En la mañana Giselle y Gustavo fueron los primeros testigos de la nueva cercanía de la que ahora gozaban sus amigos mutuos. Sucedió cuando los integrantes de la excursión comenzaron a reunirse para iniciar el camino de regreso.
Giselle fue la que notó que Bella tenía un estado de ánimo diferente. Se la veía feliz y sonriente, como iniciando ese día con un humor especial.
— ¡Buenos días, Bella!— la saludó— ¿Dormiste bien?
— Si, por supuesto.
— Es que noté que llegaste a la cabaña bastante tarde anoche.
— Me entretuve un poco con Julio. — respondió ella tras lo cual se le escapó una sonrisa.
Su amiga lo notó de inmediato.
— ¿Julio y tú? ¿Solitos por la noche? — le preguntó con un aire perspicaz— ¡Sinvergüenza! ¡Lo hiciste! — Exclamó después. — Apuesto que te lo llevaste al bosque y le
