PVO Yulia.
Él está a dispuesto a matar, a disparar a todos los que tenía en frente, en verdad lo estaba haciendo.
_¡Ya basta!.-Grito y corro para abrazarlo por detrás y detener su locura.-Por favor ya, ellos no tienen la culpa, es mía, mía. No llegué a escapar, así que porfavor ya baja el arma.
Suplico con un miedo incontenible, pero es que nunca había visto tanta ira y maldad en un hombre para disparar a sus sirvientes por una tontería.
Siento que su cuerpo se relaja, solo hasta que llega a bajar el arma es que me calmo.
_Encárgate Aidan.-Logra guardar el arma y se da vuelta, me toma del brazo y me jala dentro de la mansión como si fuera un animal.
_Espera, me duele, me duele, auchh.
Me quejo pero parece inmutarse por mi reclamo. Llegamos a mi habitación o creo que la suya, la abre, y menos mal que Maya ya no estaba, pero de hecho debe estar asustada como yo por haber presenciado un hecho tan abominable como el de hace un momento.
_Despacio, me voy a caer.
Vuelvo a quejarme pero él sigue igual. Llegamos a la cama y me empuja.
Reacciono, retrocedo porque si este hombre disparó sin remordimiento, podría hacerlo conmigo. Me cubro al ver que parecía pegarme.¡Dios no!
Pero no siento nada, no hay golpe, movimiento, nada.
Abro mis ojos, y ahí está él, mirándome atento. Esos ojos de salvaje de hace un momento ya no estaban, pero había algo extraño en él.
_Lo siento.-Dice como si intentara disculparse, como si estuviera arrepentido de lo que hizo.-No sé que me pasó, no debí actuar asi y menos delante de tí.
Siento que un nudo se me forma en la garganta, está arrepentido, lo está, pero aún así, este hombre me daba algo de miedo. No es nada parecido al hombre que tenía en mente, ¿Acaso será así?
_No me tengas miedo Yulia, tú no.
¿No tenerlo miedo? Este hombre parecía un monstruo, pero algo me decía que no es lo que parece, que hay más detras de él y su repentino comportamiento. Quizás solo sea un ángel que tiene miedo.
_¿Que más quieres que te hable para que digas algo eh? Ya me estoy cansando.-¡Diablos!, retiro lo dicho, si lo es. Es un grosero. Desvío mi vista hacia su mano y noto que está con sangre, es por mi culpa, cuando quise cortarme la mano.
_¿Te duele?
_¿Que?
Gateo hasta él y con una funda blanca, cubro su mano.
_Debes coserte o te desangrarás. No me gusta ver sangre.
_Pues acostúmbrate, esto no es nada.
¿Que quiso decir?¿Acostumbrarme? Está loco.
Termino de amarrar la venda, y no sé porque no puedo soltar su mano, será quizás porque tiene muchas heridas. Esta no parece la mano de un Ceo respetable como todo el mundo cree. Al menos hoy lo comprobé.
_No quiero que vuelvas a intentar escapar Yulia, porque a la próxima no dudaré en disparar a matar, lo de hoy solo fue una advertencia.
_¡Pero porque! Es a mi a quien debes castigar, no a ellos, además ni siquiera había escapado.
Mal, no debí alzar la voz. Se acerca y toma mi brazo con su mano lastimada, pero lo suficiente para no causarme dolor.
_Tú eres mi esposa Yulia, no lo olvides, y tu cuerpo no debe tener ni un solo rasguño, por eso pagarán ellos si algo te pasa.
Este hombre, ¿Me está cuidando? No, no lo creo, ¿O sí?
Se aparta y otra vez esa mirada fría.
_Si te preguntas porque regresé, fue por esto.-Recoge algo del suelo, una filosa navaja. Juega unos segundos con ella, como si fuera todo un experto y lo guarda en el lado derecho de su cintura.
Este hombre pareciera mas un delincuente que un hombre de negocios. No lo entiendo.
_Y ya no saldrás, al menos hasta que ese comportamiento salvaje se calme.
_Yo no soy salvaje, tú eres el salvaje.
¡No!¡No! No me puede encerrar, no puede.
El tarado de mi esposo sale dando un fuerte portazo y de nuevo soy prisionera, pero no por mi familia, sino por este infeliz de Deklan Cassano.¡Ay lo odio! No es nada lindo.
PVO Aidan.
Jamás había visto a Alexei comportarse de esa manera tan sangrienta y eso que lo hizo controlándose porque estaba ella, Yulia, de lo contrario hubiésemos tenido muertos y no heridos, menos mal que fue el mejor tirador del grupo que su abuelo, formó en las sombras.
_¿P-pero que fue eso?.-La voz de la mujer que me vale mierda me despierta de mis pensamientos.
_Será mejor que te vayas, no creo que al Sr Deklan le guste ver qué la amiga de su esposa, la que la ayudó con esta fallida fuga aún siga aquí.
