— ¡Maldición! Sal de mi cabeza — Le grito y me vuelvo hacia él y lo empujo.
— El alfa puede comunicarse telepáticamente con su luna, que quiere decir, su pareja destinada — Me dice con tranquilidad.
— ¿Y solo puede hacerlo con ella? ¿Con su pareja destinada? Dime la verdad — Pregunto intrigada y molesta; empieza a cansarme con eso de la pareja destinada, eso ni siquiera es amor.
— Puede hacerlo con personas cercanas; por ejemplo, yo puedo hacerlo con Lorenzo y Alondra, pero debo estar cerca a ellos. Cuando cambiamos de forma podemos comunicarnos de esa manera entre lobos — Lo miro con fijeza, no quiero que me mienta.
— Bueno, entonces Alondra podría ser tu pareja destinada — Me tranquilizo al pensar que puede comunicarse con otra mujer y puede casarse con ella.
Aunque de inmediato pienso en Lorenzo y en lo que acaba de pasarle a Alondra que quizás no podrá tener hijos y me doy cuenta de lo estúpido de mi idea.
— Eso no funciona así, Nala. A ti puedo escucharte, aunque te encuentres a muchos kilómetros de distancia, es más, en los últimos días te he estado escuchando — Parpadeo impresionada.
¿Ha escuchado lo que he pensado y no me dijo nada? ¿Sabrá lo que pienso de él? ¡Mierda! Estoy volviendo a pensar en él y va a escucharme.
¡Creo que detesto esto de la telepatía!
— No es como si tuviese línea abierta y escuchase todo lo que dices, lograrás controlarlo y comunicarte conmigo de manera consciente — Me dice y aunque no logra tranquilizarme del todo, saber que puedo llegar a decidir que compartir o no con Ónix es de gran ayuda.
— Pero solo eso no puede significar que yo sea tu pareja destinada y además ¿Eres tú quien decide? — No creo que sea como un flechazo de Cupido. Espero que ahora no vaya a decirme que Cupido en realidad sí existe.
— Fue mi lobo — Me dice y baja la mirada.
— ¿Cómo? — No comprendo de lo que habla.
— Mi lobo te ha elegido — ¿Qué diablos? — En realidad, convivo con mi lobo, sus instintos son más básicos y él escoge su pareja destinada y no hay cambios ni devoluciones, es para toda la vida — Apoya su musculoso cuerpo contra la pared y cruza sus brazos.
— ¿Tu lobo se ha enamorado de mí? — Pregunto con cautela. No entiendo mucho de lobos, mi hermana era la experta.
— Te ha elegido — Me dice sin responder a mi pregunta.
— Sí, pero elegir no es lo mismo que enamorarse, no vas por ahí casándote con alguien que conoces muy poco, porque un lobo lo ha decidido ¿Y si no estás de acuerdo? — Le pregunto.
— Lo que yo opine no es importante, él y yo somos uno — Me dice y tengo la impresión de que él tampoco quiere esto.
— Tú tampoco quieres casarte — Afirmo.
— Eso es irrelevante, Nala. Debemos casarnos en luna llena y hoy será la última de este ciclo y no podemos darnos el lujo de esperar otra — Parece que empieza a perder la paciencia, pero a mí me importa un rábano como se sienta; no voy a tomar una decisión tan importante a la ligera.
— ¿Y por qué tiene que ser ahora? Puedes casarte en otro momento, imagínate que no me hubieses conocido hace unos días, sino mañana — Le digo sin mezclarme en lo del matrimonio. Puede casarse con una mujer loba, por ejemplo. He visto muchas muy bonitas.
— Las uniones en luna llena son más poderosas y te conocí cuando estaba destinado a pasar — No entiendo por qué Ónix piensa que sus explicaciones son claras y además se la pasa hablando del destino.
¿En realidad cree en eso?
"Eso tampoco es irrelevante, así estaba escrito y así debía suceder"
¡Mierda! Otra vez ha escuchado lo que pienso.
"Ónix, sal de mi cabeza"
"De acuerdo"
— E imagino que necesitamos fomentar nuestros poderes y todas esas chorradas que me has contado — Continuo mi conversación como si no me hubiese interrumpido de manera mental — Vale, comprendo, pero no voy a casarme — Me dirijo hacia la puerta y en segundos Ónix me toma del brazo y me pega a su cuerpo.
— Vamos a casarnos y tendremos un hijo — Me susurra con sus labios cerca a los míos y yo solo deseo que me bese — Igual, no creo que sea muy difícil procrearlo — No puedo creer lo que acaba de decir.
Acerco mis labios a los suyos y un segundo después, tomo aire, abro la boca y muerdo con fuerza su labio inferior.
— ¡Maldición, Nala! ¿Te has vuelto loca? — Exclama alejándose de mí.
— No más de lo que tú lo estás con tu dichosa profecía. No soy tu pareja destinada o lo que sea y no voy a tener un hijo contigo, porque no voy a tenerlo con nadie — Grito.
