Black moon

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Blurb

Skyler Daratrazanoff siempre reconoció el milagro que era Dimitri Tirunul, un hombre más allá de cualquier sueño que se hubiera frabricado en sus noches. Pero ella es humana.

Vulnerable. Él es Cárpato. Casi inmortal. Ella tiene diecinueve años. Él es un antiguo. Sin embargo, ella tiene la mitad de su alma, la luz de su oscuridad. Sin ella, él no va a sobrevivir. Atrapado entre las dos especies en guerra, Dimitri ha pasado siglos cazando a los vampiros (no-muertos) para mantener a su pueblo y los seres humanos a salvo. Ha sobrevivido dignamente cuando otros han optado por renunciar a sus almas.

Ahora, marcado para el exterminio por los Lycan, Dimitri se encuentra solo, y temiendo por su vida. Pero la salvación viene...

Ningún Lycan sospecharía nunca que alguien como Skyler, se atreviese a montar una operación secreta de rescate. Una adolescente. Un ser humano de probadas habilidades. Pero ella tiene algo que nadie más tiene. Ella está predestinada a Dimitri — como él lo está para ella. Y no hay nada más fuerte para Skyler que su deseo de ver el sueño de su vida, hecho realidad. Sea cual sea el riesgo.

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Capitulo 1
Skyler Daratrazanoff se apretó más cerca el largo chal n***o, asegurándose de que su pelo estaba cubierto y había poco que ver de su cara. El corazón le latía con tanta fuerza que tenía miedo de que alguien cerca pudiese oírla. Todo dependía de que el funcionario le creyera. Josef había falsificado los papeles, y él era el mejor. Podía hackear cualquier ordenador, proporcionar información o conseguirla. Ella no dudó ni por un minuto que los documentos que él creó estarían en orden y pasarían un análisis exhaustivo, pero todavía tenía que hacer que el funcionario le creyera. El edificio de estaño estaba oxidado y parecía como si fuera a derrumbarse en cualquier momento. Un hombre vino a su encuentro, con mirada solemne cuando el ataúd fue llevado por delante de ella a la sombra del edificio. Afortunadamente, el sol se estaba poniendo y las sombras cayeron rodeándola, lo que la ayudaba a que fuera más difícil verla con claridad. —¿Sus papeles?, —preguntó. Su voz era amable. El nombre en su placa lo identificaba como Erno Varga. Ella miró hacia la avioneta en la que se había trasladado al aeropuerto y luego le entregó sus papeles al oficial, asegurándose de que sus ojos estaban abatidos y que se veía con ganas de llorar. Había tenido la precaución de usar gotas para poner sus ojos rojos y llorosos, en caso de que no pudiera llevar a cabo la actuación por su cuenta. Varga miró de sus papeles a ella varias veces con afilados ojos incrédulos. —Usted es demasiado joven para traer sola a casa el cuerpo de su hermano. ¿Nadie más está viajando con usted? Ella sacudió la cabeza, tratando de parecer más trágica que nunca. —Mi padre ha muerto y ahora mi hermano, —dijo ella ahogando un sollozo, estaba segura que era digna de un de Oscar. No hay nadie más para llevarlo a casa con nuestra madre. El oficial la miró de nuevo y estudió sus papeles de más cerca. —¿Él murió de un corazón roto? —Había escepticismo en su voz. Skyler casi se ahogó. Cuando te ponga las manos encima Josef, vas a morir de más que de un corazón roto. Ella utilizó su conexión telepática con Josef para hacerle saber que estaba en graves problemas. Qué tragedia tan terrible. Josef era tan incorregible como siempre. Había diversión en su tono. No importa qué tan grave fuera la situación, no le importaba en lo más mínimo ser travieso. Ella se las arregló para mantener una cara seria y le asintió solemnemente a Varga. —Él sólo se consumió cuando su novia lo dejó. Se negó a comer. —No tenía más remedio