MICAH KOROLEV
Veo un trago aparecer frente mi mientras reviso en mi teléfono un mensaje de mi abuelo mientras espero a mi hermana para que vayamos a cenar. Hace dos meses Verena cumplió sus tan anhelados dieciocho, pero no los ha podido celebrar como quisiera debido a su apretada agenda como modelo profesional la cual está empezando.
Mi hermana desde niña ha sido preciosa, por lo que desde temprana las marcas de lujo más famosas del mundo se han peleado por ella. cuando era una niña eran campañas infantiles, ahora son campañas más profesionales.
Hace un rato termino participo en un evento de Cartier aquí en las vegas, por lo que me pidió que la acompañara. Decidí esperarla aquí mientras iba a cambiarse de ropa para ir a cenar.
Bebo un trago de en lo que veo que entra una llamada del abuelo por lo que la respondo de inmediato.
- Abuelo – saludo en ruso bebiendo otro sorbo.
- ¿Cómo estas, malysh Micah? – ruedo los ojos ya que continúa llamando así, aunque ya sea un adulto.
- Bebiendo un trago mientras espero a rena, para ir a cenar – respondo escuchándolo reír.
- ¿Cómo estuvo mi kukla?
- Estupenda – respondo observando el regalo que tengo para ella junto a mi – si estaba nerviosa, no se le noto ni un poco.
- Estoy orgulloso de mi kukla – sonrio notando en su voz lo que dice.
- Malysh, te llamo por que estuve hablando con tu madre y ella cree que es momento de que se elija una fecha para la boda. – suspiro al escucharlo.
- Abuelo… - bebo un trago al pensar en la boda.
Como heredero de los Korolev se espera que mi matrimonio sea un activo que contribuya a engrandecer no solo la fortuna de la familia, sino el poder y es algo que Virgilio Russo ofrece cuando su hijastra y yo nos casemos. Solo he visto a Viorica Fox una vez en mi vida y fue cuando nos presentaron e informaron de nuestro compromiso.
Debo admitir que es preciosa y estoy seguro que con el tiempo los sentimientos llegaran, estoy obligado a poner todo de mi parte para que el matrimonio funcione ya que, en mi familia los divorcios no están permitidos.
- … ¿no crees que es apresurado? – pregunto desviando la mirada a la entrada del bar – ella acaba de cumplir dieciocho, acaba de salir del internado, acaba de entrar a la universidad…
- Micah, solo deben casarse – interrumpe el abuelo – puede estar en la universidad aun casada, puede continuar estudiando en Yale o transferirse a Moscú.
- Lo sé – concuerdo con él mientras me pellizco el puente de la nariz – solo quiero darle un poco de espacio – suspiro – paso mucho tiempo en ese internado, solo quiero darle un poco de libertad e independencia.
- ¿Estás seguro, malysh?
- Lo estoy
- confío en ti y en tu criterio – su tono es firme lo que me da a entender que no está de acuerdo, pero respeta mi decisión. - los espero el domingo para cenar.
- Ahí estaremos, abuelo – cuelgo la llamada bebiendo de golpe mi trago.
Suspiro pidiendo otro trago justo en el momento en el que mi hermana aparece junto a mí, aunque no pide nada porque es obvio que no tiene edad para beber. La escaneo con la mirada sonriendo divertido al ver que dejo su faceta de supermodelo, por una mucho más relajada vestida con un vaquero ancho, pero que se ajusta a la perfección a su pequeña cintura. Un top en color n***o muy corto de tirantes que se atan no solo a su cuello sino en su espalda dejando muchísima piel expuesta, tacones en color n***o.
Su cabello cae en hondas sobre su cuerpo, conservo el maquillaje que llevaba en el evento por lo que luce preciosa.
- ¿Qué pasa? – pregunta observándome a los ojos.
- El abuelo me dijo que mamá quiere presionarme para que elija una fecha para la boda.
- Aún es pronto, ¿no? – asiento con la cabeza por lo que ella me abraza por el cuello besando me cabeza – no te preocupes, encontraremos la forma de posponerlo hasta que te sientas seguro.
- Gracias, hermanita – sonrio cuando ella me suelta.
Rápidamente pago la cuenta antes de salir del bar, al salir del hotel donde nos hospedamos caminamos hasta el restaurante que no esta muy lejos donde cenamos tranquilamente mientras hablamos de trivialidades, cuando es momento del postre le entrego el regalo que le compre.
- ¿vamos por un trago? – pregunta cuando salimos del restaurante,
- No puedes beber – la reprendo haciéndola reír.
- Solo quiero un poco de ambiente – responde sin más a lo que yo asiento con la cabeza.
- Ok.
Un rato después nos encontramos en un vip de uno de los clubes más prestigiosos de la ciudad, mientras bebo un poco de vodka observo a mi hermana divertirse.
- Hace calor – habla ella sentándose junto a mi bebiendo un poco de su coctel.
- ¿quieres irte? – pregunto a lo que ella niega con la cabeza - ¿decidiste que quieres estudiar?
- Lo mismo que tu…
- ¿Estas segura? – pregunto a lo que ella siente – con el modelaje y la universidad estarás muy, pero muy ocupada.
- ¿Dudas de mis capacidades? – sonríe emocionada encogiéndose de hombros haciendo una tierna expresión – siempre puedes ayudarme…
- Por supuesto – bebo un trago observando a mi princesa observar la pista.
- ¿Esa no es tu prometida? – señala un lugar en la pista, me vuelvo en dirección al lugar que me señala viendo a Viorica bailando.
