De quién se trata? —pregunté, levantándome del sofá para recibir a un señor que jamás había visto en mi vida. —Mucho gusto señorita Holler, soy el abogado Frederick. Confundida, acepté estrechar su mano, pero por más de que trataba, no lo recordaba. —Perdone, pero no lo recuerdo. —No se preocupe, señorita. No tendría que hacerlo, después de todo jamás nos hemos visto en persona y es por eso que estoy aquí para presentarme, pues estoy enterado de lo sucedido con su tía. Le ofrezco mi más sentido pésame. —Gracias, no ha sido un momento fácil, la casa es tan grande que no sé cómo manejarla. —Lo imagino, y es por eso que vengo a conversar con usted. —¿Conmigo? —Tengo entendido que hace unos días cumplió 18 años. —Eso es correcto. —Pero no está casada, ni tiene una propuesta de matrimonio. Sin entender a donde quería llegar, sacudí la cabeza. —Perdón, ¿pero que tiene que ver mi vida privada en esto? —Mucho señorita, pues su padre dejó la orden de lo que se debería hacer en caso de que algo así ocurriera. —¿¡Qué!? —Su padre conocía más que nadie a su tía, y perdone la rudeza de las palabras, pero ella era una mujer que no cuidaba de sí misma, pero tenía la esperanza de que el cariño que ella sentía por usted la haría cambiar. —¡Mi tía fue un gran ser humano! —la defendí, a pesar de que lo que él abogado decía era verdad. —Y no lo dudo, pero ahora usted se ha quedado sola, aún es joven y aunque tenga la mayoría de edad no sabe nada de manejar la herencia de su padre. No quiero ser pesimista, mas temo que perderá todo el dinero en el primer año. —¡No soy una estúpida! Estoy estudiando. —Señorita, no la estoy insultando, pero entienda, usted no tiene experiencia, y es por eso que su padre antes de morir dejó la orden de que solo se le haría entrega de la herencia si primero se casaba con alguien respetable. —¡¿Qué acaba de decir?! —me exalté—. ¿¡Estamos en la era de las cavernas o qué!? —Señorita Holler, no lo tome así. Su padre quería ayudarla y por temor a que quedara desprotegida, pensó en esa opción. Yo me negaba a aceptar algo tan estúpido como eso ¡ERA INHUMANO! —¿Y qué pasará si me niego? ¡Soy mayor de edad! —Bueno, naturalmente no podrá recibir la herencia. —¡Es absurdo! ¿Cómo pueden decidir sobre mi vida? —No señorita, nadie está decidiendo sobre su vida —el abogado trató de calmarme—. Su padre la quería más que a nadie y por eso lo hizo, usted se casará con quien desee. —¡Claro! —no le creí. —Es la verdad señorita, su padre era muy amigo de una familia noble y el hijo menor de esta siempre demostró ser educado y muy responsable, su progenitor confió en que algún día se conocerían para ser como hermanos, sin embargo él tuvo que partir antes de tiempo, pero se aseguró de que él la cuidaría y le ayudaría a encontrar un buen esposo. —Una niñera… ¿Así que eso es lo que quiere decir? —No se trata de una niñera, señorita. El hombre de esta familia es muy rico y educado, tiene 32 años así que sabrá guiarla por buen camino hasta ayudarla a encontrar un buen hombre que la ame. —¿Y él está de acuerdo? —Se le envió el mensaje, pero tendrá que aceptar, este acuerdo se hizo muchos años atrás con sus padres y aseguraron que él ayudaría. Indignada, me tuve que tragar todas las palabras que estaba por decir. —Véalo de este modo señorita Holler, usted ha quedado vulnerable y más aún por la muerte de su tía. Afuera hay buitres que no durarán en acercarse a usted para seducirla y así quitarle todo su dinero. Entonces recordé a aquel hombre con el que pasé esa noche, el calor de su piel aún estaba intacto sobre la mía. —Si no tengo opción, entonces aceptaré la voluntad de mi padre. —Perfecto señorita, mañana mismo se hará la presentación formal. —¿Mañana? —dije sorprendida. —Así es —él mira su reloj de mano—. Para este momento el señor ya debe haber recibido la notificación, así que lo llamaré en unos minutos para coordinar. Recuerde llevar solo lo esencial, pues no tiene que preocuparse de los gastos. Dicho esto, el abogado se fue, dejándome con miles de preguntas que no me dejó hacerlas. —————— POV Judas —¿¡Qué yo debo qué!? —grité enfurecido. —La firma es legal Judas —me afirma Duvan—. Tus padres dieron su palabra, confiaron en ti. —No, por supuesto que no, eso no va a suceder conmigo. Crecí rodeado de 7 hermanas fastidiosas, ¿y ahora me dices que debo encontrarle marido a una niña mimada? —Pues técnicamente sí —me responde. —¡Pues no lo acepto! —grité con fuerza y rompí el documento—. Esa mocosa desconocida, no entrará a mi casa.
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