que seguir adelante con ello, incluso si eso significaba retorcer sus dedos con fuerza para evitar que el funcionario pudiera ver que estaba temblando. Fue una tragedia terrible. Nada pudo salvarlo.Okey, incluso a sus propios oídos, eso sonaba tan poco convincente. ¿Pero un corazón roto? Sólo Josef podría venir con algo tan dramático y poco creíble. ¿De qué otra manera podía ella explicar que él había muerto de un corazón roto? Definitivamente iba a haber otra causa de muerte después de que abrieran el ataúd. Podía sentir la risa de Josef. Por supuesto, que te estás riendo. Estás a salvo en el ataúd, el trágicamente muerto hermano, mientras que yo estoy mintiéndole descaradamente a este hombre que podría meterme en la cárcel por el resto de mi vida. Sabía que Josef nunca dejaría que eso sucediera. Si era necesario le daría al funcionario un "empujón" para que le creyera. Ahora mismo, Josef estaba teniendo demasiada diversión escuchándola retorcerse y ella suponía que se lo merecía. Lo estaba obligando a hacer algo muy peligroso y él sería culpado mucho más de lo que lo sería ella si algo salía mal. Su padre probablemente lo mataría en el acto. Él lo haría, dijo Josef. Él me rasgaría m*****o a m*****o. Tú deberías preocuparte más por mí, rasgándote pedazo a pedazo, lo amenazó ella. —¿Cuántos años tiene? —El funcionario miró a su pasaporte y sus papeles y luego de vuelta a la cara de ella. ¿Usted pilotó ese avión? Ella levantó su barbilla, tratando de parecer mayor y mucho más severa. Sabía que parecía joven, pero no sus ojos. Si él la miraba directamente a los ojos, iba a creer lo que decían esos documentos falsificados. Y eran grandes falsificaciones. Josef tenía muchos talentos, aunque el inventar historias no era claramente uno de ellos. —Soy mucho mayor de lo que aparento, —respondió Skyler. Era en parte verdad. Se sentía mayor y eso debería contar para algo. Ella había pasado por más cosas de lo que la mayoría de las mujeres, bien, las adolescentes pasaban. —¿Veinticinco?, —dijo él con escepticismo. Josef había insistido en que ella debería tener veinticinco años si iba a pilotar el avión. Pilotar aviones era algo fácil para ella y era algo que amaba especialmente, por lo que su padre adoptivo, Gabriel, le había permitido aprender. —Tengo que abrir el ataúd, —dijo el oficial, mirándola de cerca. Skyler le dirigió un pequeño sollozo y se tapó la boca, asintiendo levemente. —Lo siento. Sí, por supuesto. Ellos dijeron que usted lo haría. Estaba esperando que lo hiciera. —Ella enderezó los hombros y la columna vertebral con valentía. Él la miró mucho más amablemente. —Usted no tiene que ver. Quédese por allá, — señaló él con la cabeza a una esquina del edificio, a pocos metros de distancia. Ella sintió un poco de lástima por él. Si ella conocía en algo a Josef, sabía que él iba a poner en marcha algún tipo de espectáculo. No te atrevas a volar nuestra tapadera asustándolo, le advirtió. Lo digo en serio, Josef. No eres para nada divertida. Siempre puedo borrar sus recuerdos. ¿No sería genial hacer una representación del conde Drácula? He visto la película un millón de veces. Tengo el aspecto y acento perfectamente trabajados. Sonaba demasiado ansioso. Le tomó mucha de su disciplina mantener la diversión fuera de su mente donde él podría leerla. Ella no dudó ni por un momento que Josef podría hacer una perfecta representación de Drácula. Resiste la tentación. No estamos fuera de peligro y no podemos darnos el lujo de correr ningún riesgo. Estamos en territorio de los Cárpatos. O por lo menos lo suficientemente cerca para que alguien que pudiera estar cerca de nosotros pueda sentir el uso de la energía. Contente a ti mismo, Josef. Él dejó escapar un suspiro. No importa cuál sea el