Capítulo 16

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  "¡Maldita! ¿Cómo podrías tú compararte con Andy? A diferencia de ti, ella sería incapaz de dejarme sufrir. ¡Tú solo me causas daño!", argumentó el padre.   Stacy de repente se echó a reír y un toque de ira brilló en sus ojos. Entonces, respiró hondo y con frialdad, le dijo: "¿En serio? Parece que no debí haber venido hoy".   "¡Hablando en serio, ya no quiero verte más! Quiero hablar con tu madre de inmediato, quiero hacerle saber la clase de hija que ha criado. ¿Acaso quieres que me muera?", exclamó Jack, mirando el rostro frío de Stacy. Si el guardia de la prisión no se lo hubiera advertido, ¡él realmente la habría abofeteado!   "¡No la involucres!". Cuando Jack menciocó a su madre, el rostro de Stacy se puso tenso y dijo: "Mamá se acaba de recuperar y ¡no puede soportar momentos de estrés!".   Jack se burló y dijo: "Por si no lo sabes, estoy a punto de salir de prisión. ¡No quiero morir aquí por tu culpa! Stacy Ku, si realmente te preocupa la salud de tu madre, ¡deja de joderme la vida!".   Desde que era una niña, Stacy había escuchado estas frías palabras innumerables veces y hasta ahora, estas palabras seguían siendo hirientes como un cuchillo. En ese momento, miró seriamente a Jack y, apretando sus puños tan fuertemente que sus uñas estaban casi incrustadas en sus palmas, se puso de pie y le dijo: "¡No involucres a mamá que yo me ocuparé de este asunto! Cuídate bien y vendré a verte otro día".   Después de eso, dio media vuelta y pasó junto al guardia en dirección a la puerta y ya no miró a Jack. Cuando estuvo fuera de la prisión, la puerta de hierro detrás de ella se cerró de golpe, entonces se inclinó y, con el rostro pálido, se apoyó contra la pared. ¿Cuántos años habían pasado?... ¿Cuántos años habían pasado desde que su padre abusó de ella?   Si no fuera por el amor incondicional de su madre hacia su padre, si no fuera por la sangre de la familia Ku que fluye por su cuerpo, ella no tendría por qué soportar este tipo de situaciones. En ese momento, las lágrimas le caían por el rabillo del ojo y se sentía como si estuviera en la prisión detrás de ella. Entonces, un nudo muy grande en la garganta se le formó, se trataba de la prisión del corazón que la tenía atrapada dentro, donde ella estaba cumpliendo cadena perpetua...   ...   El sol se ponía cuando a la mansión de la familia William, llegó un auto deportivo plateado de edición limitada. Al verlo ingresar por el portón, los sirvientes corrieron a saludar al conductor.   "¡El Amo Chris ha vuelto!".   Chris salió del coche. Llevaba puesto un par de gafas de sol y su fino rostro estaba tan frío como siempre. Vestía un suéter sencillo y elegante que al subirse casualmente, se pudo ver parte de su abdomen marcado, por lo cual, muchas de las empleadas quedaron encantadas.   Le entregó la llave del coche al empleado que lo saludó y tan pronto como dio un paso, un perro gordo y robusto se acercó corriendo; el animal se aferró a sus piernas muy íntimamente mientras movía la cola con fuerza y gruñía de alegría; luego, abrió su enorme boca, exponiendo su lengua de color púrpura claro, y jadeó emocionado. Por su parte, Chris lo miró frunciendo el ceño, y debido a la grave misofobia, cada vez que miraba esta estúpida cosa arrugada, ¡sentía ganas patearla!   "¿Quién sacó esta estúpida cosa? ¡Llévenselo!", ordenó de inmediato. Solo entonces los sirvientes que estaban a su lado recobraron el sentido y se apresuraron a intentar arrancar al perro de los pies del Amo.   La mascota estaba muy bien sujeta a la pierna de Chris y no lo soltaba. Pero, en medio del caos, se oyó la voz de un niño: "¡No molesten a mi Bella!".   Los sirvientes se detuvieron y se dieron la vuelta, temblando un poco: "¿Joven Amo Tony?".
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