_¿Yo? ¿Pues que querías? Uno de esos guardias disparó y la asustó, además yo intenté detenerla, pero tú sabes cómo es Yulia. No creo que lo hayas olvidado.
¿Olvidarla? Una loca arrebata que le gustaba desafiar a media universidad. Es bonita pero no entiendo porque Alexei está encaprichado con ella a tal punto de sacrificar todo, a menos que él esté...
_¡Oye te estoy hablando!
_Y yo te respondí, vete o mandaré a qué te saquen a las malas.
_Tú no eres el dueño, él único que puede sacarme es él, ¡Idiota!
Solo sonrío a su forma de responderme. Quiero hacer lo mismo pero ella ya no estaba en mi atrás sino hacia..
¿Pero que diablos cree que está haciendo?
_¿Les duele? Yo tengo un spray que es bueno para que no quede cicatriz, este.
Maya, Maya, ella se está atreviendo a tocar a los dos heridos que estaban siendo ayudados por los otros guardias y en mis narices.
_Todos ustedes regresen al cuartel y cúrense ahí.-Ordeno y ellos obedecen, saben que yo puedo llegar a ser peor que Alexei.
_Tú, lo hiciste a propósito bestia.
Maya se levanta molesta y los sigue.
_¿A dónde crees que vas?
_A ayudarlos, ¿No es obvio?
_Escucha Maya.-La tomo del brazo y voltea gruñendo por mi accionar.
_Suéltame Aidan.
_No estas en tu gran mansión donde puedes dar órdenes Maya, esta es la mansión de los Cassano, por si no te has dado cuenta.
_Lo sé, pero tú no eres el dueño tampoco, por si no te has dado cuenta.
Nuestras miradas se entrecruzan en un odio infinito, razón que tengo de sobra, pero aún así, ella no debe parecer que le soy indiferente, no después de lo mucho que disfruté de su cuerpo.
_Aidan, cachorro del gran Sr Cassano, ¿Me puede soltar?
_No quiero.-Vuelve a gruñir lo que se le arruga el entrecejo, ha cambiado mucho todos estos años, pero para mejor.-Regresa a tu casa niñita.
_Oblígame estúpido.
_Asi que ahora soy estúpido, antes era mi corazón, ¿O ya se te olvidó?
_Pero por supuesto, y con muchos, fue demasiado fácil y en lugares que si valían la pena, muy buenos hoteles donde me satisfacian a más no poder, no como otros que llevan a sus amantes a un night club.
¡Me lleva el diablo!
¡A esta mujer le gusta sacarme de quicio!
Aprieto más su brazo y emite un pequeño chirrido seguido de un fuerte bofetón que no siento en lo más mínimo, y todo gracias a mi entrenamiento de no sentir nada.
_Aidan Black, te estás pasando, suéltame ahora.
_No quiero.
Vuelvo a responder sin titubear, lo que a ella la encoleriza más y vuelve a repasar un par más de cachetadas pero da igual, no me inmuto, no siento nada físicamente, pero entonces porque el corazón sí.
_Ya basta porfavor, me duele, me duele.
_Entonces ve por dónde viniste y no vuelvas a aparecer por aquí Maya.
_¡No! voy a dejar al salvaje de tu jefe con mi amiga. No después de ver lo que hizo.
_Descuida, ella es la que más segura está en este lugar, Deklan no va a permitir que nadie le ponga un dedo encima, menos que se lastime¿Porque crees que disparó a los guardias eh?
_¿Ah? P-pues... espera, ¿Me estás diciendo que lo hizo porque dejaron que Yulia se cayera?
Mantengo silencio, creo que dije de más.
_¿Acaso a Deklan le gusta mi amiga?
_Eso no lo sé, pero tranquila, si te preocupa la seguridad de ella, no le pasará nada, eso tenlo por seguro.
_¿Seguridad?¿Manteniéndola cautiva? Pues si él está enamorado de Yulia, pierde su tiempo si cree que con todo el dinero del mundo lo amará, yo la conozco. Conozco que puede enamorarla.
_¿Y crees que tus consejos le interesen a Deklan?
_Quien sabe.
_Maya
_Tu Sr es muy guapo..
Maya, Maya, ella sabe cómo provocarme. Aprieto más su brazo y ella me mira con más odio, resentimiento.
_...P-pero no es mi tipo.
¡Esta mujer!
_Yo solo quiero ayudar a los heridos, nada más Aidan, ya suéltame, me duele.
_No, no hasta que me digas...
_Suéltala Aidan.-¡Rayos! Lo hago, solo porque Alexei estaba detrás mío.-¿Quieres ayudar a los hombres que casi mato?¿Segura?
_Segura, ¿O me vas a correr?
_No, eres interesante y creo que puedes controlar a Yulia.-Maya me mira como disfrutando un triunfo suyo. Bendita mujer.-Puedes ir a curar a los guardias, ah, y no eres mi tipo tampoco, pero si el Aidan.
