Pov. Malik Esta situación no tenía ni pies ni cabeza, por lo que no pude evitar reírme cuando comenzó a caminar ocasionando que girara su rostro enfurecida y me mirara molesta. Levanté mi mano deteniéndola. — No entiendo de qué te ríes —siseo —, esto no tiene nada de gracioso, Malik, al contrario —levantó las manos — ni siquiera tiene lógica lo que haces —su voz comenzó a elevarse —. Me odiabas —me apuntó con su dedo —, creías lo peor de mí y ahora te interesa cuidarme ¿Acaso no ves lo absurdo qué es eso? Tenía lo suyo. Era ilógico, pero con ella parecía con correcto, todo se veía correcto. — No, no veo el absurdo —mentí —, creo que las personas podemos encariñarnos con otro en solo un momento —me paso con ella, aunque la situación fuera tan rara —, uno no decide cuando sucede, s