En un pantano dónde la neblina es densa como un velo ocultando tanto depredadores como presas, algunos colores son señales de aleta y algunos sonidos también lo son cae un piloto privado en territorio fronterizo con Colombia dicho piloto llamado Jhavier Kensel Walt, piloto privado de oficio que se accidente en plena faena por un desperfecto en el motor, teniendo que saltar con paracaídas y su cliente se quedó esperándolo en el Aeropuerto Internacional de Maiquetía, al descender pudo notar varios campamentos por el humo que salía de éstos, cae con mayor tranquilidad pues confía que hay un pueblo rústico pero precivilisado, a lo cual solo eran mineros inlicitos financiado por el estado y otros en contra del estado ajenos al territorio competente pero queriendo tomar control de estos punto de extracción de recursos, y luego el movimiento Anti gubernamental después de esos tres grandes grupos armados se encontraban los ciudadanos campestres armados totalmente paranoicos a cualquier movimiento pues la promesa de una muerte sin saber quién la patrocina, bala perdida, fuego cruzado una mina olvidada, o tener la mala suerte de encontrar un túnel de alguna refinería dado a qué está estaban siempre siendo vigilados por un tirador interno en el túnel y otro camuflajeado a gran distancia con un fucil de largo alcance con mirá con un alcance de dos mil setecientos metros metros por cuarenta segundos  con viento en contra, a favor unos treinta, ambos con balas Anti blindaje, comprenderán que no queda sino un desastre y un festín para los carroñeros del lugar. Esena divisada por Kensel, mientras terminaba de llegar a la linda Amazonas, en ese momento comprendió que su vida aquí no tenía ningún valor, consumido por el pánico se muerde el brazo para no gritar de terror y cobrar la poca cordura que le arrebato esa  explosión visceral que avía presenciado mientras terminaba de descender  cae en un gran árbol donde prefirió pasar lo que le quedaba de día y incluso pernoctar en el usando el paracaídas como sábana para resguardarse de la humedad lo frotó contra el árbol para quítale lo blanco curtirlo de un color parecido al árbol en que se encontraba pensando ahora que ago, como me ubicó a dónde e de ir. Esperaré a mañana de pronto tendremos mejor panorama con el día puedo ver a esta altura un camino favorable, la imagen del cuerpo desgarrado por el impacto de un calibre tan grande era indescriptible e inolvidable, sumado le la constante e intensa plaga a la cual nunca avía imaginado sentir que un sancudo sería tan incómodo como una aguja, los constantes sonidos de monos aulladores, los cantos de las aves nocturnas no son relajantes sino templaban los nervios de cada sentido en estado alerta al cabo de la noche pasaba mayor oscuridad y frío se acentuaban de forma que no pudo adaptase a temperatura alguna, vió como debajo de el pasaron, un tigre, un jaguar, un cerdo con grandes colmillos, todos por debajo del este mismo árbol pero aún así no lo percibían por la humedad espesa y la altura mantenía su aroma en corrientes altas, suerte para el que cada uno estaba en seguimiento de su propia cena, no supo cuando se quedó dormido despertando a las diez de la mañana según marcaba su reloj, con hambre, sed dolores de espalda, irritación en cada coyuntura de su cuerpo por la picada y la exposición aún flora más rústica, con el cuerpo cansado por toda la energía que quemó asustado en la noche se sentía, agotado incluso más que cuando entrenaba para la escuela de pilotos, ahora sí que comeré ahora no quiero tocar suelo tras ver tantas cosas que ni sé cómo defenderme y menos con que, revise las ramas y encontré unos nidos de aves procedí a comer uno para no abusar de mi suerte y mi estómago.