Camino de un lado a otro mordiendo la uña de mi pulgar buscando la manera en mi cabeza de cómo explicarle a mi mejor amiga todo lo que ha estado ocurriendo sin que me vea como una loca que necesita entrar al psiquiátrico de inmediato.
─Abrirás un hueco en el suelo, ya suelta lo que tengas que decir ─dice con un resoplido ya cansada de verme darle vueltas al asunto.
Detengo mis pasos y le miro.
─No es fácil ─Me quejo.
─¿Tan malo es? ─Pregunta sorprendida.
─Define “malo”
─Cat, en serio.
─Me estoy follando al hijo de Lucifer. Listo, lo dije ─suelto sentándome de un salto en el sillón, Leti pestañea tomando la información recibida.
─¿Qué?
─Lo que escuchaste; la vela que me dio la tarotista era más que una “simple” vela, es mucho más poderosa e importante ─digo sosteniéndola en mi mano─. Es la vela de nacimiento de Asael Morningstar, mejor conocido como “Hades” el demonio de la lujuria, y aparentemente tenemos una conexión mágica, donde él puede sentir lo que yo o hasta ver mis sueños húmedos con él ─añado y la mandíbula de Leti se descuelga.
─Espera, me estás diciendo que todo este tiempo estuviste con…
─Hades, en el inframundo ─acoto.
─¿Allá abajo? ─Señala en un susurro y me provoca una sonrisa. Asiento con mi cabeza.
─Es también el infierno, hay muchas cosas que desconocemos y que pensábamos eran solo teorías conspirativas ─explico. Ella se levanta ahora caminando de un lado a otro batiendo sus manos en el aire mientras trata de nivelar su respiración.
─Espera, a ver si entendí…todo este tiempo estabas en el inframundo, follando con el hijo de Lucifer por una vela que te dio la tarotista ─resume rápidamente.
─Sí.
─Tiene sentido con lo del cuervo que explotó ─murmura para ella.
─¿Qué cuervo? ─Indago arrugando mi cejo.
─Uno que llegó con una nota ─dice caminando hacia el refrigerador y arranca una nota pegada para volver hacia mí tendiéndomela. La leo y me quedo impresionada con la nota que es totalmente algo que enviaría Hades. Muerdo mi labio aguantando una carcajada─. ¿Por qué regresaste del inframundo y vestida así? ─Pregunta.
─Me echaron y la ropa me la compró en el inframundo ─murmuro con un resoplido.
─¿Puedes volver?
─La verdad no lo sé, la cuestión es…que en el inframundo no pueden saber que soy una simple mortal o me asesinarán antes de tiempo quedándome atrapada en el purgatorio, mientras que a Hades le harán muchas cosas peores perdiendo el trono. Por cierto, al parecer soy su prometida y soy una ninfa de la primavera, me llaman; Perséfone ─suelto sin más volviendo a sorprender a Leti.
─¡Ve más despacio! ─Chilla─. ¿Por qué te echaron, te descubrieron? ─Desvío la mirada llena de culpabilidad.
─Algo así, una de las llamadas “Moiras” vio mi conexión con la magia oscura en una fuente y al parecer mi abuelo practicaba la magia del caos, y yo podría destruir el inframundo y todo lo que conocemos si sigo en el lugar, tengo algo de poderes ─menciono aun sin entender realmente lo que sucedió.
─Mierda ─suelta.
─Sí, mucha mierda.
─Con que Perséfone ¿Ahora te tengo llamar así? ─Inquiere con una sonrisa.
─¿Me crees? ─Pregunto sorprendida.
─Pareceré también una loca, pero sí. Además, siempre pensé que había algo de magia en ti ─comenta y me abalanzo hacia ella abrazándola.
─Gracias por creer en mí ─digo conmocionada.
─Eres mi mejor amiga, por supuesto que te creo, por más fantasioso que suene. Solo, nunca me presentes a tu suegro ─suelta haciéndome carcajear desde lo más profundo de mí─. Es que da miedo, no vaya a querer que me quede allí con un pase libre ─acota y nuestras risas se unen─. ¿Ahora cómo harás? ¿Le volverás a ver? ─Indaga sosteniendo mis hombros.
─Intentaré volver, o traerle aquí.
─¿Abres un portal o algo así? ─Muerdo mi labio mirándole─. Presiento que no es nada común.
