Ni siquiera volteo porque conozco perfectamente la voz de aquella persona. —Señorita White, buenas noches —El señor Reynolds le estrecha la mano —. Qué bueno verla por aquí. —Por nada del mundo faltaría —Me volteo y me mira con asombro —. Señorita Brooks ¿Qué hace aquí? Su mirada me recorre de pies a cabeza, miro su vestimenta y vaya que no dejo nada a la imaginación. —Es mi invitada —Cristopher se para a mi lado y me sujeta por la cintura. Su gesto no pasa desapercibido ante los presentes, me sonríe ampliamente y ese gesto hace que un cosquilleo se instale en mi vientre. El anfitrión pide la atención de los presentes, llama a la tarima a al señor Reynolds y se disculpa para ir a ella. —Tomemos asiento —Masculla su madre, Sofía me sonríe y asentimos. Tomamos asiento junto a nosotro