Habían pasado algún tiempo desde lo que pasó el día que salí de mi trabajo, desde aquel traumante día que marco mi vida por completo, habían pasado 2 meses para ser exactos, 2 meses en donde llore por muchas noches y dónde sufrí algunas mañanas, habían días dónde estaba serena y tranquila y otros días que amanecía perturbada, noches en dónde Tenia pesadillas horribles .
Por fin había logrado juntar para los exámenes de mi hermana y aunque la veía un poco mejor no dude en hacerle los exámenes, los retire con Mauricio quien me acompañaba al medico, una especialista nos hizo pasar a su oficina, yo estás nerviosa pero luego intenté calmarme.
Seguramente Lisa solo tiene alguna anemia por mala alimentación—pensé, ya que, aunque me mataba por darle todo a mi hermanita había días en dónde comíamos bastante mal.
La cara de la doctora estaba desencajada me miraba con una notoria preocupación, me miró con pena y me dijo.
—¿Usted es la madre de la niña?— la mire incrédula por su tonta pregunta ya que solo le llevaba un par de años.
—Soy su hermana.
—¿Y sus padres? — artículo con preocupación.
—Murieron—musite.
Mientras el rostro de Mauricio estaba pálido, yo aún ni lograba comprender el porque la licenciada me miraba con mucha lastima, era tanta lástima con la que me observaba que creería que pareciera que veía una muerta en vida.
—Necesito que veas los exámenes.
Abrí el sobre de un solo golpe y leí cautelosamente hasta llegar a dónde decía diagnóstico: Cáncer en la sangre.
Mire a la doctora y me dijo.
—Escucha estamos a tiempo de salvar a tu hermanita, solo hay que tener fe de que sea una leucemia moderada y la niña con un trasplante de médula sobreviva.
Las lágrimas corría por mis ojos como sangre escurriendo en mi rostro, hacía algunos meses que me estaba sintiendo mal con mareos vómitos, y desmayo repentinos, pero lo había retribuido a el exceso de trabajo que había optado para recaudar para los exámenes de Lisa.
Me puse de pies desorbitada y un escalofrío recorrió mi pequeño cuerpo haciendo que cayera al piso inconsciente.
Cuando desperté Mauricio estaba conmigo.
—Estas bien Elena? Te has desmayado—Mauricio tenía los ojos rojos, y hinchados como cuando has llorado por largas horas.
Me senté en el borde de la cama tratando de articular mi ideas, Lisa era mi mundo entero si a ella le ocurría algo yo no tendría por quién vivir.
—Te han tomado unos exámenes primero por seguridad, quieren saber si no es nada genético, y también porque le he dicho tus síntomas, ya se que no querías ir al médico por los gastos de exámenes y toda la cosa pero yo he pagado eso ok.—asentí mientras tocaba mi cabeza con frustración.
—me has dicho que estás ahorrando para tus estudios Mauricio no me parece justo que gastes en mí—estaba avergonzada.
Mauricio era increíble, pero me sentía apenada por todo lo que hacía por nosotras .
—Ahora lo más importante es Lisa y para eso debes estar bien.
Iba a interrumpirlo pero no me dejó, así que no me quedo más remedio que aceptar su ayuda, realmente me preocupaba mi salud un poco, y no solo por mi, como decía Mauricio Lisa me necesitaba ahora más que nunca y para poder ayudarle debía estar bien yo.
Un médico llegó con mis exámenes, no había salido nada alarmante en ellos así que me dieron de alta.
Estaba frustrada y ni paraba de llorar Leucemia, mi pequeña con Leucemia, Dios mío tienes que ayudarme aún más de lo que lo has hecho hasta ahora—decía una y mil veces en mi mente.
Sentía la boca seca y la saliva espesa, le pedí a Mauricio que buscará a Lisa en el colegio deja explicarle lo que ella tenía y decirle que yo estaba con ella y que haría lo imposible por sacarla delante de esa enfermedad había una esperanza.
Llegué a casa y me recosté en el mueble, tome mis exámenes y comencé a leerlos por curiosidad.
Prueba Embarazo en sangre: positivo.
Mi cabeza dio muchas vueltas, y la imágenes de aquella noche llegaron a mi mente como películas.
Unas ganas de vomitar se apoderó de mi ser y tuve que sostenerme del sillón para no caerme.
Estaba embarazada estaba esperando un hijo producto de la violación que había sufrido hace ya dos meses.
Me senté tratando de controlar mis ideas no podía creer lo que estaba pasando, es que yo no iba a tener un poco de tranquilidad en mi vida, hoy le había enterado de dos horribles noticias mi hermana con cáncer y yo embarazada de un mostró que me arruinó la vida por completo.
….
Cuando le conté todo a Lisa comenzó a llorar mientras me abrazaba fuerte.
—yo estoy contigo cariño no te dejare sola prometo sacarte adelante—acariciaba su espalda mientras intentaba convencerla o tal vez convérseme a mi que todo iba a estar bien.
Pero que carajos estaba bien, si no sabía cómo hacer conmigo misma como podía ayudar a Lisa—me preguntaba una y otra vez mentalmente.
Después de que Lisa se durmiera alguien toco a mi puertas, me sentía extrañada porque Mauricio estaba en el trabajo y chela a esta hora siempre estaba dormida.
Cuando abrí la puerta era la doctora del hospital donde nos habían atendido hace un momento.
—Buenas tardes, ¿que hace aquí doctora ¿—pregunte incrédula
—¿Puedo pasar Elena?—articulo.
—Oh disculpe adelante, —indique.
Después que le sirvieran un vaso con jugo de limón, estaba ansiosa por escuchar a que había venido a mi casa, No creía que tan rápido ubieran encontrado un donante de médula ósea ya que el hospital la había colocado en lista de espera pero tuve esperanza.
—Veras Elena todos sabemos que la lista de espera para el trasplante de médula es muy larga, y lamentablemente en este país tienen prioridad los hijos de los ricos y de algún gobernante—quise morir cuándo me decía aquellas palabras— por eso quiero ayudarte, de verdad tengo la necesidad de hacerlo, el Ceo de Industrias KYM tiene una fundación para niños con Leucemia, hoy después de que salieras del hospital conseguí este formulario—me tendió el formulario—llénalo explicando tu caso con detalles y puede ser que ellos te ayude más rápido que el mismo hospital.
No sabía como agradecerle a la doctora, la abracé de la emoción y cuando lo hice ella comenzó a llorar.
—Sabes tu me recuerdas a alguien muy Importante para mí—una lágrima corrió por su mejilla,—por eso deseo ayudarte, mira —me dio una tarjeta—esta es mi tarjeta no dudes en llamarme si necesitas alguna cosa.
—Gracias doctora…
—Elisa, me llamo Elisa—Sonrió.
La mire por unos segundos antes de irse, era una mujer joven de unos 38 años más o menos, sus cabellos eran negros y largos y sus ojos asemejaban una gran tristeza, tanto o igual a la que asemejaban los míos.