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ALEJANDRO El profesor de literatura se va después de darme su sermón, miro a la chica frente a mí, ella es muy buena en esa materia según lo que el profesor dijo, pero no puedo pedirle que me ayude, no creo que lo haga, es obvio que no me soporta, no debí decirle torpe, pero ella me dijo metiche, estamos a mano. – Con permiso – dice y pasa a un lado de mí, no digo nada y dejo que se vaya, la miro por detrás, es muy guapa, su cabello ondulado le llega a la cintura, sus jeans pegados a su cuerpo hacen notar su gran trasero, ¿que estoy pensando?, suspiro y me concentro en mirar el libro de literatura en mis manos, no sé cómo diablos voy a hacer ese ensayo, yo solo quiero crear autos. Salgo de la biblioteca y llego a mi salón, el profesor de literatura ya me la sentenció, debo presentar un