Continuó diciendo: —Señor Nathan Browning de la Corporación Browning, creo que esta carta es una amenaza dirigida a mi empleada Jay-la, le informo que he utilizado mi habilidad y autoridad como fiscal para dejar claro que creo que usted es el principal sospechoso de su secuestro, que la ha llevado en contra de su voluntad y cuando descubra la verdad, y la descubriré. Todo mi equipo vendrá por usted y su corporación.
No debe sufrir ningún daño la señorita Freeman y debe devolverla inmediatamente. No deje a sus 3 hijos sin madre.
Gracias a la diosa por Eric Stanton y su maldita terquedad, el hombre pensaba que era intocable y podía decir lo que quisiera cuando quisiera, por una vez, estaba contenta de que no solo fuera su jefe, sino también alguien familiar para ella. No podía estar más feliz por su necesidad de controlar todo y a todos a su alrededor y su actitud de asumir el mando. Lo abrazaría si alguna vez volvía a trabajar.
Jay-la también elevó una oración silenciosa a la diosa de que no había tenido la presencia de ánimo de recoger esa carta cuando se marchó, no la dejó a propósito, simplemente salió de su oficina llena de temor y angustia sin pensar en cogerla.
Ahora Eric estaba usando esa carta como evidencia y había dado justo en el clavo, estaba exactamente donde él pensaba que estaba y con quien afirmaba que la tenía. Aunque cómo la policía federal humana la iba a recuperar de la sociedad de los hombres lobo, no tenía ni idea.
La habitación se quedó en silencio, la televisión se apagó, escuchó al Alfa Nathan maldecir en voz alta, Jackson bufó un momento después, todos estaban hablando a través de su vínculo mental acerca de lo que ella no sabía, probablemente sobre lo que debían hacer acerca de la conferencia de prensa. Jay-la estaba curiosa pero tendría que esperar.
Sus lágrimas habían dejado de caer con la esperanza de que Eric pudiera salvarla. Había trabajado para él toda su carrera. Había hecho prácticas en su bufete de abogados durante los últimos 2 años de su carrera, sin permitir que el embarazo o el nacimiento de sus trillizos interfirieran en su trabajo. Él había quedado más que sorprendido cuando supo lo embarazada que estaba y las largas horas que seguía trabajando, esforzándose tanto por ser su becaria, trabajaba hasta altas horas de la noche decidida a no ser débil frente a él. Decidida a no perder su carrera, la necesitaba para mantener a sus hijos.
Su determinación tenaz lo intrigó, terminó su título con las mejores calificaciones, incluso después de dar a luz a los trillizos, estudió duro y constantemente. Él se sorprendió mucho más al saber que podía hablar fluidamente mandarín, francés y coreano. Tenía habilidad para los idiomas y actualmente estaba aprendiendo alemán en su tiempo libre.Eric ahora sabía que Tony y Lauren habían intervenido para ayudarla, ya que no parecía tener familia, la acogieron como suya. Jay-la había aprobado el examen del Bar, de hecho lo había aprobado con brillantez, y él le había ofrecido un trabajo tan pronto como se conocieran los resultados. Ahora, aquí estaba tratando de ayudarla nuevamente.
—Quítale las esposas—, escuchó a Nathan Alfa decir con brusquedad, lo que la sacó de sus recuerdos de Eric. Jackson sacó una pequeña llave y la giró para liberar las esposas. En el momento en que se las quitó, el ardor en su piel cesó y se frotó las muñecas para aliviar el dolor. La única parte de su cuerpo que no estaba herida eran las manos, ya que habían estado atadas detrás de ella todo el tiempo.
Jackson le dio vuelta para que lo mirara y Jay-la vio cómo sus ojos grises volvían a nublarse. Miró a los dos alfas en la habitación y notó que estaban teniendo una conversación telepática, ella no estaba atada y nadie la estaba mirando en ese momento. Ahora o nunca, pensó para sí misma.
Este es mi deseo de morir. Jay-la respiró lentamente y se preparó para la pelea de su vida.
