– ¿Qué has dicho? – Quiero el divorcio. Me mira con una expresión cansada al tiempo que se lleva la mano a la cabeza y despeina su cabello, los mechones oscuros caen sobre sus cejas tupidas, sus ojos se agudizan y por un breve momento puedo ver un rastro de decepción – no ha pasado ni siquiera un día, harás historia como la mujer que tuvo el divorcio más corto. Algo así no me importa, hoy fui humillada más allá de lo posible y ni siquiera puedo decirlo en voz alta porque nadie me escucharía. – ¿Cuál es el problema ahora? Solo con verlo, sé que soy yo la del problema, una mujer que a tan solo un día de su boda ya ha ido dos veces a quejarse con su marido no puede ser buena, pero, ¿qué se supone que debo hacer?, las personas no me escuchan, ¿debo tomar la comida directamente de la cocin