Después de decir ello, Auster Mu se dio la vuelta con rapidez y empezó a manosearla por todo el cuerpo, para luego intimar con ella.
Jaycee estaba completamente adolorida puesto que el dolor de la noche anterior no había desaparecido; sin embargo, apretó los dientes con fuerza y toleró que se desahogara como si fuera una bestia.
Aunque, se recordó una y otra vez: “Jaycee, la dignidad no puede salvar a tu hijo. Sólo el dinero puede hacerlo.”
Después de una noche agitada, Jaycee salió de la habitación poco antes del amanecer y; aunque estaba vestida, su cabello estaba descuidado, incluso, sus brazos, piernas y cuello estaban llenos de moretones.
Cuando la vieron en ese estado, algunas chicas gritaron tímidamente: "Jaycee”
Jaycee levantó la mano y le acarició el cabello a una de ellas; luego, le dijo: "Está bien. Trae a alguien y recoge el dinero. Y, si se encuentran con un cliente tan difícil en el futuro, entréguemelo."
Ella trató de aguantar lo más que podía, solo cuando estuvo en la bañera, sus lágrimas finalmente brotaron imprudentemente, y con cólera en su voz, dijo: "¡Auster! ¡Auster Mu! ¿Cómo puedes hacerme esto? Nunca te traicioné, ni siquiera sé lo que pasó y no me diste la oportunidad de explicarte. Me odias tanto, así como yo te odio. Acaso, sabes lo difícil que ha sido para mí en estos dos años..."
Cuando terminó su baño, el sol había salido completamente. Jaycee se cambió de ropa y salió del club de prisa. No había dormido durante dos días y dos noches, tanto que sentía que sus pies estaban un poco débiles.
Aun así, caminó hasta la estación de autobuses y mientras esperaba que llegara su autobús, se apoyó en el tablero de la estación y cerró los ojos por un momento.
Tan pronto como el auto de Auster Mu salió del garaje, cuando pasó por la parada de autobús, la vio recostada sobre el tablero. Estaba completamente diferente, no lucía el revelador vestido de la noche ni su maquillaje pesado; en este momento, la mujer tenía un vestido largo blanco, su largo cabello caía sobre sus hombros y no tenía rastro de maquillaje.
“Ella realmente puede fingir muy bien. Es una p*ta por la noche, pero finge ser inocente durante el día.”, pensó Auster Mu mientras apretaba el volante con fuerza; luego, cuando estaba a punto de pisar el acelerador, vio como aquella mujer de repente se cayó inconscientemente.
Debido a que Auster Mu iba viendo su espejo retrovisor, pudo ver como aquella mujer se desmayó, quedando completamente inmóvil en el suelo.
Al ver ello, el hombre frenó frenéticamente, provocando en el auto un sonido estridente; luego, de ello, Auster Mu salió del auto e inmediatamente auxilió a Jaycee: "Jaycee, despierta..."
El hombre levantó delicadamente a Jaycee; ella tenía los ojos cerrados, como si estuviera profundamente dormida. Al verla así, Auster Mu frunció las cejas con preocupación y se la llevó a su auto inmediatamente.
Mientras estaban en el hospital, el médico que atendió a Jaycee, salió de la sala de emergencias y le dijo al hombre: "La paciente no tiene nada grave, solo está muy cansada; por ello, se quedó dormida. Además, pareciera como si no hubiera dormido durante años; incluso, tampoco está bien alimentada, tiene una hipoglucemia severa."
Cuando escuchó las palabras del médico, por un momento, Auster Mu se sintió aliviado; sin embargo, no duró mucho, pues se llenó de ira inmediatamente.
“¿Trabaja tan duro por dinero? Acaso, ¿su amante no le da el suficiente dinero? ¿Ni siquiera puede comer saludablemente?”, pensó Auster Mu mientras la veía con enojo.
Cuando Jaycee se despertó, notó que se encontraba en el hospital, rápidamente, quiso levantarse de la cama; pero, cuando estaba a punto de hacerlo, escuchó la voz seria de un hombre que se acercaba a ella, y le dijo: "¿No es tu amante un hombre muy rico? ¿Por qué tienes que trabajar tan duro?"
Jaycee estaba aturdida, no esperaba ver a Auster Mu; por ello, riéndose sarcásticamente, le dijo: "Una p*ta como yo, se sentiría débil si no está con un hombre durante un día; además, ¿cómo puedo estar satisfecho con un solo hombre? Ese hombre era guapo y tenías sus habilidades, pero no es lo que quiero; así que ya lo dejé. Además, creo que ahora, puedo ganar dinero por mi cuenta; aparte de estar satisfecha al mismo tiempo, es lo bueno de mi profesión."
Al terminar de hablar, Jaycee le sonrió de manera altiva, causando un gran enojo en Auter Mu, tanto que sentía que le hervía la sangre. El hombre estuvo a punto de desfogar su cólera; pero, al ver el rostro pálido de la mujer, se contuvo lo más que pudo. Luego, apretando los dientes con fuerza, le dijo: "Por auxiliarte, no pude desayunar. ¿Vamos a comer?"
El hombre se quedó callado unos instantes y luego, agregó: "¡No te preocupes, pagaré su tarifa de servicio!"
Jaycee se sorprendió mucho por sus palabras; pero, cuando vio a Auster Mu salir de la habitación, inmediatamente se levantó de la cama y, mientras lo seguía, le dijo: "Así que me pagan por comer con usted, definitivamente lo haré."
Al escuchar sus palabras, el hombre que caminaba frente a ella, sintió aún más cólera; pero, solo apretó el puño.
“Debo estar loco. ¿Por qué me preocuparía por una mujer tan desvergonzada que solo quiere el dinero?”, pensó Auster Mu mientras salían del hospital.
Auster Mu llevó a Jaycee a un restaurante cercano y le dijo que podía pedir lo que quisiera, fue por ello, que la mujer se atrevió a ordenar.
Después de sirvieron los platos, Auster Mu los miró fijamente y frunciendo el ceño, dijo: "¿Espinacas? ¿Perejil? ¿Qué te pasa? Así que usted ha cambiado sus gustos después de convertirse en prost*tuta.”
El hombre sabía perfectamente que esos platos le provocaban alergias; por eso, nunca antes los había comido.
Si respuesta alguna, Jaycee agarró los cubiertos y empezó a comer desmesuradamente; pero, luego de unos minutos, le dijo: "Sí, la gente cambia. A mi exnovio le gustaba comer estos platos y yo empecé a comerlos para complacerlo."
Mientras le respondía al hombre, masticaba el perejil con tanta fuerza como si lo estuviera haciendo a propósito; pero, de repente, sintió tanta amargura en su corazón como si lo que estuviera comiendo fuera sal.
Ella tenía que hacerle una transfusión de sangre a su hijo, cada tres días; pero, como los médicos dijeron que le faltaba una enzima en la sangre, le indicaron que sería mejor que le extrajeran sangre dos horas después de comer espinacas y perejil. Es por esa razón, que se obliga a comer espinacas y perejil; y aunque tenía alergias una y otra vez, a Jaycee no le importa.
Al escuchar su respuesta, Auster Mu inmediatamente pensó: “Para complacer al exnovio, ¿aprendió a comer algo que le causa alergia? Debe querelo mucho, para que no le importe si es que muere de una alergia.”
Al pensar en ello, el hombre sintió una gran cólera, que le ocasionó un fuerte dolor en el pecho y los pulmones; por ello, sacó rápidamente su pañuelo y escupió sangre.