Se ve hermosa enfundada en ese atrevido vestido dorado, el cual resalta sobre su piel y cabello. Desvío la mirada a la chica que esta junto y al verla se me seca la garganta, es preciosa.
Me inclino hacia adelante hipnotizado por la castaña que se mueve al ritmo de Streets de doja cat. Es sumamente sensual, soy incapaz de apartar mis ojos de ella.
La escaneo empezando por sus pies, está calzando unas hermosas sandalias plateadas a juego con el minúsculo vestido plateado el cual tiene un profundo escote en la espalda y uno igual en la parte delantera el cual deja a la vista una parte de sus pechos.
Su cabello castaño cae en hondas por su cuerpo, me pican las manos ansiosas de pasarlas por esas sedosas hebras. De un momento a otro ella sonríe haciendo que todo desaparezca excepto ella.
Me pongo de pie sintiendo una extraña fuerza que me atrae a ella. Camino en su dirección lentamente sin importarme que este riendo y divirtiéndose con la chica que se supone será mi esposa.
Sin embargo, me detengo de golpe al notar una enorme sombra tras ella abrazándola por la cintura haciendo que su sonrisa aumente mientras él besa su cuello.
Mientras los observo conozco el significado de la envidia por primera vez en mi vida. La forma en la que él la observa es como si fuera lo más maravillo del mundo, de su mundo.
Niego con la cabeza mientras vuelvo sobre mis pasos hasta donde mi hermana me observa con los pulgares arriba. Ruedo los ojos al llegar a ella haciéndola reír divertida.
- No es tan guapo como tú – habla cuando llego a su lado, sonrio burlón.
- ¿enserio?
- En mi defensa… - levanta las manos divertida – eres mi hermano y por ende no puedo decir que hay otro hombre más atractivo que tú.
- No es tan guapo – ironizo a lo que ella entrecierra los ojos - ¿verdad?
- Nooo – viene hacia a mi abrazándome – es horrible y tu un papucho – me da un sonoro beso en la mejilla haciéndome reír.
***
Observo la imagen que sostengo en mis manos ignorando el ajetreo que se desarrolla a mi alrededor. Hace unas horas diversos medios de comunicación en el mundo cubrieron la noticia sobre el importante evento que se llevó a cabo en Nueva York hace una semana. La cena de navidad de la familia Sinclair.
Empresarios, magnates, políticos, celebridades, famosos entre muchas otras personas que se buscan la aprobación de cada m*****o de esa familia. Hay pocas familias con un poder como el de los Sinclair, la mía es una de ellas.
Las dos familias descienden de dinero viejo, si la fortuna de mi familia es incalculable, la de los Sinclair es aún más.
El evento como tal no es lo que tiene un poco alterado al equipo legal y de relaciones públicas de la empresa. Es la imagen de mi prometida junto a los hermanos Sinclair.
- Disculpe, señor Korolev – habla Levi, uno de mis asistentes le hago un gesto con la cabeza sin apartar mis ojos de la revista. – su familia esta subiendo.
Asiento con la cabeza fijando mis ojos en una foto en especial. Una en la que se encuentra junto a la chica que ha estado en mis sueños desde el viaje a las vegas hace unas semanas.
Irisa Sinclair
Es mucho más hermosa de lo que recordaba y sé que las imágenes que veo en este momento no le hacen justicia a la realidad en cuando a su belleza. Paso una de la página viendo una foto que me hace tensar la mandíbula al sentir lo mismo que en las vegas.
Ella se encuentra junto a Mayner Kepler quien la rodea por la cintura observándola con amor en estado puro mientras Irisa sonríe feliz.
Al igual que en las vegas siento envidia de ese hombre ya que la forma en la que la observa es el más fuerte indicio que de jamás habrá oportunidad en la vida de Irisa para otro.
***
Observo a mi hermana hablar animadamente con Viorica que se ríe con soltura. Me recuesto en el marco de la puerta sin querer molestarlas disfrutando de la vista. Hace unos meses traje a Viorica conmigo a Moscú, luego de que su relación con Owen Sinclair se hiciera pública mi familia me exigió que terminara con el compromiso y al ver a Virgilio tan furioso por esto no fui capaz de hacerle eso.
Ella es prácticamente una adolecente, algo que no le importo a mis padres y abuelo ya que creían firmemente en que ella me había humillado con esa relación, pero les recorte que no era así ya que nuestro compromiso aún no se había hecho público.
Logre convencer a mi familia de no romper el compromiso, aceptaron con la condición de que Viorica debía mudarse a Moscú algo que acepte y por eso fui en persona por ella a Yale. La castaña que ríe en este momento a carcajadas era mi opción segura de una vida tranquila, pero cual sería mi sorpresa cuando unas semanas después de que la trajera conmigo apareciera Owen Sinclair informando con arrogancia y orgullo que esa chica era su esposa, solo que ella no lo sabía.
Suspiro enderezándome antes de avanzar a ella pensando en que perdí un matrimonio tranquilo, pero gané una gran amiga. No solo para mí, si no también para Verena. Justo cuando estoy por llegar a ellas, un mensaje llega a mi teléfono.
O.S: ¿quieres unirte a la cena?
Frunzo el ceño sin entender a qué se debe dicha invitación, pero antes de que pueda responder llega otro mensaje.
O.S: mis hermanos y primos estamos en Moscú, puedes unirte a la cena.
M.K: ¿seguro?
O.S: digamos que estamos interesados en hacer conexiones.
M.K: ¿Dónde?
Observo con atención la respuesta sin imaginarme que una simple cena pudiese cambiar por completo mi vida entera.