resultado de esto, tu padre me va a matar, y será una muerte lenta y dolorosa también. Yo debería ser capaz de tener un poco de diversión. Eso estaba demasiado cerca de la verdad. Gabriel los iba a matar a todos ellos, pero si su plan funcionaba, bien valdría la pena. Ella dio a Varga una pequeña sonrisa agradecida y se alejó del ataúd. De pie en la puerta, con los brazos alrededor de la cintura para mayor seguridad, se quedó fuera en la creciente oscuridad, permaneciendo muy quieta. Su plan tenía que funcionar. Compórtate, Josef, como quiera que sea. Gabriel está en Londres y yo estoy aquí. Nunca había estado en el extremo receptor de la ira de Gabriel, pero él y su tío Lucian eran legendarios cazadores de vampiros. La gente de los Cárpatos, en su mayoría extremadamente poderosa, susurraba sus nombres con temor. Tienes un punto. La risa burbujeó más en la voz de Josef. ¡Qué lamentable desperdicio de un buen ataúd! Ahora había disgusto en su voz. Skyler no podía decir si iba a poder comportarse o no. Era imposible con Josef. Él marchaba a su propio ritmo. Elevó una oración en silencio, esperando lo mejor. En estos momentos, Francesca y Gabriel probablemente estarían despiertos, pronto se prepararían para viajar a las montañas de los Cárpatos. Ellos pensaban que ella estaba a un continente de distancia, segura con su amiga humana de la universidad, María, usando sus vacaciones para ayudar a construir casas y canales de riego a los agricultores en América del Sur. Nunca les había mentido antes. Ni una sola vez. Y le dolía hacerlo ahora, pero no había otra manera. Ella sabía que sus padres habían sido convocados a la gran reunión entre Lycans y Cárpatos para discutir una alianza entre las dos especies. La mayoría de los Cárpatos habían sido convocados a casa. Gabriel y Francesca habían estado más que felices de haber recibido una llamada de ella desde la escuela pidiendo ir con María. Ellos no la querían por ningún motivo cerca de las montañas de los Cárpatos. A ella nunca se le ocurriría pagar su extraordinaria bondad, el amor que le habían dado desde el momento en que había sido llevada a su casa, con mentiras y traición, por nada ni por nadie, excepto por Dimitri. Dimitri Tirunul era su milagro inesperado. Un hombre más allá de todo lo que ella alguna vez había soñado. Ella era humana. Él era Cárpato, casi inmortal. Ella tenía diecinueve años. Él era un antiguo, con siglos de antigüedad. Ella era la que sostenía la otra mitad de su alma, era la luz de su oscuridad. Sin ella, él no podría sobrevivir. Ella era su compañera, su salvadora. Sin embargo, ella sabía que era todo lo contrario: Dimitri fue el que la salvó. Él supo que ella era su compañera cuando era apenas una niña y le había dado tiempo. Espacio. Amor incondicional. Él nunca exigió nada de ella. Nunca le dijo lo difícil que era para él que ella, su salvación, estuviera justo fuera de su alcance. Siempre había estado ahí para ella, en medio de la noche, cuando sentía que su pasado violento estaba demasiado cerca y no podía dormir, cuando las pesadillas la perseguían hasta el punto de no poder respirar. Él estaba allí, en su mente, manteniendo todos los recuerdos aterradores a raya. Dimitri. Su Dimitri. Dimitri estaba atrapado en el medio de dos especies. Los Lycans lo habían tomado y planeaban matarlo. Nadie había ido tras él para salvarle. Había pasado siglos cazando a los no-muertos para mantener a su gente a salvo, así como a los seres humanos. Había sobrevivido dignamente cuando otros habían optado por renunciar a sus almas. Sin embargo, no había ningún grupo de rescate. No había cazadores apresurándose a salvarlo. Él fue gravemente herido. Ella sintió cuánto, antes de que él mismo se desvinculara de ella para protegerla