Capítulo 1

1643 Words
24 de Mayo de 1995 -6: 30 pm Me encuentro sentada tocando un pequeño piano color lila mientras todos en la sala escuchan atentamente. Me siento muy feliz porque hoy es mi quinto cumpleaños y lo celebrare con toda mi familia, quien no sé por qué, pero para nosotros es difícil reunirnos todos en un mismo lugar. No es por nos llevemos mal. A decir verdad mi familia es amorosa y alegre, pero según nuestros que me dice mi nana, padres no pueden vernos tan seguido a mis dos hermanos y yo por sus agotadores trabajos. Es por eso que el día de hoy este muy feliz, al principio no me sentí cómoda al ser el centro de atención, pero es mi fiesta de cumpleaños y sé que es imposible pasar desapercibida. Para ser sincera, yo no quería una fiesta de cumpleaños ya que con estar con papi, mami, nana y mis dos hermanos soy muy feliz. Sin embargo, esa era una decisión que no podía decidir, así que aquí me encuentro, tocando el piano para mis papitos y hermanitos. Todos comienzan a aplaudir al terminar de tocar la pieza que desde hace meses había estado practicando. Pero esa alegría desaparece cuando un fuerte ruido me hace agacharme, alarmada comienzo a gritar el nombre de mis padres pero no logro escuchar mi voz debido a los gritos de los invitados. Varias personas llegan con muchas armas y veo como un hombre me señala. No sé qué hacer ni con quien refugiarme ya que no veo a nadie que conozca, solo veo como varias personas que invitaron mis papitos está asustados. La figura que conozco como mi padre se opone a que el hombre malo se me acerque, pero es golpeado por uno de los hombres extraños, siento un llanto y gritos que reconozco como el de mi madre. Pero no reconozco a nadie, sus rostros no son reconocibles para mí, pero sé que son partes de mí. Uno de los hombres malos me toma y yo comienzo a gritar y patalear pero eso no le impide que me levante, caminamos hacia la salida y siento unas manos que toman las mías. "No se lleven a mi hermana, por favor, llévenme a mi" dice el dueño de esa mano que es un poco más grande que la mía. "eres un inútil. No puedes protegerte a ti mismo, mucho menos la protegerás a ella" dice quién me lleva para después golpear a mi hermano mientras yo grito y lloro. "Callen al costal de hueso" dice otro hombre, siento como alguien coloca un pañuelo en mi boca y yo intento liberarme de ellos pero pronto quedó dormida. Un tiempo después Despierto cuando alguien me jala del brazo, veo que estoy en un lugar totalmente desconocido para mí y que tenía mis manos y piernas amarradas. El hombre me tira en el suelo que se encuentra muy sucio, lleno de agua o algo parecido a ella pero con un olor feo. — Mantenla con vida. Si algo le pasa tu cabeza y la de los tuyos volara - dice un señor con algo oscuro en su cabeza. Para después irse. El otro hombre asiente y lo ve irse. Quedo en ese cuarto oscuro con otro hombre y este voltea hacia mi cuando quedamos solos. — Sí que me divertiré contigo, espero que tú también disfrutes –dice con unos ojos tan oscuros que me dan mucho miedo. Es la misma mirada que veía a través de mi ventana cuando todos se acostaban a dormir. Mi nana me decía que era un señor que se llevaba a los niños desobedientes. ¿Está aquí porque me comí un poco de la torta que mi nana dijo que no podía comer? Quiero pedir que no me haga nada malo pero la cinta que tengo en mi boca no me deja hablar. El señor poco a poco se acerca a mí mientras el miedo me hace retroceder. Cuando siento que mi espalda toca la pared mi miedo aumenta más, en el lugar solo se escuchan los latidos de mi corazón, él me da miedo. — Tranquila, te gustara –dice para después arrancarme mi vestido y comenzar a tocarme, comienzo a llorar del miedo– Cállate o te ira muy mal –sigo llorando y eso lo estresa, por lo que sin pensarlo me golpea fuertemente. Me quejo del dolor pero eso no lo detiene, me pega y hace de todo conmigo, todo me duele–.  25 de Mayo de 1995  Despierto y siento como todo mi cuerpo me duele, ya no tengo más lágrimas para llorar, no sé dónde estoy y no sé si mis papitos vendrán por mí. — ¿Eres un enfermo? ¿Cómo pudiste violar a una niña de cinco años? - Escucho quejidos y sonidos de golpes– — Lo siento — ¿Lo sientes? Ahora sí que lo vas a sentir –escucho y después escucho un disparo. 