─Acertaste, Hades es el Dios de la lujuria y la manera de poder viajar de un mundo a otro, es mediante la lujuria. Aún no manejamos bien ese tema, no lo controlamos a la perfección ─explico y ella da un paso atrás.
─No te ayudaré con eso.
─No quiero que lo hagas, no con eso ─acoto─. Aunque, antes quisiera ir de compras y que me lleves a un lugar ─añado.
─Tienes suerte de que esté libre en el bufete. Mientras, te hablaré sobre lo que me dijo Kevin y tú me contarás cómo es la vida en el inframundo ─comenta emocionada tomando las llaves de su auto─. Vamos a que consigas a tu demonio ─añade con gracia haciéndome sonreír.
**
Asael Morningstar
Estoy energúmeno, no puedo pensar con claridad, es como si hubiera una presión fuerte en mi pecho y cabeza.
─¡Cálmate, Hades, lo hice por el bien de todos! ─Exclama Clotis, siguen saliendo crestas se fuego de mi piel mientras que mis manos oscurecen como el carbón.
─¡¿Qué me está ocurriendo?! ─Gruño alterado y con los latidos sofocándome.
─Estás muy alterado, por lo de la mortal, pero, tienes que calmarte. ¡Destruirás el inframundo! ─Chilla corriendo de mí, decido alzar vuelo con mis alas y choco con los estantes y todo en mi camino, mi vista está un poco distorsionada. «¡La echó del inframundo!»
─¡No debiste de hacer eso! ─Farfullo imponente deteniéndome al frente de ella.
─¡Hades! ¡Reacciona! ¡No eres así! ─Trata de hacerme entrar en razón.
─¡Soy lo que soy, lo que creó mi padre! Deberías de saberlo, Clotis. Como supusiste el echar a mi prometida como cualquier cosa ¡Es mi Perséfone! ─Suelto alterado acercándome más a ella quien tiembla al verme.
─¡Asael! ─Exclama Lucifer y giro para verle sobrevolar sobre mí─. Vuelve ya mismo a la normalidad ─demanda fríamente.
─No sé de qué hablas ¡No sé cómo! ─gruño con un dolor incesante en la cabeza. Me la sujeto caminando de retroceso. Mi padre crea un circulo de fuego a mi alrededor que me queda sin oxígeno, pierdo fuerzas y mi cuerpo cae al risco infinito. Las imágenes del rostro de Perséfone viajan a mi mente.
─Perséfone… ─murmuro y todo se vuelve oscuro.
**
Abro los ojos con sobresalto y miro mis manos que han vuelto a la normalidad. Miro a los lados buscando a Perséfone y no la encuentro.
─¿Buscas a tu prometida? ─Inquiere Lucifer saliendo de las sombras.
─Sí, pero…recordé que tuvo que irse un tiempo a la tierra mortal, y así buscar un motivo de lo que está sucediendo ─respondo rápidamente.
─Mantenla alejada de las bellotas del tártaro ─gruñe encarándome.
─¿Qué haría ella allí? ─Inquiero desconcertado─. Además ¿Sabes qué me ocurrió? ─Pregunto aún desconcertado.
─El árbol que creció de la nada atravesó el tártaro con sus raíces mismas que han dominado gran parte del inframundo ─responde confundiéndome, él se pasea por la habitación─. La Moira solo dijo que habías perdido el control de tus poderes ─menciona─. Algo malo se avecina y hay que unir fuerzas, Asael.
─Mi prometida no tiene nada que ver en esto ─gruño encarándole.
─Luego de que ella permaneció aquí, todo se ha alterado de alguna manera, tendremos que apresurar la ceremonia y tiene que dejar de visitar tan seguido el reino mortal ─manifiesta enfurecido─. Perséfone tiene que hacerle honor a su nombre y reinar a tu lado, hacer del inframundo un lugar poderoso. Y no quiero que Lilith tenga razón sobre ti y tu ninfa de la primavera ─Aprieta el puente de su nariz.
─¿Lilith te ha estado metiendo cosas en la cabeza? ¡Ella quiere el trono, siempre lo ha querido y no le importas un carajo! ─Suelto enfurecido.