de su dolor o de su muerte. Dimitri era estoico acerca de la vida o la muerte. Él era un cazador de los Cárpatos y había estado alrededor por siglos, protegiendo a los inocentes de los vampiros. Su linaje era complicado, pero para todos los efectos, ella era humana. Los Lycans no esperarían a una adolescente, a una chica humana para montar una operación de rescate de un Cárpato. Ella tenía el factor sorpresa de su lado. Eso, además de buenos amigos, amigos de confianza y con muy potentes, pero no probadas, habilidades. Skyler tenía fe en sí misma. Ella conocía cada fortaleza y cada debilidad. Al igual que Josef, ella era extremadamente inteligente y la mayoría de las veces subestimada. Creía que los Lycans la subestimarían, contaba con ello. Nadie comenzaría una guerra por un cazador Cárpato, al parecer, pero sabía que su padre vendría por ella, si alguien dañaba un solo pelo de su cabeza, el mundo Lycan estaría en una pesadilla que no podrían concebir. No sólo Gabriel vendría por ella, sino que también lo haría su tío Lucian. Ella estaba bastante segura de que su padre biológico, Razvan, y su compañera, Ivory, se unirían a la búsqueda por ella. Ellos eran extremadamente letales también. Había satisfacción en saber que si ella resultaba herida o muerta, sería vengada. Nadie, ni siquiera Mikhail Dubrinsky, el príncipe de los Cárpatos, sería capaz de detener una guerra si los Lycans la lastimaban. Ella levantó su barbilla. Dimitri nunca la dejaría en peligro. Él había corrido a su lado al momento de saber que había problemas, él lo había hecho —más de una vez, sólo para calmar sus pesadillas cuando tenía demasiadas en fila. Ella no podía hacer menos por él. Conteniendo el aliento, se volvió para mirar al funcionario abrir con cautela el ataúd. Este crujió ominosamente. Espantosamente. Al igual que en las películas. El sonido hizo que un escalofrío le recorriera la espalda. La tapa se levantó lentamente y, maldita sea Josef, parecía como si se levantara por sí misma. Varga dio un paso atrás, levantando una mano defensivamente. Hubo un silencio mientras la tapa se detuvo. Nada se movía. Podía oír el sonido de un reloj marcando fuertemente. Varga tosió nerviosamente. Él la miró. Skyler puso su mano sobre su boca y bajó los ojos. ¡Josef! Pórtate bien. Skyler estaba en algún lugar entre riendo y llorando con nerviosa tensión. Varga dio un paso de regreso hacia el ataúd y se asomó, con gotas de sudor visibles en la frente. Se aclaró la garganta. —El ciertamente parece bastante robusto para un hombre que se dejó morir de hambre. Lo mínimo que podrías haber hecho era hacerte lucir demacrado, si querías que él creyera tu absurda historia, reprendió. Skyler presionó un pañuelo a su boca. —Hicieron un buen trabajo en la funeraria. Yo especialmente les pedí que se aseguraran de que él se viera bien para nuestra madre. Varga apretó los labios y estudió el cuerpo. Él sospechaba de algo, pero ella no estaba segura de qué. Claramente había un cadáver en el ataúd. ¿Sospechaba que ella traficaba drogas? ¿Armas de fuego? Si era así, eso no auguraba nada bueno para lo que tenía planeado. Tenía que parecer una ingenua, una joven adolescente que podría ser un poco boba. Ella contuvo el aliento cuando alcanzó la tapa de la caja del ataúd y lentamente la cerró. —¿Hay alguien que venga por usted?, —preguntó Varga mientras cerraba la tapa del ataúd y miraba su reloj. No puedo quedarme. El suyo fue el último avión en entrar. —El amigo de mi hermano hizo arreglos para que un camión nos recogiese. Estará aquí en cualquier momento, —le aseguró Skyler solemnemente. Muchas gracias por toda su ayuda. —Puedes esperar aquí, —dijo Varga con voz amable. Volveré en un par de horas y cerraré. —Él miró alrededor del