Xandría se sentía agotada, su cerebro iba a reventar y no dejaba de mirar el techo de la habitación donde la habían instalado, no dejaba de pensar en la mirada provocadora que la Presidenta le dedicó al darle las buenas noches en la puerta de madera, en la habitación había otra cama vacía que no parecía estar en uso. La cama era de madera oscura cubierta con una cobija azul claro y me acomode luego de cambiarme la ropa para dormir pensando en arreglar luego mis maletas caí tendida sobre el colchón mullido. Recordé, afortunadamente, una bolsa de Doritos en mi bolso de mano y lo destapé saboreando el colorante naranja mientras mi mente revivía los sucesos del día, era todo tan enredado que rondaba lo absurdo. Al otro día, Xandría despertó dándose una buena ducha, agradeció el baño individua