Su jefe era un irlandés absolutamente atractivo, en cada evento al que asistían, desde su llegada a Manhattan que se roba todas las miradas, suspiros y la atención a su paso. No sabía que esperar de él en la intimidad, le aterraba pensar que pudiera ser un “rarito” que le gustara el sexo poco convencional, la asustaba pensar en que esperaba de ella, no era tonta, pero tampoco era muy osada en la cama. Un nudo en el estómago se hizo y no se fue con nada. Ahora ella estaba nerviosa, histérica, esperaba que de una u otra manera el desistiera de su loco capricho por ella. Pero no, estaba más decidido que nunca.
Por la siguiente hora buscó desesperadamente conseguir algo de trabajo extra, incluso le insistió al jefe de área, y por ultimo al encargado de autorizar las horas extras, el encargado