edificio en ruinas. No era nada más que cuatro paredes de metal, en gran parte oxidado, en algunas partes tanto que había agujeros. No es que haya mucho que cerrar. —Volvió a mirar el reloj. Esperaría con usted, pero tengo otro trabajo al qué ir. Ella le dirigió una sonrisa triste. —Está bien. En serio. Él estará aquí en cualquier momento. —Varga le dio una última mirada y salió del edificio destartalado, dejándola allí sola con el ataúd cerrado. Skyler esperó hasta que vio a su coche irse y las luces desaparecer por completo en el camino. Echó un vistazo cuidadoso alrededor. Parecía estar sola. —Josef, puedes dejar de hacerte el muerto, —dijo Skyler, su voz llena de sarcasmo. Golpeó la tapa del ataúd con el puño. ¿Muerte por un corazón roto? ¿En serio? ¿No se te podía ocurrir otra cosa, cualquier cosa, como digamos, más realista? La tapa del ataúd se abrió con la misma serie de crujidos y chirridos ominosos de película de horror que había usado cuando Varga había abierto la tapa. Se hizo el silencio. El corazón de Skyler latió lentamente. Se inclinó sobre el ataúd y miró al joven que yacía como muerto, con los brazos cruzados sobre el pecho y los ojos cerrados. Tenía la piel pálida como de porcelana y su pelo en punta n***o con las puntas teñidas de azul que se destacaban rígidamente contra el telón de fondo blanco. —Te ves increíblemente robusto para un hombre que se murió de hambre, —dijo con sarcasmo, imitando al funcionario. Podrías haber echado a perder todo con tu absurda historia. Los ojos de Josef se abrieron dramáticamente. Fingió un acento mientras lentamente se erguía. —Me vendría bien una gota de sangre o dos, querida. Ella le dio un golpe en la cabeza con sus papeles. —El funcionario de aduanas no creía que tuviera veinticinco años. Josef le dirigió una sonrisa arrogante. —No los tienes. Tienes apenas diecinueve años, y cuando Gabriel y Lucian averigüen lo que hemos hecho, los dos vamos a estar en más problemas de los que ninguno de nosotros jamás haya estado. —Hizo una pausa, la sonrisa desapareció de su boca. Y yo he estado en un montón de problemas. —No teníamos otra opción, —dijo Skyler. —No te hagas ilusiones, Sky, siempre hay una opción. Y tú no eres la persona que ellos van a matar. Voy a ser su objetivo principal. Cuando Gabriel y Lucian vengan a buscarte, y lo harán, —dijo Josef. Te encontrarán. Ellos tienen una reputación por una razón. Si nosotros realmente hacemos esto, cada cazador Cárpato estará fuera buscándonos. Su padre, Gabriel era extremadamente poderoso, un legendario cazador Cárpato. Su tío Lucian, gemelo de Gabriel, había ayudado a crear esa leyenda entre la gente de los Cárpatos, y cuando ellos descubrieran que se había ido, por supuesto que vendrían tras ella. —¿No era ese el punto?, —respondió Skyler con un pequeño encogimiento de hombros. —Para el momento en que se despierten y se den cuenta de que nos hemos ido, tendremos una buena ventaja. Deberíamos ser capaces de encontrar a Dimitri. —¿Te das cuenta, —dijo Josef, flotando fuera del ataúd, de que esto podría muy bien provocar un incidente internacional? O peor aún, ¿una guerra? Una guerra abierta. —Tú estuviste de acuerdo en ayudarme, —dijo Skyler. ¿Has cambiado de opinión? —No, eres mi mejor amiga, Sky. Dimitri probablemente me odia y desearía que yo estuviera muerto, pero él es tu compañero y ha sido literalmente arrojado a los lobos. — Josef le dirigió una pequeña sonrisa, satisfecho con su juego de palabras. Por supuesto que voy a ayudarte. Yo te ayudé a idear este plan, ¿no? Y va a funcionar. —Dimitri no te desprecia Josef, de hecho, se alegra de que seas mi amigo. Hemos hablado de ello. Él no es así. —Skyler hizo una mueca. Tú sabes muy bien que él sabe que pienso en ti como un hermano. Él