─Eres reemplazable, hijo. No olvides que antes que tú, devoré a mis anteriores hijos por no ser lo suficientemente perfectos ─declara fríamente y se da la vuelta─. ¿No has visto a Minte? ─Inquiere antes de salir y solo niego con la cabeza clavándole mi mirada. Encoge sus hombros y se va despareciendo de mi vista.
Bajo de la cama y pienso en la manera de cómo volver a ver a Perséfone, puesto que las veces que he ido al reino mortal, ella es quien me ha manifestado. «Maldición» me encuentro sin saber qué hacer…
**
Catherine Spellman
Escojo de la tienda el conjunto indicado y p**o por él para caminar a la puerta de la tienda. Leti me pide esperarle fuera y hurgo en mi bolso mi celular para buscar la ubicación a la que me llevó Hades.
─Cat… ─pronuncia la voz de Kevin al frente de mí. Me quedo helada y alzo mi rostro abriendo mis ojos al verle.
─Kevin ─murmuro y él sonríe.
─Estás hermosa, como siempre ─dice y ruedo los ojos.
─No tengo tiempo para ti ─espeto haciendo ademán de caminar.
─Espera, quiero hablar contigo, pedirte perdón y decirte que voy a luchar por ti, te reconquistaré. Lo de ese sujeto sé que fue para darme celos ─suelta y le miro sorprendida.
─¿Qué? ─Espeto con mis latidos golpeando fuerte. «¿Quién se cree?»
─Perdón por todo el daño que te hice en el pasado, te devolveré todo el dinero, lo prometo y la próxima boda la pagaré yo ¿Qué te parece? No sigas enojada conmigo, sé que nuestro amor es real ─manifiesta dejándome más anonadada. Pestañeo ante las barbaridades que dice, el enojo comienza a crecer dentro de mí. Tomo una profunda bocanada de aire y desearía en este momento tener los poderes del inframundo para convertirle en un árbol donde los perros lo meen sin parar.
Aprieto mis manos en puños y rechino mis dientes furiosa para sentir cómo se me calienta la cabeza mientras que, me mira como el imbécil que es, pensando que volveré a comprometerme con él.
Suspiro para calmarme y le esbozo una sonrisa sardónica.
─¿Qué dices? ─Insiste con una sonrisa ante mi silencio.
─¡Vete al inframundo, escoria, pedazo de caca mal oliente! ¡Ya estoy comprometida con alguien que sí vale la pena! ─Exploto y él da un paso atrás ante mis gritos─. No solo me vas a devolver todo mi dinero, sino también vas a guardarte un puesto en el purgatorio, hijo de puta ─Grito energúmena y sin poder controlarme.
─Estás alterada, cálmate. Podemos hablar de esto luego, tranquilízate ─dice tratando de que me calme.
─¡No me calmo nada! ¡Me jodiste! ¡Yo llegué a amarte! ─El nudo estalla en mi garganta y mis ojos se inundan de lágrimas.
─Pero, nos seguimos amando, solo estás molesta…
─¡¿Solo estoy molesta?! Kevin Villin, si tuviera el poder de hacerte sufrir de por vida, lo haría en este momento y sonreiría viendo cómo gritas ─manifiesto con locura.
─Estás hablando desde el resentimiento, te entiendo, gatita es…
─¡No me llames así! ─Replico.
─Bien, bien, calma. ¿Quieres que hablemos luego? Puedo hacerte algo de comer y bebemos uno de los vinos que guardo en mi estantería ─propone el muy idiota con una gran sonrisa.
─¡Apártate de mi vista antes de que te asesine! ─Gruño empujándole para dar pisotones.
─¡Cat! ─Llama Leti a mi espalda.
─¡Te me rendiré! ¡Te amo, gatita! ─Suelta Kevin a mi espalda y sigo refunfuñando cuando Leti llega a mi lado.
─¿Qué carajos fue eso? ─Inquiere sorprendida.
─Ese imbécil me está siguiendo y tiene el descaro de decirme que quiere volver y que solo estoy un poco molesta. Le voy a meter una molestia en el trasero ─gruño y Leti se carcajea llamando mi atención.
─Estoy orgullosa de ti, el cómo le enfrentaste sin quedarte paralizada ─dice abrazándome por el costado y dejo salir un resoplido para calmarme finalmente.
─¿No me pasé? ─Indago bajando la mirada y limpiando mis lágrimas con el dorso de mi mano.
