Emery lucía pura y encantadora. Cuando se dio cuenta de lo que estaba pasando, Aiden la había dado la vuelta y la presionaba con su cuerpo contra la cama. En esa posición, el pelo le caía sobre la frente y sus ojos proyectaban una profunda lujuria. Emery entendió claramente el significado de su mirada, lo que hizo que se pusiera histérica y suplicara: "¡Aiden, no, no ...!". "¿No? ¿Por qué no?", preguntó con un tono casual pero cuyo trasfondo era demandante. "¡No conviene que te resistas!". Ella lo miró fijamente y aunque sabía que era mejor no contrariarlo y obedecerle, su instinto le hacía alejarlo. No obstante, no logró moverlo ni un ápice, porque estaba debajo de él. Era consciente de que a veces era mejor obedecer y que en este caso, esconder su repulsión y coop
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