–¿Tienes frío? Estás temblando –susurró Killian en mi oído. –Estoy bien, sigue –suspire. Estábamos en su habitación, sentía que me ardía el cuerpo con cada una de sus caricias, cuando sentí sus labios sobre mi piel empecé a temblar, no entendía que me pasaba, no es que fuera la primera vez que fuera a hacer esto. –Tranquila, Lily –murmuró al tomar mis manos –. Estás temblando, está bien, yo te voy a cuidar, te voy a querer siempre. –Lo sé –jadeé tomando sus mejillas para besarlo. No tenía idea de cómo, pero sabía que me decía la verdad, que me iba a cuidar y querer por siempre, me pareció sorprendente que con esas ásperas y enormes manos me quitará cada prenda con delicadeza, se tomó el tiempo para verme, sentirme y disfrutar, cuando abrió mis piernas me sentí tan expuesta, pero él se