Al llegar a casa, Joanne observó cómo un coche de caballos se encontraba aparcado frente a su hogar. ¿Acaso su suegra había decidido visitarla sin previo aviso? Bueno, después de todo era normal, ya que ella no solía salir de su hogar muy a menudo. La pelirroja salió del carruaje en el que ella iba montada y caminó hasta la puerta de entrada. En el mismo momento en el que ella llegaba, uno de los mayordomos de su casa abrió la puerta para recibirla con una sonrisa amable. Ella era una de las pocas mujeres de la nobleza que se llevaba bien con los criados, además de que en verdad confiaba en ellos. Al entrar, dejó sus pertenencias a la doncella que en la entrada la esperaba y caminó con paso decidido hacia la sala donde una mujer de cabello castaño, algo canoso la esperaba con una son