piloto

Ya al cabo de tres amaneceres, ya avía podido adiestrarme en moverme por las diversos tipos de árboles, aprendí que el mejor amigo de alguien tan expuesto como yo; es la observación y paciencia al segundo día siguiendo a los peculiares jabalís logre encontrar un pequeño brazo de rio de agua dulce solitario por los constantes felinos acoplados a descansar después de cazar en esa área solo se retiran a media mañana pues cazan en otro entornos donde se les ve cazando con flojera dado ya que las Galápagos eran presas grande gorda y se fatigaban en tierra, pero a media mañana se agrupaba unos fornidos que eran imponentes para los depredadores sus cuerpos gruesos pero firmes con un desarrollo muscular que parecía anormal yo les decía los jabalís Espartanos, dado a que estos no reculaban fura cual fuera el a atacante pasaba a victima porque con sus colmillos podían herir incluso matar a uno que otro felino desprevenido, toscos y poco calculadores pero muy de manadas veía como tomaban posesión momentánea del brazo de rio, pues llegados ellos era como un ingles con su tiempo de té, llegaba mi nueva preocupación y incertidumbre, unos cazadores del a tribu Wari los reconocí, por que pasaron paramilitares susurrando alertas ante su presencia y si un grupo de personas, armadas, ubicadas e capacitadas para la defensa y toma atrincherada de tierras, les evitaban. ¿Sería peligrosa para mí? Me odie indefinidamente por esa prerrogativa al escuchar un aullido característico de ellos, la respiración izo su pauta, recobrando el aire lento suave para mantener sigilo, veo a un grupo de Waris cargando a un paramilitar se escuchó un grito de alerta ahogado en angustia: ¡Hay juputa, dio papaya! Mientras los Waris hacían unas onomatopeyas de festejo de diversos animales un gallo, un aullido y la siguen te me hizo abandonar toda alegría de bajar a saludarles pues al ser una tribu y un paramilitar seria natural su diferencia, con ese gruñido de cerdo agudo desesperado: Mientras los otros brincan de alegría dándose juguetones manotazos en sus barrigas. Comprendí y enmudecí con mayor firmeza, observando con una lagrima de angustia emergió de mi izquierda al ver cómo le cortaban una oreja la enjuagan en el rio dándosela al antiguo de ellos para que este diera el primer bocado, este asiendo gento con la cabeza retomaron el gazpacho de onomatopeyas, a lo cual grite en mi mente: A la mierda los Wari son caníbales, y dejaron uno de los cuerpos de jabalí que llevaban de lado a la orilla alborotando a los peces. Se pierden a la vista pero aún se escucha onomatopeya alejandoce. Aproveché tal suerte y tome el cuerpo después de tomar agua refrescarme lo más rápido posible lavé el animal a la orilla y procedía a llevármelo, lo bueno es que la soga del paracaídas siempre la mantenía con migo sin ella no me lo hubiera podido amarrar y ponerlo como morral en mi espalda procedí a subir enfocado y en el mayor silencio posible recordé que avía quedado algunas cosas en el avión sabía a qué dirección estaba y seguro estaba de que ahí había un equipaje de supervivencia básico de emergencia, pues era por presumir y convencer a los clientes que en caso de estas situaciones yo les aseguraría. Mugrosa ironía pensé, sin otra opción no subo sino a medo árbol y procedo a orientarme y veo que no estaba tan lejos pues el mismo no avía hecho gran cambio alguno en el entorno pues al soltar el tesoro y poder subir a la copa veo la cola del avión, como si me saludara estaba como a unos seiscientos metros cálculo de ojo siendo una leve sensación de que puedo con esto. Nota aparte Nota: En el Amazonas existe una de las cinco tribus caníbales actuales. La cultura wari floreció en la costa y tierras altas del antiguo Perú entre el 450 y 1000 d.C. Centrada en su capital Huari, los wari explotaron con éxito las diversas rutas que controlaron para construir un imperio administrado por capitales provinciales conectadas por una larga red de caminos.