Golpeó con fuerza la entrepierna de Jackson con su rodilla, lo cual también le causó dolor debido a sus heridas, luego se dio la vuelta y corrió lo más rápido que pudo fuera de la oficina. La puerta todavía estaba abierta desde que el Alfa Blaine había irrumpido en la habitación y ella sabía por experiencia que la puerta principal de la casa de la manada probablemente también estaría abierta, solo se cerraba cuando la cerraban por la noche. Corrió tan rápido como pudo hacia las puertas principales, rezando para que todavía estuvieran abiertas.
Mientras corría por su vida, en su mente gritaba para qué Kora despertara. Finalmente pudo sentirla al borde de su mente, lejos en la oscuridad. Necesitaba a su loba mas que nunca, su velocidad, su fuerza y resistencia, su ferocidad y determinación para protegerla y sacarla de aquí para volver con sus cachorros.
—KORA—, gritó una y otra vez, tratando desesperadamente de despertar a su bestia interior, hasta que finalmente sintió como su loba despertaba. —AYÚDAME—, gritó Jay-la en su mente a su loba para transmitirle la urgencia.
Kora se precipitó hacia adelante para evaluar la situación y su entorno, miró hacia atrás y vio a Jackson y Stephen corriendo detrás de ella y acercándose rápidamente, sus lobos Apollo y Rafe aportando toda su velocidad. Un gruñido salió de ella y luego se lanzó hacia adelante, dando toda su velocidad, poder y fuerza a su cuerpo compartido. Se desplazaron rápidamente. Kora siempre fue rápida, pocos podían atraparla en campo abierto.
Una parte de Kora se sentía emocionada y exaltada de usar todo lo que tenía, otra parte se sentía feliz de ser perseguida por dos que sabía que nunca la atraparían, incluso se rió feliz de poder correr tan rápido como pudiera. Algo que no había podido hacer en años, correr a toda velocidad y estar al frente y en control realmente la emocionaba y hacía feliz.
Sin embargo, ser perseguida por lobos de su propia manada no le impresionaba. —¿Cómo?—, preguntó ella mientras corría por el camino.
—Drogada, acónito y plata, secuestrada—, le informó Jay-la.
Un gruñido furioso surgió desde dentro de ella mientras la ira llenaba a su loba. —¿Cachorros?
—En casa, solo nosotros. Parecen no saber de ellos, hasta ahora.
—Hasta ahora?
—Tuve que suplicarle al Alfa Blaine, decirle que teníamos hijos, él insistió en verlos con su don.
Kora guardó silencio, pero impulsada por la necesidad de saber que sus cachorros estaban a salvo, aumentó aún más su velocidad. Con el paso de los años, había mejorado su rapidez, aunque solo era liberada cada 3 o 4 meses, había crecido junto a Jay-la.
Finalmente, la entrada de la manada se divisa y, para su sorpresa, está abierta y hay un coche policial federal humano estacionado justo allí en el camino de entrada. Observó como un hombre vestido con un sencillo traje n***o bajó del coche y la miró fijamente, completamente sorprendido de verla, probablemente nunca pensó que ella realmente estaba allí o que se lo habían comunicado los guardias de la entrada.
Ella gritó pidiendo ayuda. Lo vio sacar su arma y levantarla en su mano, pero no apuntó hacia ella, sino detrás de ella. Para su alivio, escuchó los pasos de Jackson y Steven disminuir y detenerse por completo, no la perseguirían mientras los federales humanos estuvieran a la vista. No después de esa rueda de prensa que Eric había dado, que la Diosa lo bendiga.
—No nos cures a nosotras cuando nos detengamos—, advirtió Kora.
—Pruebas—, acordó Kora. Ambas eran inteligentes, lo que Jay-la había estudiado también lo había hecho Kora, sus intereses estaban alineados. Corrió directamente hacia los brazos del otro humano que había salido del coche y se derrumbó en su pecho, sollozando como una joven aterrorizada que corría por su vida de sus secuestradores hacia los brazos de un rescatador.
Mientras subía al coche, volvió la mirada hacia el camino de la manada, Jackson y Steven estaban parados allí observándola. No dudó en meterse en el asiento trasero del coche. Solo esperaba que no persiguieran y mataran a los humanos que estaban con ella para recuperarla, en el momento en que se alejaron.