Ya habían pasado tres días desde que el omega había sido internado y aún no despertaba, Derek no se había separado ni un solo minuto de él. La primera vez que entró a la habitación su corazón se rompió en mi pedazos y le faltó el aire por unos momentos, su hermoso omega estaba recostado en la cama con muchos tubos conectados a él además de que necesitaba de un respirado, su piel estaba mucho más pálida de lo normal y tenía unas bolsas debajo de sus ojos, su torso estaba cubierto de vendas al igual que casi todo su cuerpo, tenía un yeso en si mano derecha al igual que en sus piernas, se veía demasiado mal. Desde ese día se sentaba a su lado y trataba de quitarle el dolor pero no podía ya que al estar completamente sedado no sentía ningún dolor pero lo ayudaría en cuanto despertará. Dere