te defendería con su vida.Josef le sonrió. —Perdóname por despreciarlo sólo un poquito. Él es guapo, inteligente, un antiguo cazador y tu compañero. Destruyó todos mis sueños y fantasías acerca de ti. No me atrevo siquiera caminar en esa línea de pensamientos o él lo sabría. Skyler entorno sus ojos. —Por favor. Si hasta yo sé que no piensas en mí de esa manera, Josef. Tú puedes ocultar un montón de cosas, pero no eso. No hay fantasías y tampoco sueños destruidos. Tu compañera no ha nacido todavía o, —ella le sonrió traviesamente, ella probablemente sea una de las hijas de Gregori. Él gimió y se golpeó en la frente con la palma de la mano. —Que una maldición caiga sobre ti para siempre por pronunciar esas palabras, por poner esa idea en el universo. Ni siquiera pienses en eso, y mucho menos lo digas en voz alta. ¿Te imaginas a Gregori Daratrazanoff como suegro? Joder, Skyler, ¿realmente quieres verme muerto? Ella se echó a reír. —¡Eso te vendría bien, Josef, sobre todo después que pusiste que moriste de un corazón roto en los papeles! —Podría suceder. Soy un romántico, ya sabes. Dimitri cree que soy un niño, al igual que todo el mundo lo hace, lo que probablemente está bien, porque de lo contrario él me vería como un rival. —Tú te tomas un gran esfuerzo para mantenerlos a todos pensando que eres un niño, —le señaló Skyler con una pequeña sonrisa. Te gusta que te subestimen. Eres un genio, Josef, y no dejas que ninguno de ellos vean tu verdadero yo. Deliberadamente los provocas. Su sonrisa se ensanchó hasta que parecer positivamente travieso. Sopló sobre sus uñas. —Eso es muy cierto. No lo niego. —Su sonrisa se desvaneció. Pero esto es muy diferente a las bromas que generalmente les hago. Esto es grande, Skyler. Sólo quiero que tú entiendas lo que está en juego. —Por supuesto que sé lo que está en juego. —Tu familia es una de las más poderosas familias legendarias de nuestro pueblo. — Él frunció el ceño. Lo que me recuerda, ¿por qué nunca te refieres a Gregori como tu tío? Él es un hermano de Lucian y Gabriel, por lo que técnicamente, es tu tío. —Supongo que nunca pensé en ello. No lo sé. Nosotros estamos en Londres y él está aquí en las Montañas de los Cárpatos y nunca ha mostrado gran interés en mí. —Él es un Daratrazanoff, créeme Sky, él está interesado en ti. Si desapareces, tu familia va a venir a buscarte y estarán en pie de guerra. Toda tu familia, especialmente Gabriel. —¿Tienes miedo de mi padre?, —preguntó Skyler. —Tengo noticias para ti, cariño, todo el mundo tiene miedo de tu padre, y si no, deberían hacerlo, sobre todo cuando se trata de ti. ¿No te has dado cuenta de lo protector que es él contigo? Tu tío Lucian es igual de malo, si no peor y si alguien se mete con uno de esos hombres o con cualquier persona que amen, responderán ante los dos. Skyler se mordió el labio. —Lo siento, Josef, por ponerte en esta posición. No puedo echarme atrás. Tengo que encontrar a Dimitri. Sé que puedo hacer esto. Este plan es perfecto, y ambos sabíamos y contábamos con que Gabriel y Lucian vendrían tras de mí. Puedo seguir desde aquí por mí misma, realmente puedo. Josef se echó a reír. —Ahora sí que has perdido la cabeza. Si te dejo hacer esto sola, ellos realmente me matarían. No, estamos aquí y tenemos que llevarlo a cabo. Creo que eres la única persona que podía sacar esto adelante. Pero Skyler, si te metes en problemas, esto realmente va a comenzar una guerra. Lucian y Gabriel no van a retroceder si alguien te hace daño, o si eres capturada. No les importará lo que diga el príncipe. Van a ir tras de ti y nadie se interpondrá en su camino. Será mejor que entres en esto sabiéndolo. Tienes que saber las consecuencias y estar dispuesta a enfrentarte a ellas. Skyler apretó los labios. No