Decidí pasar la noche en el hospital con mi hermano, una habitación que estaba fría y no exactamente por el clima, más bien porque olía a estragos amargos de enfermedad. Estoy con mi cabeza recostada a un costado de la cama, No quería soltar la mano de Enzo, porque sentía que se iría de mi lado.
Al día siguiente.
—Buenos días— Dijo el doctor con su voz llena de ánimos.
Abrí los ojos rápidamente y me levanté de la silla, Enzo no estaba en su cama, en ese momento me sentí aterrada, ¿Que rayos había pasado? Me quedé dormida, no fui capaz de abrir mis ojos ante algún ruido.
—Anastasia no te preocupes, estaba en Baño, cambia esa cara de terror hermana— Dijo Enzo mientras salía del baño, él podía ver mi rostro de preocupación.
—Enzo te veo muy bien, eso es bueno para mi porque me confirma q