_¿Que?
No puedo creer que Alexei haya dicho eso. Quiero defenderme y decir que se equivoca pero Maya solo sonríe sutilmente.
_Pues muchas gracias Sr Cassano.
No, ella no sabe lo que acaba de aceptar.
_Srta Maya.-Alexei se interpone en su camino.-Espero que lo que ha presenciado permanezca en silencio, porque no querrá ver que su familia quede en la ruina, ¿Verdad?
Maya permanece en silencio, pensativa. Su familia, esos malditos Rinaldi. Como quisiera matarlos a todos y hacerles pagar por lo que me hicieron.
_No se preocupe, no ví nada.
Alexei sonríe de sobremanera, lo que me molesta un poco.
_Aidan al auto.-Me ordena y mira a Maya.-Espero que esta vez mi esposa no quiera escapar, por su bien y de muchos otros, díselo, para que lo recuerde.
¿Irme y dejar a Maya con todos esos hombres? No, no.
_Aidan vamos.
Maya se adentra con ellos y a mi está que me retuerce que Alexei me ordene.
_Olvídala, esa mujer ya es de otro Aidan.
_¿Que?
_Olvidé decírtelo, pero, Maya Rinaldi, se casará en dos semanas con su prometido, así que sácala de la cabeza o terminarás peor de lo que ya estás.
¿Cómo dijo?
Alexei avanza mientras yo aún no termino de procesar sus palabras.¿Maya se casará con su prometido? No debería importarme, es lo que se merece, alguien de su mismo nivel social, de su misma calaña, y a mí, no debería, entonces ¡porque me siento así, carajo! ¡Porque!
Llevo a regañadientes a Alexei a la empresa de los Cassano dónde nadie sospecha que él es el gemelo de su jefe y aunque lo está haciendo muy bien, nada es seguro. Él nunca ha sido bueno manejando directamente las empresas que Deklan lo ha hecho por años, aún así lo intenta. Cuando llega la noche y termina sus deberes, lo llevo de regreso y me libera.
Quiero hablar con Maya, pero me indican que ella ya se fue, así que la busco en un solo lugar donde puedo encontrarla, en la mansión de sus padres.
Por supuesto, como lo supuse, nadie me va a permitir el acceso, no soy nadie, pero lo que ellos no saben, es no soy el mismo de hace años, así que no me duele matar a dos guardias solo para poder entrar por el balcón y verla.
_Ya te dije que sí, no pienso aplazar la boda más tiempo, pero no me pidas una luna de miel, menos que te de un hijo.
¿Maya? Es ella, y está hablando con alguien.
_En el contrato se estipuló que debías darme un heredero pronto Maya.
_Y lo haré pero no ahora, no soy tu máquina de hacer bebés, sino que seré tu esposa, así que si no estás de acuerdo, se acabó.
Me asomo para ver quién es él miserable prometido de ella, solo que me llevo una sorpresita desagradable, el muy imbécil, la está besando, ella intenta detenerlo pero él tiene más fuerza. Si no se detiene voy a tener que disparar y esta vez si llamaré la atención, ni modo.
_¡No!.-Lo empuja con sus manos y corre hacia su habitación, logra encerrarse, lo que me calma.
_Maya, abre la puerta, no hemos terminado de hablar.
_Pues yo sí, ¡Lárgate!
_No Maya, hablaré de esto con tu padre, ya lo verás, pero de que tendremos un hijo, lo tendremos, a las buenas o las malas.
Esa es la última amenaza de ese sujeto y Maya parece llorar o quizás me parece.
_Es un idiota, sigue soñando.
Se dice para sí misma y va a su ropero.
_¡Es un tonto!, todos los hombres son unos tontos. Primero un salvaje disparador que no es lo que aparenta, después el idiota de Aidan para hacerme temblar el cuerpo y ahora este exigiéndome un hijo. ¡Ay! Solo hay un hombre que puede, solo uno puede ser el padre de mis hijos, no quiero a otros, pero es un imbécil.
Mmm, que interesante lo que dice cuando no hay nadie. Me pregunto, ¿Quién será ese imbécil?
Maya se desviste, quedándose desnuda ante mis ojos, pero solo por unos segundos, porque va a la ducha. Solo cuando ella se pierde con el agua fría que cae por la regadera, es que me asomo y contemplo su hermosa silueta.
Me pregunto, que pasará ahora sí entro y hago que juegue un poco conmigo. Mmm, me golpeará y botará como a su prometido o quizás a mi si me reciba como lo hacía antes, con las piernas bien abiertas.
Doy unos pasos y ella ni cuenta se ha dado aún. Me quito la camisa y finalmente el pantalón, y vienen a mi, el día en que conocí a Yulia Ivanov y a Maya Rinaldi, la que sería, mi perdición.