había pensado en otra cosa desde que ella y Josef habían ideado el plan. —Dimitri es un buen hombre. Podría haberme reclamado, llevarme lejos de mi casa y de la única estabilidad que había conocido jamás. Yo no habría sido capaz de resistirme a él, la atracción entre compañeros es demasiado fuerte. Pero él no lo hizo, Josef, no importa el terrible costo que tuvo para él. No insistió en reclamarme o en unirnos. No fue porque tuviera miedo de Gabriel. Él nunca ha tenido miedo de Gabriel. Josef hizo un gesto con la mano hacia el ataúd y la tapa crujió al cerrarse. —Lo sé, — admitió en voz baja. —Él sabía que yo no estaba preparada, que necesitaba tiempo para encontrarme a mí misma y superar... todo en mi pasado. —Skyler agachó la cabeza, por lo que su gran cantidad de cabello sedoso le cubrió la expresión. —No lo hagas, Sky, —dijo Josef. Somos los mejores amigos. Lo que te pasó no fue culpa tuya y tú nunca deberías sentirte avergonzada por ello. —No me avergüenzo, bueno, no como tú piensas. Creo que Dimitri es un gran hombre y se merece una compañera que pueda encajar con él en todo. Yo aún no soy esa mujer. Quiero estar con él, siento que lo necesito tan fuertemente como lo hace él. Esa sensación crece en mí todos los días. —¿Crees que él te echaría en cara tu pasado?, —preguntó Josef. Skyler sacudió la cabeza. —No, él a menudo está lo suficientemente cerca para hablar conmigo en la noche cuando no puedo dormir. Hablamos mucho por la noche. Me encanta su voz. Es muy amable conmigo, nunca exigiendo. Sé que es difícil para él. Puedo sentir su lucha, aunque lo escondió de mí al principio. No se puede estar en la cabeza de otra persona sin que eventualmente lo veas todo. La oscuridad amenazaba con tragárselo todo el tiempo, sin embargo, nunca me dijo nada, nunca trató de apresurarme. Ciertamente no me condena porque yo sea demasiado joven —y esté demasiado asustada. Dimitri no me juzga. —Nadie lo hace, cariño, —señaló Josef. Tú eres la única que es tan dura contigo misma. Yo especialmente amé la etapa en la que teñías tu cabello constantemente. Te tomó un poco de tiempo para encontrarte a ti misma y sentirte cómoda con quien realmente eres.Skyler enarcó su ceja. Su mirada apuntaba directamente al n***o pelo en punta de Josef rematado en azul. Su sonrisa era contagiosa, revelando hoyuelos gemelos cerca de su boca. —Esto es lo que soy. Me percaté hace mucho tiempo. Me gusta mi pelo con puntas azules. —Porque así nadie va a adivinar lo listo que eres. Están demasiado ocupados mirando tu pelo y los piercings que te pones en ocasiones solo para molestarlos a todos, — lo acusó, riendo suavemente. Te quiero, Josef, sabes que lo hago, ¿no es así? —Sip. Es por eso que estoy aquí, Sky. No tengo a muchas personas que se preocupen por mí. Si tú dices que me necesitas, Yo iré. —Él apartó la mirada de ella. Skyler le puso la mano en su brazo. —Hay muchas personas que se preocupan por ti, Josef, es simplemente que tú no les dejas acercarse. Si le dieras una oportunidad a Dimitri, creo que él sería un buen amigo para ti. Yo sé que lo sería. He hablado con él muchas veces acerca de ti. —Pensé que no lo habías visto desde que estuviste en las Montañas de los Cárpatos. —Él pensó que sería mejor si nos quedábamos lejos el uno del otro. Sabía que iba a ser muy difícil para él estar conmigo físicamente cerca de él, pero iba y venía a Londres cuando necesitaba oír mi voz. —¿Lo sabía Gabriel?, —preguntó Josef. —Probablemente. No me preguntó por ello, pero me daba cuenta que cuando Dimitri estaba cerca, Gabriel se quedaba más cerca. Y cuando Gabriel no estaba conmigo, lo hacía Francesca. Hubo momentos en que el tío Lucían y la tía Jaxon colgaban alrededor.

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