30 de Mayo de 1995 Llevo varios días aquí y nadie ha venido a buscarme, tengo sangre seca por todo mi cuerpo debido a todo lo que me hizo el señor malo, el cuerpo me duele un poco menos. Ya las esperanzas de que me vengan a buscar han desaparecido, ya nadie vendrá a buscarme  El hombre que se lleva a los niños desobedientes si existe y por haber desobedecido a mi nana me llevo y me hizo daño, por ser una mala niña.  31 de Mayo de 1995  — ¡NOS ENCONTRARON! RAPIDO, TENEMOS QUE IRNOS, YA. Escucho y veo como varios corren, uno de ellos me levanta y me lleva a un auto, solo sé que es de noche y todos están desesperados. El carro brinca mucho mientras el carro es muy veloz. — ¡CUIDADO!–Grita uno de los hombres malos y después siento como el carro da muchas vueltas. 8 de junio de 1995  Despierto, no sé dónde estoy, ni tampoco que me ha pasado, lo único que sé es que me duele todo el cuerpo y que estoy acostada en una cama que no reconozco. Todo me duele y mis pequeños ojos quienes no se han acostumbrado a la luz comienzan a arderme. — Tranquila cariño, estas a salvo –dice una voz que no logro reconocer, pero que me resulta dulce– Cariño, la niña ya despertó –dice moviendo su rostro hacia la puerta. Poco a poco me levanto pero inmediatamente ella me lo impide –no te muevas, debes de descansar un poco más para que estés bien –me dice en tono dulce–. — ¿Quién es usted? –Pregunto de inmediato un poco temerosa de no saber quién es–. — Tranquila mi pequeña –me dice la mujer palmeando mi mano que hasta ahora noto que estaba sosteniendo– Mi nombre es Adriana y no estoy aquí para hacerte daño. — ¿Entonces? La mujer de piel clara, cabello n***o, liso, de ojos oscuros me da una sonrisa de boca cerrada  –No sé por qué el destino nos cruzó en el camino, pero de lo que si estoy segura es que nuestro encuentro es un peligro para ninguna . Estas a salvo mi niña Isabella. — ¿Por qué sabes mi nombre? - pregunto confundida. — Tienes ese nombre escrito en tu collar– dice señalándolo e inmediatamente toco mi pecho para sentirlo–. — ¿Ya despertó?- pregunta un señor alto, grueso, de cabello castaño cuando entra a la habitación agarrando a dos niños más grande que yo– Que alivio. — Sí — ¿Cómo te sientes? - me pregunta uno de los niños mientras se acerca a mí–. — Antonio, no seas imprudente– dice el otro chico que es más grande– — Mamá –dice mirando a la señora Adriana– ¿Qué significa ser imprudente? La señora ríe mientras acerca a su hijo y le da un beso. — Es preguntar o decir algo que ahora no deberías decir. — No entiendo– dice confundido.  El niño grande suspira — Por ahora salgan de la habitación, la niña tiene que descansar un poco y ustedes no la dejaran descansar. — Pero ya lleva una semana durmiendo, cuando duermo mucho me regañas ¿Por qué ella si puede hacerlo sin que la regañes? — ¿Una semana? –Pregunto y la señora Adriana asiente– ¿Y mis papitos no han venido a buscarme? ¿Dónde están? ¿Qué me paso? ¿Por qué estoy aquí? — Primero que todo. Sí, llevas una semana durmiendo por que estabas muy herida, dos tus papitos están bien, pronto vendrán por ti y tres, estas aquí porque te encontramos y te trajimos aquí para tratar tus heridas. — ¿Estoy herida? - — Ahora ya no estas tanto. Ahora lo que necesitas es descansar un poco para recuperarte ¿Esta bien? –Yo asiento– bien. – ¿Quiénes son ellos? - digo mirando a las personas que llegaron a la habitación. La señora Adriana sonríe  –Ellos son mi familia. Él es mi esposo Ángel –dice extendiendo su mano a su esposo– el chico grande es Andrés y el pequeño es Antonio e hijo mis hijos. Ese día conocí a esa familia extranjera que me extendió algo más que una ayuda, me brindo una nueva familia llena de amor. No sé quién era mi familia y el Sr. Ángel no pudo encontrarla a pesar de que es policía, no quise ir a la policía, tengo miedo de que algo malo me pase así que les pedí a la señora Adriana y el Sr. Ángel que me dejara estar con su familia.Por lo que me fui con ellos y sus hijos que tan agradables son a Colombia. Desde ese día mi vida cambio, conseguí una familia en la que los padres veían a sus hijos todos los días, jugaban con ellos. No como mis padres. Que desaparecieron cuando fui llevada por aquellos hombres. Esta familia me recibió con los brazos abiertos, recibiéndome como alguien de la familia y no como un extraño. Ese día cambie algo más que el país, también cambie mi nombre, mi historia, ya no me llamaba Isabella ahora me llamo Zoe. La que no se dejará hacer más daño.
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