Priscilla la llevó tomada de la mano hasta una parte más profunda en la construcción del medio bosque donde estaban, llegaron a una disimulada entrada en la construcción que tenían las Superiores. Caminaron entre habitaciones hasta una en específico de la que la Señora tenía llave. -Quítate los zapatos al entrar- pidió y la chica obedeció sintiendo el placer del frío suelo en sus adoloridos pies. Admiró el lugar y aunque la sala se veía convencional y elegante, al ser llevada por la Ama a la habitación, era otro cuento. una estructura parecida a una equis de madera con cadenas y argollas de cuero estaba lista para ser usada, y con nervio, caminó hasta ahí cuando la señora se lo indicó. -Primero necesito que te quites el vestido, sumisa- ordenó aunque sus mandatos no fuesen en un tono gr