— ¿De qué estás hablando? — Me pregunta intrigado mientras pasa la lengua por su labio inferior y yo cierro las manos en puños al querer hacerlo por él.
¡Estoy completamente perdida!
— Nunca voy a tener hijos — Cierro los ojos e intento contener las lágrimas.
— ¿No puedes tenerlos? — Su voz ha cambiado, ahora es más suave, parece un poco comprensivo.
— No quiero. He decidido no tener hijos ¡Nunca! — Abro la puerta y salgo de la habitación.
— Nala, espera. Esto no es un capricho, la profecía es real y no podemos tirar todo por la borda porque decidiste no tener hijos —
Me dice tomándome de los hombros y obligándome a mirarlo a los ojos.
Nos encontramos en un amplio corredor, bastante alejados del salón, desde donde se escuchan algunos murmullos. Al parecer han llegado más personas, así que hablo bajo, porque no quiero que nadie se entere de esto.
— ¿Y yo debo tirar mi vida por la borda y hacer lo que no quiero porque tu lobo ha decidido que yo sea tu pareja? ¿Eso no te parece un capricho? ¡Ni siquiera me amas! — Le digo bastante afectada e intento contener mis lágrimas.
— No estamos hablando de amor, esto es algo más allá, es nuestra responsabilidad, nuestro destino. ¡Debemos hacerlo! — Me dice.
— Yo no debo hacer nada que no quiera; yo quiero amor, quiero casarme por amor y con alguien que no desee tener hijos, como yo — Le repito mientras me limpio una lágrima traviesa.
— Podrías reconsiderarlo — Me dice.
Parece cansado y que se ha dado por vencido, es que no lo entiendo. Quiere destrozar su vida por algo que no se sabe si es real y además insiste en hacer algo que ni siquiera él quiere hacer.
— No. No voy a hacerlo — Parpadeo esperando su respuesta.
La intensidad de su mirada me hace estremecer y sentir vulnerable y no quiero sentirme de esta manera, no después de que, en los últimos días y sin poder comprenderlo, me la he pasado sintiendo las emociones de varias personas y me han agotado emocionalmente.
— ¿Qué te ha hecho tomar una decisión tan radical? — Mi respiración se detiene, porque no deseo responderle y sentirme más herida de lo que ya lo estoy.
Le he pedido hablarme con la verdad, así que yo también debería hacerlo, solo que no quiero sentirme tan expuesta y necesitada.
— Nala, por favor, respóndeme. No tenemos tiempo y en menos de una hora cambiaré de forma y en unas pocas horas la luna llena desaparecerá — Su comentario me hace sentir mal, porque si llegase a tener razón y ocurriese algo muy malo, me sentiría muy culpable.
— Amara Mantegna, mi madre, me ha hecho tomar esa decisión, porque ella nunca quiso tenerme, nunca me amó — Pensar en mi madre duele, muchísimo.
— Nala, no lo sabía y comprendo que te sientas de esta manera, pero lo que está sucediendo …
— Alfa Ónix, tiene que ver las noticias, su madre me ha enviado a buscarlo con urgencia — Nos volvemos a mirar a un chico de unos quince años con las mejillas ruborizadas.
— Vamos — Le digo a Ónix cuando soy consciente que va a reprender al chico por interrumpirlo.
Llegamos al salón y contra la pared se proyecta lo que parecen las noticias y se pueden ver las imágenes de un edificio en llamas, la imagen luego cambia y aparece una zona de casas residenciales de igual manera en llamas y la gente en la calle o corriendo en pánico.
La imagen se repite y en el titular puede leerse que cinco incendios en cinco grandes ciudades han empezado de manera casi simultánea, ocupando todo el cuerpo de bomberos de los alrededores.
— ¡Alfa Ónix! ¡Alfa Ónix! — Dos chicos llegan corriendo despavoridos y agitados — Algunas casas de los Rangers Rígidos se están incendiando y un amigo de una manada en el sur ha publicado que en su pueblo se incendiaron varias casas, pero al perecer han logrado controlar todo — Ónix se vuelve a mirarme y luego mira a su madre y al anciano sabio y tengo la impresión de que me están ocultando algo.
Pienso en el hombre sin esencia y en lo que sucedió en mi casa, en su mirada llena de odio y en su advertencia; me dijo que si no le devolvía lo que él quería nos destruiría a todos.
Pero al parecer es un humano y no podría estar en más de cinco lugares diferentes del país, a menos que tenga a diferentes personas que le ayudan o que no sea humano.
De súbito, empiezo a sentir calor, mucho calor y el dolor es tan fuerte que empiezo a gritar.
— ¡Ónix! Las últimas casas del pueblo han empezado a quemarse — No tengo la menor idea de que ha pasado o como lo sé, pero he sentido el dolor y la angustia de alguien que conozco — ¡Oh por Dios! Arcas se encuentra en ese lugar — Sin pensarlo, corro hacia el final del pueblo, sin esperar a ser seguida por Ónix o los otros miembros de su manada.
No voy a perder a Arcas como perdí Draco.