─Ni un poco ─responde besando mi frente─. Vamos, te llevaré para que te reencuentres con ese sexy demonio ─añade animándome y nos subimos al auto.
Pienso en lo que sucedió con Kevin y esbozo una sonrisa dándome una palmadita en el hombro de forma mental. «Lo enfrentaste, Cat»
**
Luego de cambiarme de ropa y colocarme un conjunto de lencería debajo del abrigo, unos tacones y maquillaje que me ha hecho Leti. Camino a la entrada del bar al que me llevó Hades.
─¿Segura que te puedo dejar sola aquí? ─Pregunta temerosa.
─Sí, no quiero saber qué sucede con una mortal en este lugar.
─Eres una mortal ─reitera.
─Pero, Hades me presentó como su prometida ─menciono y asiente dejando salir un suspiro.
─¿Está mal si rezo por ti? ─Inquiere y esbozo una sonrisa negando con la cabeza.
─Me vendría bien ─respondo y le abrazo.
─Estaré aquí unas horas, por si me necesitas u ocurre algo ─acota y me alejo de ella.
─Gracias, Leti ─Le lanzo un beso y me identifico en la entrada del bar.
Entro y mis latidos se aceleran cuando los demonios posan sus ojos en mí, camino levantando mi mentón hacia la barra. Zade, el viejo amigo de Hades se gira para verme con sorpresa.
─Perséfone, futura reina del inframundo ─saluda sosteniendo mi mano para besar el dorso─. Envidio a Hades y tu olor singular ─añade y le miro confundida.
─¿Qué olor? ─Pregunto y él pide que me acerque.
─A poder y caos ─susurra, pestañeo con perplejidad al ser la segunda persona que me relaciona con el caos─. ¿Vienes a buscar a Hades? ─Inquiere.
─A traerle, necesito que actives el modo inframundo ─digo nerviosa. Él me sonríe de forma lobuna.
─Por supuesto ─acota y presiona el botón. Todo cambia de inmediato como las personas y hasta él que suelta un aullido en su modo lobo─. ¿Algo más? ─Suelta con la voz distorsionada.
─Vodka, puro, por favor ─pido y él me sirve un vaso que bebo de inmediato. El alcohol arde al pasar, pido otro para hacer lo mismo─. Gracias, Zade ─añado y él aúlla.
La música es más fuerte y las personas comienzan a hacer lo suyo. Algunos follan, otros bailan y muchos no logro descifrar qué hacen. Camino y me voy desatando el nudo del abrigo para dejar al descubierto mi lencería. El calor del alcohol me sirve para entrar en ambiente mientras me voy imaginando que Hades está aquí, guiándome de alguna manera en una experiencia lujuriosa.
Separo los labios cuando veo a dos criaturas de belleza exuberante fornicando a más no poder. Veo las tetas rebotando, la polla entrando y saliendo de su coño mientras que ella gime sin control. Paso mi mano por el cuello al sentirme excitada por verles, no sé qué tiene el bar, pero está lleno de magia y lujuria.
Es inevitable prenderme y sentir cómo mi coño se comienza a lubricar por cada paso que doy como también mis pezones que se endurecen y la sed de follar me invade, de ser follada por Hades como lo hacen las criaturas, sin piedad y salvajismo. Quiero sentirle dentro de mí bombeando su enorme polla, haciéndome sentir tan suya que explote mi placer sin más.
─Maldición, Hades ─Jadeo muy excitada y llego a la habitación en la que sucedió el primer viaje juntos. Esta vez; veo a una mujer atada donde estuve y está recibiendo un consolador en su coño y su culo, mientras grita de placer desesperada por correrse. El demonio se masturba provocándola y siento que ya es demasiado para mí porque me imagino a Hades haciéndome lo mismo. Varias emociones me invaden y no sé si ha sido buena idea, porque no creo que funcione y solo quedaré frustrada y deprimida «¿Y si nunca más le podré ver?» me cuestiono negando con la cabeza.
De repente, una mano caliente se posa en mi cuello desde atrás tomándome con posesión. Pero, mi cuerpo le reconoce estremeciéndose tan bien que suelto un gemido ahogado.
─¿Me buscabas, Perséfone? ─Inquiere la voz gutural de Hades en la curvatura de mi cuello erizándome la piel y siento su polla chocar contra mi trasero; dura como cemento y enorme. Él me empuja a la lujuria infernal, una vez más.