—¿Cómo puede llamarme amargado Anastasia?, usted debería respetarme, no le doy derecho a que me ponga sobrenombres— Dijo Camilo mientras me perseguía subiendo las escaleras.
—Camilo solo sigo la verdad, usted es un amargado, piensa quedarse toda vida sin disfrutar de la vida, y todo por esperar a alguien que quizás jamás regrese o que haya muerto— Respondí mientras me detenía frente a la puerta de mi habitación.
—No te voy a permitir que hables mal de ella, ni siquiera la conoces, y no te voy a permitir que hables sobre ella, y si esta muerta o no, no es tu problema— Contestó enojado, sus ojos se llenaron de lágrimas, y sin añadir nada más, se marchó a su habitación.
Entré a mi habitación un poco frustrada, no esperaba que esa mujer desconocida para mi, tuviera tanta importancia en la
