Punto de vista de Jay-la Una vez más la esperaban en su oficina. —Sabes que algún día podría no venir a la oficina. —Nos daríamos cuenta—, respondió Jackson perezosamente. Estaba apoyado en la puerta de su oficina, lucía aburrido, así lo recordaba de sus días en la manada, relajado y sin preocupaciones, su postura normal. —¿Te divirtieron, no?— se rió. Estaba tan relajado que seguro lo habían hecho, pensó para sí misma. Él levantó una ceja, pero no dijo nada. —¿Qué quieren? —¡Salir a cenar esta noche! Stephen y yo pensamos que podríamos cuidar a los niños. —No. —Sí, Jay-la—, dijo calmadamente, —podría pasarles algo mientras tú estás fuera por horas. —¿Es una amenaza, Jackson?— preguntó ella. Él suspiró y negó con la cabeza. —Jay-la, me conoces desde que naciste, ¿crees que dañarí